Lo que te escribí y nunca te dije.

Un extraño

El reloj marcaba el paso de esa tarde. Cuando te encontré de nuevo.

El destino quiso que nuestros caminos se cruzaran de nuevo.

Habíamos estado perdidos casi un año. Aunque hubiesen parecido muchos.

Y sin más te vi subiendo las escaleras, yo las bajaba.

Sonreíste al verme como quien sonríe al ver a quien esperas, después de tanto tiempo. Nuestras miradas se atraparon. Por un momento volví a ver ese brillo en tus ojos. Hasta que te diste cuenta.

Tu sonrisa se hizo la desaparecida, al verme de la mano de otro hombre.

Mi sonrisa también desapareció al darme cuenta donde ahora dirigías tu mirada.
A lo mejor fue una coincidencia, solo un encuentro al azar, nada orquestado por el Destino. Solo un accidente de la vida.

Pero lo supiste, ahora lo sabías. Alguien más ocupaba tu lugar. Un lugar que seguía siendo tuyo.

Había preferido pensar que ya no lo era más.

Me deje convencer por un cálido beso bajo la lluvia. Por unas bonitas palabras y unas atolondradas mariposas que de vez en vez revoloteaban dentro de mi. 

Por el calor del momento, acepte tenerlo a el. Acepte que fuera él quien ahora pudiera tener el privilegio de estar a mi lado, de abrazarme contra su pecho y besarme en la frente.
Lo cierto es que mi corazón necesitaba del calor del amor. Necesitaba volver a sentir ese fuego abrasador dentro de mí.

¿Acaso suplantarte mi corazón pretendía?

Prefería no pensarlo, ni cuestionarlo.

No quería pensar en que ese ya no era tú.

Ya no seguías siendo el mismo, aunque en el fondo eras todavía mío.
Un breve instante, un breve reencuentro.

Sin embargo te fuiste de nuevo, sin decirme te quiero. Sin un te amo o un te extraño.

Sin querer me recordaste que sigues siendo tu mi dueño.

Para recordarte como en mi más dulce deseo. 

Lo que daría por besarte y que nos fuese solo un sueño.

Quisiera que por segunda vez fueses mi refugio.
Pero otra vez solo fuiste un extraño a quien anhelo.

Solo eso pude ver un extraño, solo eso eres ahora.

Sin siquiera haber dicho adiós. O un :Te he extrañado y te he echado de menos

Eternos amantes, destinados a amarse sin tenerse. A encontrarse, sin pertenecerse

Me niego a pertenecerte y a amarte.

Te miré por última vez esperando que algo sucediera.

Pero seguías sin siquiera moverte. Entonces lo comprendí, debía de seguir mi camino. Debía seguir a su lado y mirar hacia adelante. 
Después de todo solo eres un extraño.