El Tiempo

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Era un día complicado.   

¿Podríamos volver al pasado, a aquella noche en la que se despertó por el llamado de una nueva aventura, de un nuevo desafío, de un ser nuevo que la necesitaría desde entonces? ¿Podría ella ser capaz de recordar como era la vida antes de conocerlo? Es probable que ahora que el trato estaba a punto de cerrarse no pudiera asimilar su antigua realidad, es probable que no tenga ganas de volver a casa sabiendo que no estará él para recibirla tras cada día.

Era algo complicado.  

Nick reposaba entre sus brazos, con un chupón azul en su boca que hacia juego con su pijama verde con figuras de árboles azules, jalando por momentos la tela rosada de sus mangas largas holgadas con sus pequeñas garritas, aburrido.

Diane pensaba en todo lo que aprendió, de cómo se encariñó de aquel bebito, de cómo creó una rutina solo para ambos, además de estar acostumbrada a su aroma y berrinches, no podrían hacer que se encariñe de él y después quitárselo, no era así como debía ser.

Podía sentirlo venir, sabía que Lobo estaría de camino a su casa, a su puerta, a su vida una vez más. Le dió un tiempo límite y estaba a minutos de acabar, pero no quería, no resultó ser el tipo de trato del que rezas para que acabe, es el tipo de trato por el que rezas para que sea olvidado y así puedas sacar provecho de el.
Pero no...

El lobezno de traje blanco tocó la puerta tres veces, ingresando tras ver cómo al primer golpe la puerta se abría, dando los otros dos por pura educación.

— Hey, Diane —saludó, con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón—. Hoy es el día —añade, acercándose a ella, con una sonrisa calmada al igual que su voz.

— Sí... Yayyyy —celebra de forma forzada, obligándose a sonreír de forma notablemente falsa, incómoda.

— Oficialmente sobreviviste cuatro meses con un bebé, no todo el mundo puede con eso —comenta, guiñandole el ojo en lo que tomaba al infante entre sus brazos—. Te relevo de tus actividades, quedas liberada, puedes olvidarte de él, yo me haré cargo como prometí.

— ¡¡Espera!! —grita, levantándose de golpe, tomando al más alto desde el cuello de su traje— ¿No hay una forma de que podamos romper el trato?

— Ya cumpliste con tu parte, ahora es mí turno —responde, tomando distancia de ella—. Cuidaste a Nick por el tiempo que acordamos y ya no hay algo que me impida tenerlo conmigo, estamos bien. Además, ya no te va a estorbar en tu camino para la presidencia. Es lo que querías ¿No?

Tenía razón, pero pensándolo bien aquel bebé no la había distraído mucho en su trabajo, incluso pudo servirle para seguir motivada...
No podía dejar que se fuera así.

— ¿¡Cómo podrás cuidar de Nick sin una casa!? —exclama, señalando una de las tantas preguntas que tenía y que en ningún momento le respondió. El lobezno se detuvo en sus pasos y se giró lentamente para verla— No podrás saltar de hotel en hotel y alimentarlo con fórmula para bebés toda la vida. Nick merece lo mejor y lo mejor es que pueda tener un hogar, uno apropiado en donde pueda jugar y crecer.

El mayor de orbes amarillas inclina la cabeza. Ella tenía razón, si quería cumplir su meta de ser un buen padre para Nick debía ofrecer algo más que amor y protección, debía darle una casa apropiada, alimentación y comodidades...
No sería mejor que Serpiente si le daba una vida de fugitivo como él.

— ¿Podrías cuidarlo por mí, otra vez? —inquiere, encarandola con una sonrisa triste, con la mayor abriendo sus ojos con dicha y sorpresa— Solo hasta que ahorre lo suficiente para comprar una casa linda para él.

— ¡Sí, con gusto lo haré! —exclama, tomando a Nick entre sus brazos, meciéndolo mientras su cola se agitaba de lado a lado, sorprendiendo al mayor quien jamás la había visto reaccionar así.

— Bueno... —suspira suavemente el mayor, inclinándose hacia el bebé, extendiendo su mano, con Nick aferrándose a uno de sus dedos mientras lo miraba fijamente— Supongo que aún no es nuestro momento, pequeñín. Haré lo posible para que podamos ser solo tú y yo pronto —promete, depositando un dulce y profundo beso sobre su frente—, no te enfades conmigo.

— Lo harás vomitar por tanta...

— ¿Dulzura?

— Iba a decir cursilería, pero es lo mismo —ambos sonríen, con el pequeño Nick viéndolos mientras mueve sus piernitas de forma desenfrenada.

— Bueno, nos veremos mañana entonces. Aún tienes tu rueda de prensa ¿Verdad? —pregunta, caminando hacia la salida, atravesando el porche para poco a poco ir bajando las escaleras.

— Así es, y realmente estoy nerviosa —responde, acompañándolo en el camino hacia su auto, con el cachorro de zorro intentando mordisquear sus mangas sin lograrlo por la intervención del chupete, moviendo sus orejas ante los diversos sonidos que podía percibir en el ambiente exterior.

— Lo harás bien. Si te hace sentir mejor Nick y yo estaremos viendo Disney Channel, lejos de tus temas aburridos —comenta, abriendo la puerta de su auto, metiéndose para así acomodarse en el puesto de conducto.

— Gracioso. Al menos deja que escuche música clásica por una hora ¿Sí? No confío en esas canciones infantiles de moda... —queja, colocándose a la par de la puerta del conductor, viendo hacia los lados, verificando que no hayan autos pasando

— Lo sé, lo sé... No llores ésta noche ¿Sí, campeón? —pide, rascando por detrás de las orejas del cachorro, con este extendiendo sus manitas hacia él— Mami tiene algo importante que hacer mañana. Si quieres, puedes llorar y quejarte todo lo que quieras cuando estés conmigo, pero ayudala a tener una buena noche ¿Sí?

— Oh, por favor —murmura la mayor, desviando su mirada mientras sus mejillas se encienden de rojo por debajo de su pelaje, sintiéndose extraña, como si hubiera alcanzado un límite de ¿Amabilidad? ¿Empatía? ¿Dulzura? ¿Ternura?

— Estaré a primera hora para que no llegues tarde ¿Sí? Cuídense —finaliza, avanzando lejos de la propiedad, subiendo la velocidad hasta finalmente desvanecerse en el horizonte del vecindario.

— Supongo que debemos acostumbrarnos a que me digan “mami” a partir de ahora —comenta la vulpina en voz alta, sin saber cómo sentirse al respecto, con el bebé liberando algunas risas, soltando su chupón en el proceso.

The Path With You ft. Diane&NickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora