Sipnosis

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-Hiccup Haddock-

Siempre he creído que este mundo esta tan podrido como su gente. Qué más da si eres mafioso, político, estudiante, o simplemente un ser humano existente.

Cuando era pequeño tenía muchos sueños claro como cualquier otro niño, solo quería crecer para poder largarme lejos de toda la mierda que me rodeaba, pero valla ironía. Todos mis sueños cada uno de ellos se fueron al carajo desde que tuve que hacerme cargo del cartel inicie en esto desde muy pequeño. Termine mis estudios a la vez que sacaba adelante a mis hermanos, que se se convirtieron en mi responsabilidad, eran mi prioridad dejando de lado la mafia, jamás me peso cuidarlos, nunca me queje sobre tener que estar día y noche cuidando que nada les faltara. Al final los tres logramos salir adelante, los tres crecimos dentro de este negocio siendo los mejores en este trabajo

Desde el momento que inicie como
jefe de la mafia jure que en mi vida jamás iba a ver lugar para el amor, siempre lo tuve presente todo el tiempo, y a medida que crecía me iba convirtiendo en una persona sin escrúpulos, no me importaba si tenía que matar a alguien que me estorbara, que me debiera, que me traicionara o quisiera matarme. Era tan satisfactorio Era un completo mounstro, ¿creen que alguien me querría de esta forma?, por supuesto que no. A excepción de mis hermanos, todos los demás me odiaban, solo querían matarme para quedarse con mi puesto, lo cual jamás pasará, nadie puede conmigo
Las mujeres con las que he estado a lo largo de mi vida solo fueron simples promiscuas nada de otro mundo con las cuales pase un buen rato a cambio de dinero claro con ninguna salía más de dos veces, ni mantenía una relación más allá del sexo, no me interesaba algo formal

Mi vida estaba en el completo orden que yo quería, hacía lo que quería sin que nadie me llevara la contra, las cosas eran como yo quería, y justo cuando pensé que no necesitaba nada más y que no quería a nadie basto una mirada, algo paso ese día

Es increíble toda mi vida negándome al amor para que en un segundo me enamorara de aquella chiquilla. -¡Maldita sea!- me maldecía en mis adentros una y mil veces, quería, la deseaba conmigo y la tendría para mí no me importaría si me cuesta la vida.

Desde ese momento estaba consciente de que a partir de ese día toda mi maldita vida cambiaría y estaba dispuesto a ello, si tengo que cavar mi tumba también lo haría. Estoy dispuesto a aceptar cualquier castigo que conlleve amarla si es que con eso la podré tener a mi lado por resto de mi vida.

El Rey De La Mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora