Lo que te escribí y nunca te dije.

Un vínculo

Tú y yo poseemos un vínculo. Uno que no se borra, que no se acabará, que siempre nos unirá.

Tu y yo tenemos un vínculo innegable, uno que no queda para siempre en la mente, en el piel, y el corazón. Estamos unidos desde ese instante en que me entregue a ti. Quizás fue eso... El entregarme por completo a ti, sin miramiento, ni recato.

Tú y yo tenemos un vínculo indisoluble, no puede ser deshecho, ni disuelto. Me tienes y me tendrás siempre.

Un vínculo como el nuestro es difícil de olvidar, sé que no podremos hacerlo, sé que marca nuestra piel, nuestros labios, nuestras almas. Te pertenezco, y quizás siempre lo haré, te has quedado una parte de mí.

Un vinculo así te recordara que nadie se podrá entregar a ti de esta forma, nadie podrá acariciar tu alma, o inmortalizarte con palabras como yo lo hago.

Tenemos un vínculo, aunque lo neguemos, aunque pretendamos que no existe, siempre estará ahí latente, que te hará acordarte de mí, de mis palabras, de mis besos, cuando estés con alguien más.

Aunque pretendamos olvidarnos en otros brazos, en otros besos, al final siempre seremos nuestros. No de ellos.

Debimos de haberlo sabido cuando nos entregamos, debimos saberlo que con el corazón no se juega. Los amores prohibidos son los mejores, los que más te hieren y te calan y arrebatan el alma y el corazón.

Créeme no es necesario que te diga que no te vas a olvida de mí, por que lo sabrás cada vez que alguien te hable de amor y de pasión.

Un vínculo como el nuestro no es efímero, quema y arde porque es pasión, es amor, es locura, es desvarío. Es la mezcla perfecta de ternura y pasión.

Y un vínculo como este se queda en las entrañas, en el alma. No se apaga, ni se acaba.

Pues eres mío y yo soy tuya.