Mi Diablo Guardián

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Recuerdo la primera vez que leí ese libro, había algo que me atraía en el nombre, aunque la protagonista es ella, no él.

Sin embargo me gustó tanto esa idea de llamar a alguien mi diablo guardián, de que fuera esa mezcla peligrosa, que deseaba y de la cual me enamoré.

¿Me enamoré? ¿No es una palabra muy fuerte?

La cuestión es... ¿Lo hice?

Eras todo lo que deseaba. Eras ese hombre que sacabas a esa niña y que me hacía tan feliz, me sentía tan bien a tu lado. No había silencios incómodos, ni cosas tontas de las cuales hablar. Lo importante es que sabía que estabas ahí, quizás a medias, quizás por completo, pero eras mío.

Sabemos que no eres mi dueño pero me encanta la idea de imaginarlo. Me encanta la idea de pertenecerte, de saber que soy de alguien, que pertenezco a algún lugar. No sentirme a la deriva.

Me encantaba saber que podía romperme contigo y estaría ahí para evitar que me perdiera.

¡Dios! Me enamoré de ti. Lo hice cariño. Te llamé entonces mi diablo guardián. Por que así cómo cuidabas de mí.

Despertaste no sólo a la niña, sino que sabías sacar a la mujer, a mi mente perversa y creativa. Supiste dominar mi carácter por que sabías que eso es lo que necesitaba. Y feliz me sometí a ti, porque necesitaba librarme de mi, necesitaba olvidarme de mi, y a la vez solo ser yo.

¿Complicada? Si, soy complicada quizás. 

Ay mi diablo guardián, me hiciste perder la cordura, todo raciocinio. Y es que quizás eso era lo que debía hacer, lo que el amor hace ¿no?

Eres un diablo que me seduce y me cautiva. Que me provoca y me lleva a los límites de la cordura. Que me empuja a hacer locuras y a probar mis limites.

Y eres mi guardián, cuidas de mí, sabía que ibas a estar ahí para mí. Tenias la paciencia y tratabas de entenderme

Eras mi perfecta combinación, mi hombre ideal. 

Mi diablo guardián, te robaste mi corazón. Supiste lidiar conmigo, y yo estaba tan encandilada contigo, me gustaba que fueras ese hombre que me hiciera ver que puede ser ambos, su fuerza y su ternura. Sus mimos y su osadía.

Mi diablo guardián, pocos como tú. Y aun así fuiste mío, eras mío.

Mío cada vez que te imaginé, cada vez que te pensé, que te amé.

Cada vez que me hiciste reír, que fuiste mi refugio, fui tuya.

¿Fue un sueño? ¿Será cierto que los mejores amores son así? Efímeros e imposibles. Que estos amores son como estrellas fugaces, bellas pero tan fugaces.

Aún así te conocí. ¿Habrá otro diablo guardián?

No lo sé, no sé si pueda volver a confiar cómo lo hice en ti. Dejarme cuidar y abandonarme a no saber que va a pasar.

Tengo miedo de hacerlo de nuevo. ¿Sabes? Pero no por mí, tengo miedo de no volver a enamorarme como lo hice de ti. Tengo miedo de no volver a sentirme así... Completa, enamorada, entregada por completo, sin miedos. 

Reza por mí, mi guardián, mantenme en tus pensamientos, desea mi felicidad, como deseo la tuya.

Sé que te amo, y que me amas, que nos pertenecemos aunque no estemos juntos. Quizás esta vida sólo nos concedió un breve espacio, un breve momento fugaz en la que coincidimos. Quizás no es esta vida. 

Ámame por favor, ámame por ello, no a pesar de eso. Sólo ámame como yo te amo y como no voy a olvidarte.

Mi diablo guardián cuida de mí aunque sea en tus pensamientos, cuida nuestro recuerdo y atesoralo cariño.

No me olvides, no dejes que lo que vivimos se esfume, ni se desvanezca en el tiempo. Sabemos que no será así, sabemos que quizás nos volvamos a reencontrar.

Mi diablo guardián guarda nuestros pecados, y nuestros secretos. Absuélveme de mis faltas y omisiones. Reza por mi para que no maldiga nuestros recuerdos felices, para no desear no haberte amado como lo hice. Reza para que deje de añorarte y deje de desvelarme pensando en ti.

No quiero maldecir mis momentos felices, ni a ti mi diablo.

Aunque eso es lo que haces, maldecir al diablo, pero no puedo hacerlo. 

Porque la cuestión es que te amo mi diablo guardián.

Siempre te voy a amar, y siempre rezare por ti. 

Lo que te escribí y nunca te dije.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora