Capítulo 14.

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Una vez que los reyes, reinas y narnianos terminaron de comer (claro está que Edmund hizo que Lexie comiera algo después de arreglar las cosas), se dirigieron de forma inmediata al barco en dirección a las Islas negras.

-Y... ¿qué creen que nos aguarde ahí...?-preguntó el minotauro.

-Nuestras peores pesadillas...-respondió Edmund.

-Deseos oscuros...-dijo Caspian.

-Maldad pura.-el capitán volteó a verlos. -Tabros, el arsenal, ábrelo.

-Sí, señor.

-¡Arqueros! ¡Preparen sus armas!

-¡Sí, capitán!

-¡Enciendan los faroles!

-Hay que alistarnos. -ordenó Lexie, siendo seguida por los demás reyes y reina.

(...)

-Cuando sea grande, quiero ser idéntica a ustedes.-agregó la pequeña Gael, sentada en la cama tras de ellas.-Lexie suspiró, de cierto modo conmovida, mientras que Lucy se le acercó y la abrazó.

-Cuando seas grande, sé como eres y ya.

Fue en ese momento en que La Solemne comprendió que durante su estancia en Narnia, Lucy había crecido y madurado. Claro está que no podría estar más orgullosa de la que se asemejaba a hermana menor.

-Es hora, Lu. -se encaminó al marco de la puerta.-Nos vemos, Gael.-sonrió y se fue, dirigiéndose a la habitación de ambos reyes. Tocó la puerta y la voz de Caspian se escuchó tras de esta.

-Adelante.

-Con permiso.-entró y Edmund le dedicó una media sonrisa. Los nervios y angustia lo estaban consumiendo. -Es hora...

-Sí...-respondió Caspian.

Edmund comprendió que necesitaba salir de ahí, no por molestia, sino porque debía dejarle su espacio al rey y a Lexie para conversar, después de todo... nadie tenía ni idea de lo que podría suceder en esa isla.

Para El Justo, Caspian también era como un hermano y hace unos minutos, antes de que entrara su novia, se lo había dicho. Por el respeto que le tenía, pese a todos los problemas que pudieron tener en esta aventura, lo mínimo que le debía era una conversación con la chica. Y estaba seguro de que ella también necesitaría hablar con él para sentirse tranquila, sabía lo que significaba Caspian para Lexie.

-Los veo afuera.-agregó dándole una palmada en la espalda a Caspian, como una seña para que este entendiera sus intensiones (y lo hizo). Se acercó a Lexie, besando su mano y se retiró.

-Lexie.-la llamó el rey.

-Dime.

-Creo que te debo una disculpa, una muy grande.

-Y creo que yo también...

-Siento mucho que mi comportamiento tan inapropiado te haya causado problemas con Edmund. No fue mi intención que las cosas terminaran de este modo, con ambos sufriendo de tal forma. Fui un idiota y el ver que llorabas de esa manera por él, por algo que yo empecé... fue doloroso. La verdad es, Lexie, que después de todos estos años nunca pude sacarte de mi mente, aunque yo intentase negarme, aún cuando Susan estuvo aquí y con ella... hubo una conexión, el hecho de que se fuera me dejó aún más confundido. En el momento en que volviste y me sonreíste cuando te saqué del agua... dios.... me di cuenta de que cada sentimiento seguía ahí, en su lugar. Te amo, a la mujer que eres.

-Caspian... agradezco mucho que me seas sincero y sí, quizá tus actitudes no fueron del todo correctas, pero las mías tampoco, Edmund tampoco se salva... todos cometimos errores. Me alaga mucho que tú sigas pensando en mí y queriéndome de tal forma como dices, pero en serio lo siento... no puedo corresponderte. Eres un increíble hombre, Cas, de verdad... yo misma te lo dije hace unos años, ¿no? Tú me salvaste, cuando sentí que me ahogaba, tú estuviste ahí, a mi lado y no podría estar más agradecida por eso. Desde un inicio se lo dije a Edmund, tú eres y serás siempre una parte increíblemente importante en mi vida, porque no solo fuiste mi novio, fuiste mi mejor amigo y consejero cuando más lo necesité. Espero de todo corazón que encuentres a una chica con un corazón tan hermoso como el tuyo, dispuesta a entregarte el mismo amor que tú ofreces.

El pelinegro suspiró, sintiendo como el peso que llevaba cargando hace años poco a poco desapareciera.

-Realmente necesitaba escuchar eso... gracias, Lexie. Gracias por hacerme mejor persona y por cuidar de mí cuando lo necesité, y por cuidar de ti misma. Mereces todo en esta vida y confío con total seguridad en que Edmund te lo dará.

La pelirroja sonrió, conmovida y lo envolvió en un fuerte abrazo, el cual él correspondió sin problemas.

-Cuídate una vez estemos ahí... no soportaría que algo te pase, Cas...

-Lo intentaré, pero cuídate tú también, ¿sí? No seas héroe, te necesitamos con vida. -ella asintió y salió seguida del rey.

Arriba se encontraba Edmund, el cual al verlos sonrió.

Les mentiría si dijera que el chico se mantuvo tranquilo mientras ellos hablaban, en realidad, moría de ganas de quedarse junto a la puerta a escuchar, pero debía confiar en su novia, era lo mínimo que podía hacer, y lo cumplió, se quedó fuera, esperando pacientemente (no tanto en realidad) a que ambos salieran.

Caspian se adelantó y Lexie se posicionó junto a Edmund, tomando su mano.

-¿Todo bien?-preguntó él.

-Todo bien.-se apoyó en su hombro.

-Atención, por favor.-dijo Caspian desde arriba y todos guardaron silencio. -No importa lo que pase hoy, cada hombre frente a mí se ha ganado un lugar en el Viajero del Alba. Juntos hemos viajado lejos, hemos enfrentado la adversidad y juntos lo haremos de nuevo. Hoy no sucumbiremos a la tentación del miedo, ¡valor! Jamás se rindan.-Edmund apretó con fuerza la mano de su novia al escuchar el discurso.-Nuestro mundo, nuestra vida en Narnia depende de eso, piensen en las almas que salvaremos, en Aslan y en Narnia.

-¡Por Narnia!-Exclamó Lexie y la tripulación la siguió.

El momento era sin lugar a dudas, emocionante. Nadie tenía la seguridad de lo que sería de ellos de ahora en adelante, el miedo y la angustia recorría sus venas, pero debían ser fuertes y mantener la fe en que vencerían en esta batalla.

My everything [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora