La vida del doctor Zee Pruk y el cantante Nunew Chawarin se vuelven a cruzar tras varios años desde su primer encuentro.
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"No creí que lo volvería a ver, no en un lugar como este y mucho menos esperaba ese brillo en sus ojos cuando nuestras mir...
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Narrador Omnisciente.
—Eres el bebé más bonito del mundo, Dev—pronunciaba el chico de baja estatura con su bebé en brazos, provocando las risas del pequeño ser que observaba curioso y atento a su padre, incluso a su corta edad.
Nunew disfrutaba de la tranquilidad de su hogar, un lugar no muy grande ni pequeño, lo suficientemente amplio para que él y su pequeño hijo vivieran tranquilos por un buen tiempo. Estaba decidido a criar al niño con mucho amor y valores; buscaría nuevamente un trabajo, tal vez uno relacionado con lo que le gusta: la música o el dibujo.
Estaba dispuesto a dar todo de sí para ver a su hijo sano y salvo siempre.
El llanto del bebé y un olor apestoso se presentaron; su hijo había manchado el pañal, era momento de una limpieza y cambio de ropa.
—Mi puerquito, ¿Quién es un cochinito? Oh sí, tú lo eres —mencionaba el azabache con una sonrisa y dulce voz, calmando el creciente llanto con suaves movimientos mientras lo llevaba a la habitación.
En el corto camino al cuarto del bebé, las lágrimas cesaron. Dev miraba atentamente a Nunew, quien se movía frente a él como todo un experto en el cambio de pañales. Aquel desenvolvimiento provocaba pequeñas sonrisas compartidas.
—¿Estás feliz de que papi sepa cambiar un pañal? —preguntó, recibiendo una risita del bebé como respuesta— Esa hermosa risa sin duda conquistará muchos corazones—le hablaba dulcemente mientras le colocaba una nueva muda de ropa.
Nunew notó que le faltaba una de las medias, así que se tuvo que agachar a buscar el par faltante en el cajón inferior. Su pequeño no dejaba de soltar pequeñas risas, creyendo que estaban jugando, y escucharlo le daba paz.
Entonces las risas pararon y se convirtieron en un llanto estruendoso.
Se levantó inmediatamente, notando que su bebé ya no estaba en el cambiador, su hijo no estaba en la habitación.
Escuchó pasos en la casa y salió corriendo desesperado hacia donde provenía el sonido, encontrando a su bebé en los brazos de un joven alto. El llanto de Dev le oprimía el corazón; era tanto el dolor que le causaba escucharlo, que él también terminó llorando.
—Entrégame a mi hijo —exigió molesto en medio de sus lágrimas, al mismo tiempo que se posicionaba frente al desconocido que lo miraba sereno.
—Lo lamento, no puedo hacer eso —respondió para seguir su camino con el bebé en llanto, pero un jalón de Nunew lo detuvo.
—Te dije que me des a mi bebé, ¿no ves que lo asustas?
La voz de Nunew cada vez sonaba más quebrada y desesperada.
El joven pareció notar eso y, en un momento de compasión, devolvió al bebé a los brazos de su progenitor, logrando que el pequeño dejara de llorar inmediatamente cuando se sentaron en el suelo.