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Días después

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Días después...

Narrador Omnisciente

—Papá —mencionó Nunew al ver a su progenitor jugando entre risas y sonrisas con Edwin.

—Vine a verte —le comentó, poniéndose de pie para acercarse a su hijo— Espero podamos conversar. Traje macarons, los de la tienda a la que íbamos juntos... —añadió, nervioso, por lo sorprendido que se veía Nunew ante su presencia.

—¿Nhu? —lo nombró Zee, bajando las escaleras con un delantal— Bienvenido a casa —intervino en medio de la tensión, tomando el bolso del castaño en su hombro, acto que llevó al otro a avanzar.

El señor Perdpiriyawong los miró a ambos con una sonrisa que solo se ensanchó cuando vio a su nieto correr a abrazar a Nunew, quien lo recibió en brazos.

—¿De verdad quieres conversar? —preguntó, nervioso, el joven, mirando a su padre a los ojos, quien asintió en silencio— Vamos al despacho, entonces.

Nunew bajó con delicadeza a Edwin y, tras despeinarlo, se giró a ver a Zee, quien lo miraba preocupado.

—No estoy molesto —le susurró con una pequeña sonrisa, obteniendo un suspiro de relajación del pelinegro, que tomó su mano para dejarle un pequeño beso.

—Todo irá bien... —le respondió de la misma forma, antes de que Nunew comenzara a guiar a su padre al despacho.

—¿Realmente estarán bien? —le preguntó Edwin a Zee.

—El señor Perdpiriyawong es un adulto complicado, pero sobre todo es de los padres que no siempre saben expresarse con las palabras y las acciones correctas. Ellos eran muy unidos, así que esperemos puedan solucionar las cosas —mencionó, calmando un poco los nervios del niño— Debo ir a trabajar. ¿Puedo encargarte a mi futuro novio? —lo fastidió.

—¿Aún no te acepta, verdad? —contratacó el niño, aguantando la risa.

—¡Claro que sí! —respondió, ofendido.

—¿Seguro? —lo encaró con una ceja alzada.

—¡Tengo que ir a trabajar! —repitió el doctor, sacándose el delantal y dejándolo doblado a un lado, ignorando la mirada del pequeño, que empezaba a sentir compasión y simplemente lo dejó ir— Hoy tengo turno nocturno, así que no me esperes para arrullarte.

—¡No necesito que me arrulles! —le respondió el niño, avergonzado.

—Ajá, sí. Adiós, chiquitín —se despidió, tomando sus llaves y maletín— Net y Jimmy vienen en camino, así que haz tu tarea mientras tanto.

—Ya lo sé... —le aseguró, viéndolo irse entre risas— Así que aún no son novios... —susurró para sí mismo, buscando la tablet para conversar con sus tíos.

𝐒𝐦𝐢𝐥𝐞 𝐟𝐨𝐫 𝐮𝐬 𝐍𝐮𝐧𝐞𝐰 → 𝐙𝐞𝐞𝐍𝐮𝐧𝐞𝐰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora