La vida del doctor Zee Pruk y el cantante Nunew Chawarin se vuelven a cruzar tras varios años desde su primer encuentro.
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"No creí que lo volvería a ver, no en un lugar como este y mucho menos esperaba ese brillo en sus ojos cuando nuestras mir...
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El mundo constantemente repite que la capacidad de un niño para recordar instantes de su infancia es limitada, y si bien es cierto, una gran parte de esto se debe a puntos específicos como la capacidad de recepción de la mente frente a tanta información, también se debe tener presente un punto importante. ¿Realmente se quiere recordar?
La gran mayoría de personas inconscientemente prefieren olvidar aquello que solo los lastimo y los niños a temprana edad hacen exactamente lo mismo. Nuestro cerebro tiene formas de protegernos de experiencias traumáticas. A veces, bloquea los recuerdos dolorosos para evitar que revivamos constantemente ese dolor.
Los recuerdos con una fuerte carga emocional, como los que involucran dolor o angustia, dejan una huella más profunda en nuestra memoria. Sin embargo, la forma en que interpretamos y manejamos estas experiencias puede cambiar la forma en que recordamos estos eventos.
Además, nuestros recuerdos no son estáticos, sino que cambian con el tiempo. Podemos olvidar detalles, minimizar su impacto, reorganizarlos o incluso reescribirlos.
Lastimosamente esto no se aplica en todos los casos, existe un gran porcentaje de la población que recuerda aquellos momentos, los asimila a temprana edad y decide intentar vivir con ellos, pues a veces da la mala fortuna de que se encuentran creciendo dentro de ese repetitivo infierno sin oportunidad de olvidar.
Nacer y no ser amado es un golpe duro para cualquiera, empezar a crecer y tomar conciencia de que aquel a quien te gustaría llamar padre en realidad no es más que tu carcelero es difícil de asimilar para un niño. Tristemente esta era la realidad de Edwin Knight quien nació de la unión de la cabeza de la industria de maquillaje Knight y una modelo que termino falleciendo en el parto que lo trajo a la vida.
Edwin Knight fue criado por los empleados de esa majestuosa residencia, quienes observaban el dolor reflejado en los ojos de ese pequeño con cada año que pasaba. La ironía de la situación de este niño residía en que, aunque Archie Knight se negaba a que el niño lo llamara padre, tampoco permitía que el niño llamara padre a otra persona. A pesar de que los sirvientes le recordaban constantemente este hecho al niño, tampoco podían manejar a un pequeño ser en crecimiento que buscaba a alguien a quien identificar como padre.
Esto resultó en un pequeño Edwin que, año tras año, escuchaba al Sr. Knight humillar su existencia, su nacimiento, su forma de hablar, su apariencia y cada pequeño detalle que este hombre veía con desdén en él.
Inicialmente, no era capaz de comprender todo ese discurso de odio, pero sí era consciente del desprecio en los ojos de ese hombre y cómo lo encerraba en la oscuridad como castigo por cada pequeña cosa que pudiera molestarlo. Al llegar a los 6 años, o incluso un poco antes, ya era capaz de entender las palabras que le dirigía y los golpes eran aún más dolorosos que cuando era más pequeño.
Había trabajado incansablemente, día tras día, para tener una buena pronunciación, para lucir presentable cada vez que tenía visita en su habitación, para cambiar todo lo que pudiera molestar a su progenitor. Sin embargo, nunca logró recibir una aprobación a su esfuerzo ni un comentario positivo. Al comprender que esto nunca llegaría, dejó de esforzarse y, después de una gran golpiza y humillación, finalmente planeó su huida.