𝒞𝑎𝑝 . 5

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𝑙𝑒𝑡'𝑠 𝑔𝑒𝑡 𝑜𝑢𝑡 𝑜𝑓 ℎ𝑒𝑟𝑒

Odiaba demasiado que alejaran a Alice de mi. Casi siempre buscaban ayuda y constantemente querían que especialistas se encargarán de mi locura, pero ahora se ve que no les interesa tanto, ya que ven mi mejora, todo gracias a ella y sus hermosas palabras, acompañado con esa bella sonrisa y ojos mermelados.

Habían pasado dos meses sin verla, esos dos meses fueron los más lentos que la mierda, agregando que fueron de vida o muerte. Tenía a la mitad de los encarcelados teniéndome envidia, queriéndome balar la cabeza. Entendía que ellos no puedan ser como yo, lo entendía bastante bien.

La maldita depresión me causó que me diagnosticaran unas pastillas, lo cual me hacían dormir la mitad del día. Comía bastante como, me ejercitaba cada vez más y las ansias del juicio me sobre tapaba de los nervios.

Tampoco quería ser tan rudo en ese encuentro, ya que dependía de mi si querer seguir aquí o ser libre de una maldita vez. Extrañaba demasiado todo, hasta el mismísimo aire al pasto si soy sincero. Aquí en el a cárcel hay de todo menos vida, están todos en la suya, queriendo aparentar algo que no son, o aveces no eso. A la mayoría le interesa muy poco lo que pueda llegar a pasar, ellos solo piensan en "Matar, fumar, morir" Y duele, duele bastante ver como no avanzan.

Ahora me encontraba en el patio de comida, llevando mi bandeja con mi hamburguesa y gaseosa. Solo deseaba que mi día comience bien, sin molestias ni nada de eso.

Pero mi mala suerte siempre existirá, haciéndome chocar con un tipo gordo, más grande que un volcán. Este me miró con el ceño fruncido, viendo su traje naranja empapado en coca-cola.

— Lo siento, hermano. No fue mi intención — tome mi comida en el suelo, todavía con la cabeza agachada.

— ¿Te crees que te perdonaré? Europeo marica — de un empujón retrocedí sus pasos.

Rodé los ojos — No quiero problemas, enserió.

Y ni pude reaccionar, ya que este había estrechado su puño en mi mejilla. Caí al suelo, haciéndome mierda coxis. No levante mi vista, solo miraba el suelo con tensidad, intentando calmar mi ira y no hacer nada, mientras que el se burlaba, con esa risa irritante para mis oídos.

No quería ni tenía fuerzas para pelear, a lo que me levante y con pasos doloridos me retire de allí. Entre a los pasillos, recibiendo burlas, insultos, discriminaciones por parte de algunos. Ya no me interesaba, tampoco me dolía. Me merecía todo lo malo, por que eso soy, malo, loco, un desgraciado.

Llegue a mi celda, tirándome a la cama con vagancia y largando un suspiro muy largo.

¿Porque nunca me dijeron que era tan difícil tener depresión? Esa enfermedad mental, tan complicada de sobrevivir. Entendía ciertas cosas y las veía de otra manera, desde esa vez que el psiquiatra me lo dijo. Sinceramente quería acabar con mi vida, ya que me veía aquí adentro el resto de los años.

Solo quería irme.

Tome mi teléfono y mire la pantalla, esperando el mensaje de Alice, lo cual era la única persona con la que tenía contacto, ya que ella me ayudaba a través de la distancia. Sus mensajes me ayudaban a seguir con este horrible sufrimiento. Comencé a leer los mensajes que ella me va diciendo cada día, eran bastantes significantes.

Creo que la manifesté

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Creo que la manifesté.

La sonrisa del típico niño enamorado se me creo en el rostro, con solo ver ese mensaje. Como quisiera irme con ella.

▪︎ Alice Roy.

— ¿Que miras? — Patricia río al verme tan concentrada en ese tilde sin leer. Que sufrimiento cuando te pasaba.

Fingí una sonrisa — El horario.

Mire a mi alrededor y la gente que pasaba. Estábamos en un restaurante, senando después de semanas sin vernos. Aunque intentará quitarme de la cabeza a Tom y solo verlo como un paciente, se me hacia imposible. Solo por el hecho que ya no lo veía como alguien que tenia que escuchar, si no que ayudar y sacarlo de ahí.

— Alice ¿Podríamos hablar?

Me giré al llamado de Patri, quien me miraba con tensidad — Claro, dime — sonreí.

— Es sobre este sospechoso paciente, Tom. Quiero que sepas que estoy preocupada y lo mejor sería que te alejes de él. Ya sabes todo lo que hizo.

— ¿Alejarme? No, no puedo hacer eso.

— Alice, el mato gente, el maltrata a la gente, ¿Acaso no viste las noticias? El pertenencía a una banda junto a su hermano y amigos. Pero todo se fue al carajo cuando se reveló la muerte de estos tipos.

Una banda, hermanos, amigos. Todo me cuadraba, el me había dicho sobre eso.

— Tu no lo conoces, el no es malo.

— ¡Alice, esta loco!

— ¡Me importa un carajo que lo esté, yo lo sacaré de ahí!

Sin decir más, me levante bruscamente de la mesa, agarrando mi bolso y retirándome de allí. Me dirigí hacia mi carro. Fue rápida la manera en la que entré, lo prendí y me fui de allí. Estaba decidida que lo sacaría de ahí, aunque sea meses de conocerlo, el no era malo, el no merecía estar ahí.

Y si no merecía estar ahí... ¿Que me prohíbe ir a buscarlo?

[. . .]

Ni siquiera se como carajos entre, pero fue suerte que la puerta de emergencia esté abierta. Entre toda encapuchada, mientras que los encarcelados, oficiales y más descansaban y hacían muy poco de su trabajo. Me ayudó a subir más rápido e ir a su celda, lo cual me acuerdo perfectamente donde estaba. Antes de entrar, había conseguido la llave por parte del jefe, aquel día que me contrataron como psicóloga me dieron esto para la locura de Tom, sirvió bastante.

Llegue a las rejas de este, viendo como estaba acostado en un sueño algo profundo. Era tierno si les soy sincera.

— Tom — chiste — ¡Despierta!

Este salto de la cama al escuchar mi susurró fuerte, observe que era de sueño liviano.

— ¿Alice? — frunció el ceño — ¿Que haces aquí?

— Agarra tus cosas y cámbiate.

Se sentó levemente en el colchón — ¿Que? — inclino su cabeza a un lado. Se le veía muy confundido.

Abrí las rejas, con una sonrisa que me acalambraba la cara — Te sacaré de este maldito infierno.

Ramé  .ᐟ  tkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora