Encuentro.

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Fue cuidadoso al bajar las escaleras. No quería hacer mucho ruido ya que Mateo, recién se había dormido y estos últimos días le había costado bastante hacerlo.

Era un domingo gris, aburrido. El peor día de la semana para la opinión de Julián, tenía una energía tan melancólica que era contagiosa. Se dirigió a la cocina para lavar los platos que había usado unos momentos atrás, dejó el celular en la mesada a su vista.

Abrió la aplicación de la cámara que tenía colocada en su habitación. Era con sonido, así podía ver a su bebé cada vez que dormía y él tenía que hacer cosas en la sala. Ya que desde ahí no escuchaba si lloraba o no.

Vio que estaba en la misma posición que lo había dejado hace unos minutos, dormía boca arriba con el chupete en su boca, su manta suave lo rodeaba, no hacía ni mucho frío ni mucho calor, pero aún así lo tapó. Los almohadones grandes estaban a su alrededor para prevenir caídas. Mateo dormía con él, la cuna estaba de adorno en su habitación ya que nunca la usaba.

Posicionó su teléfono en un lugar donde pueda verlo a la perfección. Tomó la esponja y le colocó detergente, notando que había más cosas de la que creía para lavar. Seguramente eso lo había dejado la pareja.

Quienes se habían ido más temprano a la casa de Alejandro, un almuerzo familiar o algo así. Julián no preguntó mucho. No le interesaba de todas formas, las cosas con su amigo nunca volvieron hacer las mismas luego de su pelea. Tuvieron una charla muy profunda una de las veces que Lisandro fue a Cordoba a visitarlo durante su embarazo.

Los tres tuvieron una conversación. Aclararon los tantos y pidieron disculpas. Él las acepto, aún con el dolor de la traición. Pero su madre le había dicho que para seguir había que perdonar, que debía entenderlos. Lo hizo después de mucho. Dándose cuenta que él también tomó desiciones que luego se les fueron de las manos.

Pero lo de Alejandro era aparte. Él le hizo saber que le había dolido aquella palabra. Pero el omega le dijo que estaba muy arrepentido de eso, que no lo sentía y mucho menos lo creía así. Que fue un hipócrita y un forro al decirle eso. Lo admitió entre llantos, buscando un perdón que Julián le dio mucho tiempo después.

De todas formas los dos eran conscientes que las cosas nunca volvieron hacer las mismas. Algo se había roto y estaban muy al tanto de eso aunque no lo dijeran en voz alta.

Quitando eso Alejandro, se había comportado como un gran amigo. Estuvo en todo momento con él, siempre lo ayudaba con Mateo hasta en lo más mínimo y sobre todo adoraba a su bebé como nadie. Los dos lo hacían en si. Aunque Lisandro no era tan de demostrativo, siempre estaba al tanto de cualquier cosa que necesite.

Estaba seguro que sin la ayuda de la pareja se hubiera vuelto loco solo.

Seco su frente con el dorsal de su mano cuando terminó. Notando que todavía tenia que limpiar la mesada. Iba aprovechar todo el tiempo libre que Mateo le de, ese finde semana no lo dejo solo un momento. No quería estar en brazos de nadie si no eran los de su mamá, sumado que todavía estaba un poco enfermo era entendible que estuviera tan chinchudo.

Amaba de todas formas que sea tan pegote. Todo el tiempo tratando de morder su mejilla o cuello -por culpa de los dientes que comenzaban a salir- dejando toda su baba. A los ojos de Lisandro eso era un asco, pero para él era todo lo contrario.

Cuando creyó que toda la cocina estaba limpia le dio una mirada al teléfono. Su bebé seguía durmiendo plácidamente en algún momento se movió y puso casi de costado. Era un milagro que esté durmiendo casi veinte minutos seguidos luego de lo que estuvo pasando esos días.

Crimen. / AU Julian X EnzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora