Gracias Por Nacer

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Habían pasado seis horas escuchando la misma canción en bucle y no sabía si sería capaz de aguantar una hora más en ese plan.   

Aquel día las nubes se mantuvieron de buen humor, dándole paso a los finos y elegantes rayos de sol que aún si estaban en temporada de lluvia se negaban a llover.
La brisa era fresca y la alegría se podía ver en todas partes ¿Y cómo no podría ser así? Si justamente estábamos de fiesta.

La casa del lobezno se había decorado completamente en motivo del cumpleaños de su hermoso zorrito, colgando globos de verde y blanco en la entrada y en cada pilar de la sala, con serpentinas y brillos regados por el suelo, llenando los puntos vacíos de su sala con grandes mesas de manteles blancos llenas de refrescos y dulces para todos los gustos además de regalos que iban entregando los invitados que llegaban.
En el patio, a la par de la piscina, se encontraba las bocinas que había comprado para la fiesta, reproduciendo en bucle la misma endiablada canción sobre una serpiente que bebía aguardiente, o algo así, ya iba siendo hora de poner otra de todas formas.

La casa se había llenado de variedad de niños que corrían, saltaban e investigaban cada una de las habitaciones de la casa, formando grupos, jugando entre ellos y en sí prestarle atención a cualquier otra cosa que no fuera el cumpleañero.

¿Pero ésto le molestaba a Nick? Claro que no. Aquel de camisa blanca manga larga, con shorts verde oscuro y corbata verde manzana se encontraba más que felíz viendo una serie sobre perritos en la televisión pantalla plana de la sala, acostado sobre la alfombra de piel, comiendo los cuadritos de queso de uno de los platos que de había robado de la mesa principal, entretenido y sin verse incómodo por la sobre estimulación de ruidos a su alrededor, Diane por otro lado...

— ¡¿Podrías hacer algo para cambiar esa canción?! —quejó la de vestido blanco con escote en “V”, mangas transparentes y tacones plateados— ¡¡Ya van cinco horas de-!!

— Seis —corrigió el lobezno vestido por un traje verdoso en conjunto de una corbata negra, misma que se encontraba aflojada en caso de que tuviera que quitársela para ahorcarse—, son seis horas...

— ¡¡Me da igual!! ¡Quitala! ¡O bajale el volumen!

— ¡No puedo! Hace una hora intenté bajarle el volumen y una niña me mordió la pierna —responde, dándole un sorbo al refresco de fresa—. Tendré que ir al médico más tarde. Estos niños son diabólicos...

— Oh, vamos —queja, negando con la cabeza, acercándose a la computadora que estaba conectada a las bocinas—. Aproposito ¿De donde sacaste tantos niños?

— Tengo mis trucos —responde, terminando de beber su refresco, dejando el vaso vacío sobre la mesa en la que estaba la computadora.

— Es en serio, Lobo —regaña, viéndolo de soslayo en lo que revisaba la lista de canciones.

— Es un vecindario lleno de niños ¿Sí? Solo entregué las invitaciones puerta por puerta y ellos decidieron venir, no hay mucho misterio —sentencia, viéndola con una sonrisa amena, sin desear iniciar una discusión en aquel día que debía ser perfecto para los tres.

— Claro... —murmura Foxington, seleccionando una nueva canción y cambiandola exitosamente, asegurándose de que fuera una con un ritmo y animal diferente— Listo, problema resuelto.

¿Realmente habríamos resuelto el problema?
Sí, la canción era diferente, tenía una vibra diferente y sin duda parecía ser mejor reconocida por los otros niños que estaban cerca, pero... Hablaba de un tiburón.

Primero una serpiente y ahora un tiburón ¿Qué seguía? ¿Acaso después habría una canción sobre una araña? ¿o una piraña?
Respiró profundamente, reteniendo las lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos y rápidamente se apartó de aquel lugar, abriéndose paso entre los padres y los niños invitados para así llegar al baño de la planta baja y encerrarse ahí, poniéndole seguro a la puerta.
Foxington lo observó fijamente, sin saber si perseguirlo e insistirle para que le dijera qué fue lo que pasó y muy probablemente causar una escena o bien, dejarlo ser y darle un poco de espacio, al menos por el tiempo que creyera necesario.

The Path With You ft. Diane&NickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora