La vida del doctor Zee Pruk y el cantante Nunew Chawarin se vuelven a cruzar tras varios años desde su primer encuentro.
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"No creí que lo volvería a ver, no en un lugar como este y mucho menos esperaba ese brillo en sus ojos cuando nuestras mir...
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El amor es como la amanecida, despierta suavemente, iluminando todo a su paso con una luz cálida y tierna, prometiendo un nuevo comienzo lleno de esperanza y belleza.
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—Vigilaremos los alrededores de esa casa, joven amo, y buscaremos el testimonio de alguien de adentro. Puede estar seguro de que encontraremos algo —aseguró Mark, poniéndose de pie y abandonando la oficina.
—Angus, ¿podemos solicitar que se abra una investigación, verdad? —consultó Nunew a uno de sus abogados, quien había estado en silencio durante un rato, analizando lo que se había descubierto sobre el pasado del Sr. Knight.
—Podemos hacerlo, sin embargo, debe tener en cuenta que, en algún momento, se necesitará que Edwin testifique frente al Sr. Knight. Al presentar la denuncia, la situación del niño no cambiará, usted seguirá siendo su tutor legal mientras transcurre la investigación.
—Eso es tranquilizador... —confesó Nunew con una débil sonrisa—. Me preocupaba que Edwin tuviera que ingresar a un orfanato. Angus, te asignaré un equipo para que te ayude en el proceso, también uno de mis guardaespaldas te acompañará; no confío en Knight —el abogado asintió y ambos se pusieron de pie, listos para despedirse debido a la hora avanzada.— Ese hombre no va a jugar limpio, así que mantente atento a cada cambio o designación extraña en el caso. Si ese hombre se pone a romper manos, recuerda que yo estoy dispuesto a romper muchas cosas más por mi hijo.
—Lo tendré en cuenta, joven amo. Descanse y no olvide recordarle al pequeño que no está solo, ahora es un Perdpiriyawong, es su hijo —fueron las últimas palabras de Angus antes de abandonar la casa y reunirse con Piliph, el otro abogado, para comenzar a desarrollar su estrategia para el caso.
En el segundo piso, Edwin ya había caído en un sueño profundo hace unas horas, después de una conversación llena de ternura con sus tíos. Habían montado una carpa en el jardín trasero de la casa, un intento de aliviar la tristeza del pequeño y devolverle la sonrisa que tanto habían extrañado.
Ambos adultos también se habían retirado a descansar en sus respectivas habitaciones. Nunew, por su parte, estaba inmerso en la lectura del informe una vez más. No podía comprender qué podría haber pasado por la mente de ese hombre para, a pesar de saber lo arriesgado que fue el embarazo que llevó a Edwin, decidir cometer la negligencia de permitir que el parto se llevara a cabo en casa. Cada hecho descrito en los documentos parecía ser peor que el anterior, hasta que, agotado, decidió dejar esos papeles y salir de esa sofocante habitación.
Al salir de la oficina con la intención de ir a descansar, el sonido del timbre lo detuvo. Miró la hora en el reloj de pared y, mientras se dirigía a atender, se preguntaba qué tipo de persona lo visitaría un lunes a la una de la mañana.