Especial.

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22/03/2024















Eran las doce de la noche en Londres, las gotas pegaban en su ventanal dando aviso que nuevamente estaba lloviendo. Julián se acomodó con cuidado en la cama dejando escapar un pequeño suspiro en sus labios, miró a su hijo que estaba perdido en la televisión que los alumbraba, Mateo estaba apoyado en su pecho y en su boquita estaba ese chupete que era difícil dejar.

"...Aquí están los campeones del mundo... aquí está la Argentina..."

Estaban por ver el partido de la selección Argentina, su alfa era titular esa noche. A pesar de que era tarde, tanto como el omega y el cachorro no tenían sueño, habían tomado una siesta larga esa tarde un poco tristes y angustiados ante la falta de Enzo, lo extrañaban muchísimo.

Así que en esa noche lluviosa los dos estaban acurrucados listos para ver al jugador.

Lo siguiente que vieron fue cómo se formaban y a continuación comenzó el himno del país contrincante, El Salvador. Julián aprovechó ese momento para inclinarse apenas y hundir su nariz en la cabecita de su bebé llenando sus pulmones de ese olorcito a cachorro que hizo a su omega ronronear complacido.

Cuando el himno terminó y comenzaron a sonar las primeras estrofas del de su amado país los pelitos de sus brazos no tardaron en erizarse como cada vez que lo oía. Sus ojos se clavaron en la televisión y a continuación tuvo en primer plano la imagen de su alfa, sonrió mordiendo su labio ante tal imagen, maravillado con ese flequillo y de aquel corte en la ceja.

Julián fue el que le sugirió que se lo dejara crecer y su alfa no dudó en hacerle caso, sabía que no tardaría mucho en aburrirse y hacerse algo nuevo por que así era Enzo.

Mateo levantó su manito en dirección a la pantalla y él no pudo evitar sonreír aún más grande al notar que lo había reconocido.— ¿Viste, amor? es papi...— El cachorro levantó la vista para conectar sus ojos con los de su mamá.

—¿Papá?.— Julián quiso chillar al oírlo hablar. A sus dos años y un mes Mateo comenzaba avanzar mucho más con las palabras pero Papá y Mamá eran las que más salían más firmes y seguido.

—Sí... está por jugar papá ahora.—

El cachorro volvió su vista al partido que ya estaba apunto de comenzar. Julián estaba maravillado con lo tranquilo que estaba en aquel momento, las veces que veían a Enzo por la televisión Mateo no le prestaba mucha atención así que en ese momento entendía cuando lo extrañaba.

Más temprano habían hecho una videollamada donde terminó en un pequeño llanto de parte del cachorro al ver a su papá, estaba confundido y agobiado al oírlo, verlo pero no sentirlo ahí. Enzo había tratado de calmarlo pero no funcionó al final tuvieron que cortar para que Julián pudiera distraerlo y calmarlo de otra manera.

De todas formas no faltaron las palabras de buena suerte y sobre todo las que estaban bañadas de amor.

El partido comenzó con tranquilidad donde como era de esperarse la selección tenía la mayor posesión de la pelota aunque estaba siendo bastante difícil llegar al arco contrario. El ruido de la lluvia había aumentado haciendo que tuviera que levantar un poco más el volumen de la tele, notó como los ojitos de Mateo estaban batallando contra el sueño así que llevó su mano a la cabecita del cachorro para comenzar a dejar caricias y de acompañante su aroma dulzón que sería lo último que necesitaba para terminar cayendo rendido.

A los dieciséis del primer tiempo Argentina metió el primer gol del partido hecho por el jugador Cristian Romero. Julián tuvo el impulso de querer gritar pero cayó al recordar a su hijo durmiendo de todas formas se removió entre sueños ante el bullido que se oía de la televisión.

Crimen. / AU Julian X EnzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora