𝒞𝑎𝑝 . 23

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𝑚𝑜𝑖𝑠

Los últimos meses habían sido una verdadera mierda. Estaba devastado y no sabía que hacer con mi vida. Intentaba comunicarme con Alice, pero no había señal de nada. Había perdido todo contacto con ella, nadie sabía de ella, tampoco donde se encontraba.
Estaba solo, o eso creía. Junto a Bill las cosas podían llegar hacerse más difíciles, aveces intentaba cuidarme pero la mayoría de veces estaba el ahí, intentando arreglar mis asuntos.

— ¿Tomaste de nuevo? — Bill pudo tomar aquellas botellas.

— Bill, ya.

— ¡Tom, puta madre! — grito — ¡¿Puedes actuar con madurez?! — tiro la botella al suelo, con fuerza y haciéndola estallar.

— ¿Actuar con madurez? — reí — ¡¿Quieres que actúe con madurez cuando tú ocasionaste todo esto?!

— ¿Yo? — entrecerro sus ojos y emito sus palabras con terrible decepción. Sus ojos comenzaban a cristalizarse, volviéndose rojizos — ¿Yo ocasione esto...?

Me levante con bruscosidad — ¡Te recuerdo que yo he estado tres años en el puto a cárcel, viviendo un maldito infierno por querer hacerte justicia! — señalaba a este a través de mis palabras — ¡Me dejaste solo, cortaste todo tipo de contacto conmigo por meses, cuando estaba pasando mi peor momento! — mis ojos comenzaron a cristalizarse — ¡Estuve solo, esperando tu llamado! ¿Y tengo que actuar con madurez? — carcajeé — ¿Quieres que actúe con madurez? ¡Cuando la chica que amo, estuvo para mí se fue por tu puta culpa y la mierda de amiga que tienes!

— ¡No es mi culpa que tu hayas follado con ella! — sollozo.

— ¡Te recuerdo que me acosté con ella para pagar el maldito juicio! Claro, para colmo, perdimos.

Agacho su cabeza — T-Tom, yo–

— Vete a la mierda, Bill — pase por su lado y me acerque a la puerta con la decisión de irme.

Salí por la puerta y me entre a las veredas, mientras mis mejillas comenzaban a mojarse con las estúpidas lágrimas que caían con rapidez.

▪︎ Alice Roy.

Acomode su camisa blanca, aquellos botones molestos — Bien, estas perfecto — sonreí.

— Gracias, amor. — rodó los ojos — Aunque no uso camisa pero debo comenzar acostumbrarme, la boda de acerca — acarició mi cintura.

Si, la boda se acerca. Por suerte, todo había mejorado y las cosas finalmente estaban saliendo bien. Miguel había sido sincero conmigo, me contó detalle por detalle de lo que había pasado, aunque no creía del todo en su palabra.
Lamentablemente nunca supe que Tom lo había golpeado, solo por el hecho de creerle a él y estar con la idea de estar a su lado sin importar lo que pase; pero, estaba devastada y el sentimiento extraño que sentía con solo acordarme de él, me hacía sentir miserable.

— Deberías irte, llegaras tarde — fingí una sonrisa, me aleje de él para darle paso. Sonrió ampliamente y paso por mi lado para salir por la puerta.

Ni siquiera podía darle un simple beso, sin no recorrer la imagen de él, segundo por segundo, estando a mi lado y brindandome la falsa imagen.

No sabía nada de él, tampoco estaba interesada en querer saber. Solo intentaba olvidar todo aquello que pasamos y yo misma me propuse hacer por el. Me había sentido un objeto o alguien que solo cumple el rol de psicóloga. No guardaba rencor en el, al contrario, lo extrañaba a horrores y eso era peor, extrañarlo.

Tampoco se si yo estuve o estoy enamorada del, solo deseo que sea en vano ese sentimiento y se vaya de una vez, aunque era imposible; la mayoría del tiempo pensaba en ¿Que pudo haber pasado si el no nunca hubiera aparecido en mi vida? Solo es un paciente, que arriesgue mi vida, carrera, dinero, solo por estar con el e intentar ayudarlo.

El sobre pensar todo, una y otra vez me hacía doler la cabeza. Camine hasta la cocina y busque algo de comida en el refrigerador, moría de hambre.

— Alice — me giré y encontré con la figura de mi padre, quien sonreía con alegría — ¿Estas descansando para la boda?

— Adivinaste — carcajeamos — Si, de hecho, buscaba algo de comida. Pues, muero de hambre. — alzó una ceja y sonrió de lado.

— ¿Como te sientes? — la verdad que me sentía como la verdadera mierda, cada vez más triste, ni siquiera sentía felicidad, pero si adrenalina.

— Creo que bien, es emocionante esto — mentía, claro que no era emocionante. Tenia la imagen de él en mi cabeza, segundo u hora que pasaba.

Paso su mano en mi brazo en forma de consuelo — Todo saldrá estupendo. — sonrió — Debes confiar en ti, en el y en todo lo que pasará.

No es fácil, no es fácil confiar.

— Tienes razón, debo confiar — fingí una sonrisa, mis ojos se achinaron.

— Tengo que salir, nos vemos más tarde. Te amo, hija.

— Te amo más, papá — mis ojos siguieron a este hasta salir por aquella puerta. Finalmente estaba sola en la casa, con mi única compañía, la tristeza.

[. . .]

Me acosté en el sofá y prendí el televisor, las noticias estaban repletas de novedades que pasaron últimamente. Cambié los canales e intenté buscar algo que pueda concentrarme.

« ¡Dicen los rumores que el guitarrista de Tokio Hotel se retiro de su carrera! »

Trague saliva con dureza e inconscientemente acomode mejor mi cuerpo para poder escuchar con atención las noticias. Claro, había olvidado que este tipo era famoso.

« Tom Kaulitz, con veintiuno años de edad, se retiro de su banda. Dicen que cayó en el alcoholismo »

« Sus últimas palabras ante de salir de las cámaras es un perdón, nadie sabe para quien es »

— ¿Que miras? — apague el televisor con rapidez, Miguel. Me había obligado y convencido de que no viera nada de él, imposible.

— Miraba noticias y así — sonreí — ¿Como te fue?

— Quería llegar lo antes posible, debemos descansar, mañana es la boda.

Mierda.

— Tienes razón, me he quedado y se me ha ido el horario — me pare del sofá y acerque a este, rodé su cuello con mis brazos, mis fosas nasales pudieron distinguir el olor de un perfume femenino, no mio.

— Te extrañe bastante. — carcajeó.

Decidí ignorar el caso, me aleje de él dándole unas últimas caricias en su pecho — Creo que deberías ir a cambiarte así puedes descansar — dije.

Fingió puchero, se acercó y plantó un beso en mis labios — Esta bien, mi amor. Te espero — ante sus últimas palabras comenzó a caminar hasta las escaleras y subió de ellas.

Mire el televisor, tome el control y lo prendí nuevamente.

¡Puta madre! El canal ya no estaba más. Aunque buscará, parecía haber desaparecido en minutos.

Tire bruscamente el control a un lado del sofá, refunfuñe y queje con fastidio. ¿Por qué me interesaba?

¿Por qué carajos me interesaba tanto?

Ramé  .ᐟ  tkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora