La Llegada

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Bostezó, levantándose lentamente de su cama, escuchando el incesante repique del timbre en la puerta de su hogar, molestándola ¿Quién podría ser? 

Miró el reloj que reposaba encima de su mesa a la par de cama, viendo la hora, alzando así una ceja confundida en lo que se acomodaba una bata rosada sobre sus hombros, ajustandola al nivel de su cintura, abriéndose paso entre las penumbras que siempre acechaban en la madrugada, conociendo de memoria el camino hacia la sala.  

Una vez que se posó frente a la puerta el ruido se detuvo, sin sorprenderla mas sí dejándola con la duda de lo que pudiera haber detrás ¿Y si era alguno de sus vecinos en búsqueda de su ayuda para alguna emergencia? Cualquier cosa podría pasar, quizás necesitaban su auxilio para encontrar a alguien o llevar a uno de los niños del vecindario al hospital, no sería del todo nuevo o raro.

Abrió la puerta, con su mirada enfocada a la vereda frente a su morada. Frunció el entrecejo, viendo a los lados, observando la soledad y silencio de la zona entre las luces amarillentas de los faroles que se colaban por su porche.

Rascó su cabeza ¿Acaso se trataba de una broma? Y de ser así ¿Qué clase de broma se hacía a las tres de la mañana?

Retrocedió, dispuesta a volver a su habitación, cerrando la puerta en lo que se daba la vuelta para zanjar este tema, hasta que escuchó aquel llanto...

Sus orejas se alzaron en señal de alerta y sus ojos se abrieron de golpe, abriendo la puerta nuevamente para así rastrear el sonido, encontrandolo a sus pies, en aquel bebé envuelto en una cobija verdosa de la cual buscaba liberarse entre sollozos y gritos que aumentaban segundo tras segundo, desesperado, sintiéndose asustado.

La vulpina de pelaje anaranjado empezó a temblar en su lugar, inclinando sus orejas, tapando su boca con sus manos en lo que retrocedía, pretrificada ¿Qué hacía ese niño ahí? ¿Quién lo había dejado? ¿Dónde estaría su madre? ¿Por qué estaba aquí?

Volvió a asomarse, saliendo a su porche, pasando de largo de él en lo que observaba a los lados de su jardín, buscando alguna señal, a alguien que pudiera estar escondido, a algún ser que pudiera tener relación con el bebé que recién había encontrado.

Respiró profundamente, sintiendo un gran escalofrío recorrer su espalda, haciéndola estremecer entre el llanto de aquel recién nacido. ¿Qué podría hacer ahora? ¿Acaso ésto podría afectar su carrera política de alguna forma? ¿Qué haría si alguien le preguntaba de quién era el niño?

Se giró en sus talones, subiendo nuevamente las escaleras hacia la entrada de su hogar, inclinándose hacia el bebé, tomándolo con recelo entre sus brazos, sintiendo como se retorcía en éstos, sin parar de llorar y gritar como solo lo haría una cría desesperada.

Se sentía mal. No solo no entendía cómo alguien pudo haberlo abandonado siendo tan joven, si no que tampoco podía comprender bien el porqué lo habían dejado con ella ¿Acaso aquella ciudad no contaba con al menos cuatro orfanatos? ¿No había alguna estación de bomberos que lo hubiera podido recibir? ¿No había alguna otra casa conocida, con alguien que sí quisiera cargar con un niño?

Se fijó en el infante recién llegado, notando como entre sus forcejeos para liberarse se revelaba una pequeña nota en papel amarillo que yacía escondida entre los pliegues de la manta.

La tomó con una de sus manos, leyendo en ésta el mensaje...

Se llama Nick Wilde ;) Cuídalo bien

...mismo que solo logró hacerla enfurecer, apretando la nota en la palma de su mano, en lo que temblaba por la ira que había empezado a consumirla.
Había reconocido perfectamente la letra y con esta también había reconocido al infame autor.

Si ese maldito lobo tenía algo que ver realmente con ésto sin duda la iba a ver y escuchar realmente, a fin de cuentas ¿Quién diablos se creía para cambiar su estilo de vida tan abruptamente? ¿Acaso sería una especie de broma retorcida? No, claro que no, ésto tenía más forma de ser algún tipo de venganza ¿Pero por qué?

Acomodó al bebé, acunándolo entre sus brazos, levantándose para así volver a entrar a su hogar, cerrando la puerta tras de sí, completamente rabiosa por las citas que tendría que cancelar al día siguiente para así encargarse de la nueva molestia y del cobarde con forma de lobo.

The Path With You ft. Diane&NickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora