La vida del doctor Zee Pruk y el cantante Nunew Chawarin se vuelven a cruzar tras varios años desde su primer encuentro.
(...)
"No creí que lo volvería a ver, no en un lugar como este y mucho menos esperaba ese brillo en sus ojos cuando nuestras mir...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pov Zee
—No, no puedo autorizar su alta. Debemos realizarle una operación. ¿Comprende lo inestable que es su estado de salud? —repetí con firmeza al teléfono, tratando de hacer entrar en razón a uno de los pacientes VIP que, por décima vez, insistía en que lo dejáramos ir— Señor, ¿Qué le parece si volvemos a conversar sobre esto en la mañana, cuando haya podido descansar?
Colgué el teléfono con deliberación, sabiendo que convencerlo de aceptar la operación sería un desafío aún mayor al día siguiente. Había sido un día agotador, tanto física como mentalmente. Después de recibir a tres pacientes de la zona VIP, no solo habíamos tenido que debatir extensamente entre varios doctores el mejor enfoque quirúrgico, sino que también habíamos lidiado con tres adultos obstinados que, pese a todo, se negaban a operarse, aun cuando eso podría mejorar significativamente su calidad de vida.
Envié un mensaje a Max, pidiéndole que vigilara al señor Torres, quien se había convertido en un verdadero dolor de cabeza para las enfermeras, ya que sus constantes demandas y tratos rudos las tenían al borde del llanto.
Estaba de mal humor, y la ligera fragancia que impregnaba los pasillos no ayudaba en absoluto. Si Tommy había decidido cambiar de perfume, este definitivamente no era el adecuado.
Al abrir la puerta de mi oficina, un suave sonido me hizo detenerme y girarme. Frente a mí, encontré a un hermoso ángel con las mejillas enrojecidas y las pupilas dilatadas, mirándome con una mezcla de nerviosismo y asombro.
—¿Hola? —dijo en voz baja, claramente nervioso, mientras me acercaba a él. Retrocedió torpemente, y en un descuido, casi perdió el equilibrio. Pero lo sostuve justo a tiempo, creando una escena perfecta en la que quedó atrapado en mis brazos.
—¿Eres real, verdad? —pregunté, levantando una mano para acariciar su mejilla caliente. Estar tan cerca me permitió inhalar nuevamente esa fragancia dulce, que combinaba perfectamente con él.
—¿Te parezco falso? —respondió con una leve inclinación de cabeza, elevando su mirada hasta encontrarse con la mía, solo para apartarla rápidamente— Si me miras así, me pones nervioso —susurró, arrancándome una sonrisa.
Aprovechando su momento de timidez, lo observé de pies a cabeza. Era raro verlo con prendas tan casuales, pero le quedaban a la perfección. Su piel, suave al tacto, estaba decorada por sus labios carnosos, pintados con un tono rojo o rosado; no estaba seguro, pero eso no cambiaba el hecho de que deseaba besarlo.
—¿Te ondulaste el pelo? —pregunté, soltando mi agarre para acariciar sus mechones perfectamente peinados, que dejaban ver un poco de su frente a través de una delicada división.
—Sí, ¿me queda lindo, verdad? —preguntó emocionado, y yo asentí, sonriente.
—Te queda hermoso —dije, dejando que mis dedos se deslizaran suavemente por su cabello, disfrutando de la delicada textura de cada onda— Realmente no esperaba verte hoy —admití, sintiendo un leve rubor al recordar lo desaliñado que debía parecer después de tantas horas en el hospital.