𝒞𝑎𝑝 . 2

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𝑊𝑖𝑙𝑙 𝑦𝑜𝑢 𝑠𝑎𝑣𝑒 𝑎 𝑐𝑟𝑎𝑧𝑦 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛 𝑙𝑖𝑘𝑒 𝑚𝑒?

▪︎ Tom Kaulitz.

Aquella chica de ojos verdes fue un pensamiento por el resto de la noche. Su sonrisa, ojos, cabello, actitud, era muy gustosa. Se veía diferente, tenía algo Diferente a las demás. Sonaba como un maldito loco enamorado, que hasta la felicidad de volverla a ver me consumía.

Pero ¿Que carajos, Kaulitz? Tremenda ilusionada te estas pegando.

— ¿Que tal tu sesión de psicología? — la voz de Daniel me saco de mi imagen.

Daniel era unos de mis compañeros que me acompañaba aquí, pues yo no era tan sociable, ya que la mayoría de gente era tan mierda que ni ganas de socializar te daban. No lo quería, era como una "compañía" para no sentirme del todo solo, mi hermano no estaba conmigo, así que fue mucho más difícil sobrellevar las cosas y situaciones. Tenia que actuar como alguien maduro, no meterme en problemas, tampoco ser causante de esos problemas. Era complicado, teniendo a esta gente en mi mismo círculo, aveces se te complicaba ser amable, maduro y tranquilo.

Largue un largo suspiro — Bien, bastante bien... — metí el arroz a mi boca, mi estómago pedía comida.

— ¿Era linda? — alzó sus cejas juguetón.

Mire con seriedad a este — ¿Que tanto te interesa? — marque mi lengua en mi mejilla.

— Puede ser que me la presentes — río.

Ni siquiera respondí, me levante bruscamente de la mesa agarrando mi plato con ese horrible arroz, que estaba más duro que una mismísima piedra. Tome camino al pasillo donde se encontraban algunos en la celda, otros sentados y fumándose algún que otro porro. Era tan desagradable, que me daban asco.

Sin darme cuenta por mis pensamientos, tropecé con el pie de alguien, lo cual esa persona se cago de risa — ¿Tom Kaulitz acaba de tropezarse? — río burlón — Wow.

— ¿Te crees gracioso? — alcé mis cejas.

— Gracia das tú.

Fuertemente estampe mi pie en su estómago, haciéndolo retorcer en el suelo del dolor. Sus chillidos no tardaron en llamar la atención de los oficiales, estos vinieron y lo primero que hicieron fue esposarme con bruscosidad, dolía, estaba acostumbrado de todos modos.

— Date por muerto, niñato sucio — escupí, el chico que agonizaba de dolor me miró con odio, fue su última mirada hasta que los oficiales me obligaran a caminar.

No decían nada, solamente caminaban esos pasillos tan mala vibrosos, hasta llegar a la puerta de madera con el cartelito "Hauptamt" que significaba "Oficina Jefe" Estaba en alemán. Bruscamente abrieron la puerta y me hicieron entrar, encontrándome con el viejo baboso, jefe del la cárcel.

— ¿Otra vez? — preguntó con sequedad. Fumaba un cigarrillo y soltaba ese humo en el ambiente, lo cual me tentaba también hacerlo.

— Agredió a uno de sus compañeros, jefe — el chupa medias el oficial me sentó obligatoriamente en la silla frente a este hombre y su escritorio.

— Salgan, hablaré con el — indicó este, algo que fue respetado y obedecido por los oficiales. Finalmente salieron, dejándome solo con el.

Ramé  .ᐟ  tkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora