[El Hueco Burusanda]

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Salí de la casa de mis tres "amigos" en busca de trabajó. No planeé regresar hasta encontrar uno, aún si me costaba semanas no regresaría.

Caminé por las calles que rodeaban la casa,lo primero que pensé fue en ir a preguntar a la taberna. Sin embargó, cuándo llegué allí se encontraba cerrada,un amable señor me dijo que abría a las 5:00 pm.
Seguí caminando hasta toparme con un pequeño mercado lleno de gente, ahí se vendían artesanías muy bonitas; además de comidas apetitosas,lo malo fue que nadie necesitaba personal.Al ser en su mayoría negocios familiares que llevaban tiempo vendiendo, no era de extrañar que no necesitarán empleados.

-- Aún es muy pronto para rendirse, todavía no he recorrido todo el mercado-- me había sentado al principio de un callejón para descansar.

Me encontraba un poco fastidiada y el calor sólo lo empeoraba,así que simplemente cerré mis ojos, después de todo,estaría un rato en ese callejón.

--¡VUELVE AQUÍ MALDITO RUFIÁN!--

Al escuchar ese grito no pude resistirme a la tentación de mirar lo que pasaba, un poco perezosa, me dispuse a salir del callejón.En el camino principal se encontraba un señor algo grande,estaba bastante enfadado y cansado,me asomé para ver hacia donde se había ido el rufián,no pude ver bien quien era pero por las personas que fueron empujadas dejaba ver que se había escabullido por el siguiente callejón.

--Señor...--me giré para pregúntale al señor pero ya habían regresado a su local.

Miré indecisa aquél callejón por dónde se fue el ladrón y el caminó principal del mercado.

--¡Ay me odió!-- No pude resistir las ganas querer ir.

Y por chismosa me adentre a callejones que cada vez parecían deformarse más, para colmó,le perdí la pista a aquél ladron y ya me había adentrado demasiado en los rincones del mercado. Pensé en preguntar a algún vendedor de la zona pero el solo mirarlos me daba mala espina,no sabría explicar bien el porqué,sus miradas eran muy penetrantes y a diferencia del camino principal esté se encontraba callado,como si los vendedores y compradores tramaran algo.

--¿Está pérdida,jovencita?--una voz pícara resonó detrás mío.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo y a duras penas puede voltear.

La voz le pertenecía a un hombre rubio que vestía una camisa amarilla, pantalones negros y una corbata del mismo color. Admito que era bastante guapo pero no me transmitía confianza.

--¡Ah... No solo estoy de paso!--

--¿Segura? Puedo escoltar te a tu destinó--

--Muchas gracias pero así estoy bien-- di medía vuelta dispuesta a irme y dejarlo.

--Buscas trabajos ¿O me equivocó?-- en ese momento me petrifique ¿como sabía eso?.

Era posible que solo dijera eso tratando de adivinar pero también que me estuviera siguiendo. Aunque prefería que no fuera eso,no me atreví a decir nada solo pude mirarlo.

--Yo podría darte uno-- lo dijo mientras caminaba hacia mi pero parecía que me dejaría.Sin embargó paso su brazo por detrás de mi cuello hasta llegar a mi hombro,casi abrazando me --No seas timida--  dijo con una sonrisa en su rostro.

Me llevó aún mas adentro del mercado, si ya me precia un laberinto,ahora lo era más. Llegamos a un lugar más extraño que el anterior,el mercado había tomado vida,más caótico,más alegré,pintoresco.Todo en el era diferente y las cosas que vendían parecían sacadas de un cuento de adas.

No existe local que no tuviera partes de criaturas conservadas en frascos, piedras preciosas,toda clase de hierbas y líquidos extraños. Me había perdido en ese callejón de maravillas hasta que aquél hombre rubio hizo que entremos a uno de estos locales. Nos recibieron uns extrañas cortinas con piedras,el lugar no era para visitas (eso se notaba desde lejos),era un desastre organizado,de esos que solo los dueños pueden encontrar lo que quieren.Este lugar no era muy diferente a los otros locales,tenía las mismas cosas que los otros y otras más que no sabría diferenciar.

Hermoso sueño (toshiro y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora