¿Lo Viste?

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— ¿Viste lo que pasó anoche? —preguntó Lobo tras comer una papa frita remojada en salsa de tomate.  

— ¿Pasó algo anoche? —preguntó la vulpina con lentes de sol y sombrero de mimbre para refugiarse del la luz del día, con Nick entre sus brazos jugando con el pedazo de una fresa.

— No puedes decirme que no lo viste —sonrió, arqueando sus cejas—, toda la ciudad lo vió, incluso los noticieros hablaron de eso.

— No tengo la menor idea de lo que estás hablando, durante toda la noche estuve viendo películas animadas con Nick y no tuve mucho tiempo después porque se enfermó del estómago —explicó, dando un sorbo a su vaso de refresco con hielos en forma de esferas.

— ¿Entonces tampoco lo escuchaste? —dudó, llevándose otra papa frita a la boca, sorprendido porque, en serio ¿Cómo no pudo escuchar ese estruendo similar a un trueno en medio de una noche despejada y sin luz como esa?

— Lobo, basta. Si se trata de otra noticia sobre Ovnis juro que te lanzaré mi refresco y tendrás que olvidarte de ver a Nick por una semana —amenaza, sonando firme en sus planes, dándose la vuelta en lo que Nick mordisqueaba la fresa, manchando su ropita blanca con pantalones beige en el proceso.

— Solo digo que no es normal. Al menos dime cómo se explica que haya salido a la piscina del hotel fuera de la ciudad, me quedara sentado en el borde y de la nada pasara una raya blanca en el cielo, y no solo eso ¿Sabes el sonido que hacen los truenos y los rayos cuando se sincronizan? Pues agregale algo así.

— No te creo nada. Solo fue tu imaginación.

— No fui el único, no estaba solo, había una pareja de extranjeros y un grupo de adolescentes cerca y ellos tambien lo vieron, incluso un anciano que estaba asomado en su balcón lo vió y le dió un infarto —añade, dando un sorbo a su botella de agua.

— Sigo teniendo mis dudas —suspira, ocultando su bostezo con el dorso de su mano, con Nick tirando el tallo de la fresa hacia el suelo, empezando a quejarse y a removerse de los brazos de la mayor.

— Si planeas ser presidenta te conviene estar al tanto de ésto, cierto o no tendrás que tener algún discurso preparado para tu campaña si ésto se repite —sugiere, extendiendo sus manos hacia el cachorro, tomándolo para así abrazarlo y mecerlo, calmandolo al cabo de un rato.

— Oh, sí —carraspeó—. ¡“Como la nueva líder de ésta nación, yo, Diane Foxington, me aseguraré de que ninguno de esos platillos voladores vuelva a robarse a alguna de nuestras preciosas vacas! ¡Ni una más!”! —exclamó, poniéndose recta en su silla, usando un tono burlesco para imitar la forma en la que los presidentes solían hablar en sus discursos para calmar la histeria colectiva de sus pueblos.

— Siguete riendo —murmura el de pelaje grisáceo, llevándose otra papita a la boca—, pero si no son ellos entonces solo queda el gobierno y lo que sea que estén experimentando ahora.

— Basta ¿Sí? Antes que seguir discutiendo sobre aliens y destellos raros en el cielo prefiero saber qué fue lo que pasó realmente contigo y tu banda.

— Ya te lo expliqué. Me fui... Renuncié, les di la espalda.

— No me refería a eso, Lobo. Y lo sabes. Lo que pasó esa noche ya lo sé, peleaste y entendiste tu pasado ¿Pero qué más?

El canido se mantuvo en silencio, con la mente en blanco, sin saber que decirle o cómo explicarle.
Era por eso que sus temas de conversación habían desmejorado notablemente, era por eso que se había reducido a hablar de chismes, rumores y teorías que en el pasado ni sentido les veía, para distraerse de sus propios problemas, para llenar el vacío que tenía ante ésta nueva rutina a la que no se acostumbraba...
Similar a un adicto, que tras verse alejado de su veneno, de su adicción se tambalea en los caminos de la vida, sin saber qué hacer, viendo siempre hacia el pasado, rogando haber sabido lo que ahora sabe, teniendo el sueño de recaer aún sabiendo que debe alejarse de la tentación, era difícil y dolía, pero era una herida que tarde o temprano debía cicatrizar, debía superar esto, no por el, si no por Nick.

La apacible tarde que habían pactado en aquel pequeño restaurante a orillas de la playa, con la brisa fresca del mar y el ocaso precipitándose sobre la costa se torna ligeramente amarga con el paso de los minutos en los que el silencio va creciendo entre los dos.

— ¿Por qué estás aquí, Lobo? —preguntó con un inusual tono materno, de preocupación.

Alzó su mirada hacia ella, viéndola de forma triste, sin excusas, sin mentiras por decirle, como un cachorro que hace algo que enfada a su madre y no sabe qué hacer para que ésta lo perdone.
No a hecho nada malo, él no era malo ¿Pero por qué lo hacía sentir así?

— No lo sé —confesó, acariciando suavemente las orejas de Nick en lo que veía hacia el horizonte—, pero no quiero irme...

The Path With You ft. Diane&NickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora