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Apoyo el teléfono en la decoración que tenia en medio de la mesita ratona de la sala. Coloco a Mateo en medio de sus piernas quien se encontraba paradito sosteniéndose de sus muslos, quedaba a la altura perfecta para que su pequeña figura se vea a través de la pantalla.
Iban a tener una videollamada con Enzo.
Luego de su partido contra Emiratos árabes el cual habían ganado cinco a cero, por fin iban a poder hablar sin que sea a través de mensajes. Obviamente habían visto el partido, estuvieron apoyando a la selección y al alfa quien recién entro al segundo tiempo con el numero catorce en su pecho. Julián no puede explicar el sentimiento que se había instalado en él, una combinación de admiración, orgullo y amor.
Después de aquel mensaje que se le había escapado la mañana del día anterior -el cual lo pudo sobrellevar muy bien- poniendo de excusa que hablaba del hotel en cual se encontraba el alfa y no de su persona, las cosas se pusieron un poco tensas.
O eso era lo que él creía. Ya que después de eso no pudieron hablar más porque el jugador tenía un entrenamiento entre otras cosas. Julián lo agradecía porque cada vez que recordaba aquel desliz que tuvo su rostro ardía de la vergüenza.
