Abuela:

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¿Quién puede decir, cuál es el tiempo correcto de llorar una pérdida? ¿De vivir un duelo?

Dicen que es máximo un año, si no puede ser depresión.

Lo que no te dicen es que si pierdes a alguien que realmente amas. Nunca dejas de extrañarlo del todo. Puedes hacerte la idea a que falta ese alguien importante en tu vida.

Acostumbrarte y resignarte a ese hueco, ese vacío.

Tratar de adivinar que consejos te daría. Terminar las frases que no terminaron.

Imaginar las conversaciones inconclusas y que nunca pasaron.

Añorar los besos y abrazos que nunca más volverás a sentir.

Pero nunca jamás olvidaré tu último abrazo. Esé que pedía a gritos.
Que quería encontrar consuelo y refugio por última vez entre tus brazos cálidos.

Recordar esos detalles. Las sonrisas. El cariño con el que me mirabas.

Los mimos, y las palabras dulces.

Ahora ya nunca más volveré a sentir ese cariño que sólo una abuela puede darte.

Se que nunca pude decirte en voz alta que te amaba. Pero cada vez que lo intentaba mi voz se quebraba. Sólo me aferraba a ti y te besaba.

Extraño tu bendición, tus regaños.

Se que fue mejor así. Era tu tiempo. A pesar de que quería más tiempo contigo. Quería tus consejos. Tus mimos. Que fueras a mi boda. Que fueras la abuela a la que le pidiera consejos cuando tuviera hijos.

Quería enseñarte el mundo y llenarte de mimos como tu lo hiciste.

No olvido las historias y la paciencia con la que esperabas en el baño mientras yo estaba en la tina hasta que mis dedos se ponían como los tuyos.

Y como olvidar esa sonrisa, si la veo cada vez que yo sonrío.

Dejaste un gran hueco. Un gran dolor.

Pero siempre fuiste una guerrera.

Y hoy te digo hasta pronto, de una de las formas de las que no lo hago tan mal.

Con esta carta.

Quiero hacerte llegar todo mi amor. Mi agradecimiento. Mi respeto.

Aún te extraño. Y nunca dejaré de hacerlo.

Nos vemos después. Dentro de muchos años.

Mientras yo, aquí seguiré recordándote.

Seguiré tratando de acostumbrarme a ese hueco que dejaste. A controlar esas ganas que a veces de manera inconsciente me dan por levantar el teléfono y contarte lo que me ha pasado. O para querer saludarte.

O esas lágrimas que a veces se aparecen, cada vez que sucede algo importante en mi vida y quiero contártelo, esas lágrimas que están ahí cuando mi mente no está los suficientemente distraída, como para no recordarte.

Me quedo con los mejores momentos, con tus cuidados y consejos... Con tu sonrisa y tu cariño...  Ahora es tiempo... Tiempo de decirte hasta luego, de escribir mis pensamientos para asimilarlo. Para asimilar, que ya no estaré jamás entre tus brazos ni me darás tu bendición. 

Te amo abuela. Perdón por no decirlo antes, pero uno da por hecho tantas cosas... Y yo no quise decírtelo... Por qué iba a ser como una despedida, y no estaba lista para despedirme... Aún no lo estaba, y no lo estuve.

Ahora... Sólo ahora pude escribirte... 

Lo que te escribí y nunca te dije.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora