Capítulo 15: Terco corazón

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Una joven princesa se ponía de pie tras terminar de desayunar junto a su padre, mientras desde el umbral de una puerta un apuesto joven de cabello alborotado la observaba.

Me imagino que vas al bosque, dijo el rey.

Así es papá, contesto Milk.

Iré con el maestro y Gokú al pueblo a ver lo del gimnasio, acoto el rey, posando su mirada en el apuesto jovencito de cabello alborotado. ¿Llevas rato allí muchacho?, agrego.

¡Buen día su alteza! ¡¡buen día princesa! y no se preocupe, acabo de llegar, contesto el joven.

¿Y el maestro?, respondió el rey.

En el jardín, dijo lo esperaría allá, pero...., decía Gokú.

Como debe ser, los empleados, salvo lo que trabajan dentro del castillo, no pueden andar en este como si fuera su casa, salvo el abuelo, pero él nunca ha querido que lo tratemos de manera especial, por ello, se rige de las normas de los empleados, pero por lo visto a ti te encanta pasar por alto las normas, pronunció la pelinegra.

Hija, no seas tan severa, Gokú iba a decirnos algo más y tú no lo dejaste terminar, ¿no es así muchacho?, agregó el rey con calma, posando su mirada en el nombrado.

Así es su alteza, si yo entre es porque necesitaba decirle y entregarle algo a la princesa Milk antes de que me fuera con usted y el abuelo, respondió Gokú con calma.

Pues para otra vez lo que me tengas que decir y darme, hazlo fuera del castillo, salvo que yo autorice tu entrada,..., contestaba Milk.

Hija, no seas tan grosera, además Gokú es el nieto de nuestro maestro,...., decía el rey.

Por desgracia, agrego la pelinegra, haciendo que su padre la mire preocupado.

¡Milk! agrego el rey.

Su alteza, la princesa Milk tiene razón, yo soy su sirviente y no puedo pasarme sus órdenes, pero con el debido respeto que se merece princesa, no recuerdo que me haya prohibido la entrada al castillo, contesto Gokú.

Milk, iba a responderle algo, pero su padre lo evito, diciendo posando su mirada en la joven princesa: Muchacho, tú y mi maestro no tienen que andar pidiendo permisos si quieren entrar al castillo, lo digo yo el rey, ¿te quedo claro hija?

Sí padre, respondió de mala gana la pelinegra, luego de ello empezó a caminar hacia la salida del lugar, una vez que llego frente al joven de cabello alborotado dijo con molestia: ¿Qué quiere decirme y darme?

Gokú miro al rey, y este a él y su bella hija, tras algunos segundos se puso de pie, mientras agregaba: Te espero fuera muchacho.

¡Bien su alteza! dijo Gokú.

Una vez que el rey se alejó lo suficiente del lugar el apuesto jovencito tomo las manos de la pelinegra, y coloco algo en ellas.

¿Qué te pasa? ¡irrespetuoso! pronunció Milk, soltándose de su agarre, mientras miraba unos pequeños paquetitos de color plateado que estaban en sus manos.

Son chocolates, los preferidos de mi abuelo y también míos, quiero que los pruebes, mientras meditas mi respuesta, dijo Gokú.

¿Meditar mi respuesta?, contesto intrigada la pelinegra.

Sí, ¿Cuándo será nuestra cita?, respondió Gokú.

Nunca, dijo Milk con firmeza.

Ello no puede ser posible, yo te vencí y tú tienes que cumplir tu palabra, ¿por qué eres de palabra? ¿verdad?, ¿o es que me temes tanto que no quieres tener esa cita conmigo?, contesto el joven de cabello alborotado sonriendo.

FLOR SILVESTREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora