Capítulo 32: Disfrutando del amor - Revelación a medias

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Ya había trascurrido dos semanas desde que Milk había decidido aceptar de verdad los sentimientos de su novio secreto, dos semanas en las cuales ella cada día que pasaba se enamoraba más y más de él, como él de ella, a pesar de ello, Milk creía que aún no era el momento de comentarle a su padre su relación con el joven de cabello alborotado.

Por su parte Gokú estaba más que feliz, él a pesar de que la pelinegra no se lo dijera aún, sentía el amor de ella hacia él, en su tono de voz, en cada abrazo que se daban, en cada beso. El nombre Isamu, no volvió a mencionarse entre los dos, ahora solo parecían existir ellos dos, y el amor que se tenían, aunque solo uno de ellos lo dijera con palabras.

Isamu por su parte ya había concluido su entrenamiento con el maestro Roshi, y se disponía a viajar a la Capital Oeste, para retar a Vegueta a un combate, y luego de ello ir a Fripan.

Capital Central:

Un apuesto rubio de ojos azules, platicaba por celular, mientras miraba através de la ventana de su habitación el amanecer.

Espero que esta vez luches sin cubrir tu rostro, como lo hacías antes de que de manera sorprendente tus niveles de pelea se volvieran tan asombrosos, escucho.

Así será, luchare sin cubrirme el rostro, no te preocupes, respondió con firmeza Isamu.

Entonces te esperare ansioso en mi castillo, escucho.

Yo también estoy ansioso por esta revancha, agregaba Isamu, mientras continuaba con su plática con el otro príncipe.

Fri pan: "Castillo"

Una pelinegra sonreía disimuladamente al ver al joven de cabello alborotado, hacerle con cautela un corazón con los dedos de sus manos, cuando ella entro al despacho de su padre.

Hija, ¿a qué debo tu presencia en mi ambiente de trabajo?, decía el rey sonriendo.

Solo quería darte los buenos días papá, pronunció la joven princesa, mientras se acercaba a su padre a abrazarlo, al tiempo que le sonreía a su novio secreto.

Milk, mi tierna niña, dijo su padre correspondiendo el abrazo.

Iré al pueblo, agrego la pelinegra.

Si gusta le acompaño, pronunció Gokú rompiendo su silencio, haciendo que el rey pose su mirada en él. Claro si su alteza lo permite, agrego con la mayor calma que pudo.

No, no es necesario, yo puedo ir sola, dijo Milk con calma.

Ya lo dijo mi hija, muchacho, pronunció el rey sonriendo, luego de ello la pelinegra salió del lugar.

¿En verdad no la seguiré?, respondió Gokú con cierta nostalgia, que el rey no logro percibir.

Claro que debes seguirla muchacho, pero ya sabes con cautela, dijo el rey sonriendo.

Si, su majestad, lo sé, contesto con una amplia sonrisa el joven, mientras tomaba un gorro y lentes oscuros y se los colocaba.

Minutos después:

Milk partía en un carruaje al pueblo, mientras en otro carruaje lo hacía Gokú, una vez que llegaron al pueblo, ambos bajaron de los carruajes, y entraron a una tienda, una vez dentro, uno de ellos alcanzo al otro y lo tomo de la mano, mientras lo miraba dulcemente.

Te dije que funcionaria, decía Milk con dulzura, mientras sonreía.

Lo sé, contesto Gokú, con calidez, sacándose el gorro que llevaba puesto y los lentes para ponérselos a la pelinegra.

Tengamos nuestra primera cita fuera del bosque, agrego la pelinegra con calidez.

Si mi niña bella, contesto Gokú, mirándola embelesado.

FLOR SILVESTREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora