Grandes leyendas nacen de pequeños pasos (Saga Orochi)
-¡Y Narakase Shingo cae una vez más!
La voz del anunciador fue de las pocas cosas que podía escuchar claramente, su cabeza se sentía como si estuviese a punto de estallar, su cuerpo flaqueaba y sabía que su cuerpo caería en cualquier momento.
Estaba solo en esta pelea, su arrogancia hizo que sufriera uno de los peores daños antes de este combate y por si fuera poco, malagradeció las enseñanzas de su entrenador y este aún afligido por eso lo dejo pelear.
Sin antes decirle que, no tirará la toalla ni estando el muerto.
Un golpe era lo que su contrincante necesitaba para que el no solo perdiera la pelea, si no también su vida.
Se aferró a su negligencia a perder e intento tornar las cosas a su favor, pero ya era tarde, demasiado tarde.
Un golpe limpio, un poder de puñetazo tan fuerte que se sentía como si un camión lo atropellase y ahí lo sintió.
Su vida desvanecerse.
Cayó a la lona por última vez, muerto, gracias a su ineptitud por querer pelear aún con un traumatismo craneal hecho en su anterior pelea y del que aún no se recuperaba.
Se iría de aquí, no sin antes haber maldecido a su padre por todo esto.
Todo fue oscuridad... hasta hace unos momentos.
Como si fuese una pesadilla se levantó de la cama donde se encontraba acostado con bastante sudor recorriendo su cara, el persistente sentimiento de la muerte le puso la piel de gallina pero poco a poco, con pocos respiros logró calmarse nuevamente y ver su situación viendo que el estaba vivo, pero en un lugar que no conocía.
Había un espejo cerca y apresuradamente aún cayendo de la cama, se acercó a ella para verse el rostro y cayó en cuenta de la situación.
-¡Oh mierda!
El ya no era el, estaba en el cuerpo de un chico adolescente, aproximadamente a sus 15 o 16 años.
Se tocaba la cara con gran nerviosismo, aún no se lo explicaba, estar dentro del cuerpo de otra persona era un sentimiento extraño y más aún sabiendo que posiblemente se lo arrebató al propietario original y que básicamente mató a un niño para mantenerse vivo.
Oh dios, se sentía muy mal con eso ¿Se podría considerar que es un asesino? Suponía que si.
Un toque se hacia presente en la puerta de su habitación y escuchó una voz femenina desde el otro lado.
-Shingo ¿Estas bien?
Nervioso, se acerco a la puerta y trataría de inventarse una excusa.
-Ah si, solamente me golpee el pie con mi mesa.
La mujer suspiró.
-Me preocupas por nada, baja que ya estoy haciendo el desayuno.
Tras dejar de escuchar los pasos, rápidamente empezó a buscar entre las cosas en su nueva habitación y empezó a reunir cosas que posiblemente decían sobre la personalidad del chico.
En resumen, las cosas puestas en su escritorio de trabajo eran bastantes carteles sin pegar de mensajes auto-motivacionales o productos de colección de cartas, sin contar de un cerdito con bastante dinero ahorrado a juzgar por su peso, un calendario, un libro guia sobre artes marciales y cosas varias sin importancia. Pero encontró lo que era una tarjeta de identificación.
Shingo Yabuki de 16 años, reside en Osaka y gracias al calendario sabe que actualmente es el año 1993.
Destacando sobre la mayoría, eran las informaciones más vitales hasta este momento, curiosamente este niño también se llamaba igual que el, solo que el provenía de Okinawa.
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Si Hay Voluntad, Hay Un Camino
FanfictionShingo había muerto, o bueno... no el que ustedes piensan. Un reconocido boxeador de aquel entonces murió en el ring a causas de sus graves heridas y lo último que supo de él fue que había despertado en el cuerpo de alguien más. El cuerpo de un chic...