Lexie.
Luego de un día lleno de emociones, la noche llegó.
Daba vueltas en la cama, tratando de conciliar el sueño, pero simplemente no podía...
Me senté, mirando a Susan y a Lucy, las cuales parecían estar dormidas, preferí salir a tomar aire.
-Hey...
Pegué un salto al sentir una voz, me giré y frente a mí estaba Edmund.
-¿Ed? ¿Qué haces despierto?
-Lo mismo podría preguntarte.-rió.-no podía dormir... imaginaré que tú tampoco.
-Sí...
-Pasaron demasiadas cosas en un solo día... ayer a estas mismas horas aún estaba con ella...
-No pienses eso, Ed.-puse mi mano sobre su hombro.-Ya pasó y ella no puede hacerte nada ahora... estás a salvó.
-Tienes razón...-me dedicó una sonrisa.-A decir verdad, me sorprendiste bastante hace unas horas, cuando te pusiste delante de mí y apuntaste a la bruja, no pensé que llegarías a hacer eso por mí.
-Bueno, en mi defensa, esa mujer ya sobrepasó mis límites, es una estúpida. Mira como dejó tu rostro. Detesto el solo pensar que te hizo daño, a ti y a tanta gente inocente...
-Lo entiendo, si hubiera sido al revés... creo que me sentiría igual.
-¿Sí?
-Sip...
-Bueno, es cierto que eres bastante protector, aunque no lo hagas notar mucho.-reí
-¿A-A qué te refieres?
-Desde que falleció mi padre, nunca te despegaste de mi lado, recuerdo que me llevabas comida cuando no tenía ánimos de levantarme de mi cama. Y cuando empezó lo de mi madre... le imploraste a tu mamá que pudiera quedarme varios días seguidos ahí, además también trataste las heridas que ella me hacia...
El Pevensie miró hacia otro lado, avergonzado.
-Y además... cuando no puedo dormir, me ofreces tu cama para que pueda sentirme acompañada... Podría hacer una lista realmente grande de todas las cosas que has hecho por mí.
-Bueno... no puedo simplemente dejarte así, somos mejores amigos... tú también has estado ahí para mí, es lo que hacemos.
-Te extrañé, Edmund.-Solté sin más, dejando al nombrado congelado... Oh, tal vez no debería usar esas palabras, ¿de piedra? No... aún peor... en fin... anonadado. Mi corazón latía con fuerza, me siento segura a su lado.
-Yo igual...-musitó. -Extrañaba tener a quién molestar.-bromeó.
-Oye.-le di un codazo, a lo que él rió.
Edmund bostezó.
-Ve a dormir, se nota que estás cansado.
-¿Qué hay de ti?
-Me quedaré despierta un poco más y me iré a dormir.
-¿Podrás dormir?
-Sí, tranquilo.
-¿No quieres... dormir en nuestra carpa?-Negué.
-Estaré bien, no te preocupes.
-Oh, vamos, ambos sabemos que no podrás dormir con tanta facilidad. Además... si tienes una pesadilla estaré ahí para ti.
Sentí un escalofrío recorrer mi columna.
-Odio que me conozcas tan bien...-reí.-¿Estará bien que duerma contigo?
-Sí, bueno, en realidad Peter y yo dormimos en hamacas, pero podemos arreglarnosla, ¿no?
-¿Seguro?
-Pfff...-me tomó la mano y me llevó a la carpa que compartía con el mayor.
-Shh, no vayamos a despertarlo...-susurré, Edmund se recostó en su hamaca, dejándome un espacio a su lado.
-Ven.-susurró también, palmando el lugar, le hice caso y me tumbé a su lado. En realidad... estábamos muy cerca. -¿Estás bien así?
-Sí... ¿y tú? Si te incómoda igual puedo volver a---
-Shhh, está bien, Lexie.-cerró los ojos.
Me dediqué a verlo con detenimiento, el rostro de Edmund es realmente hermoso... me gustan sus ojos color avellana, sus pecas, su sonrisa... Me gusta todo de Edmund.
-Gracias, Ed...
-Mhm...-balbuceó adormilado.
Cerré los ojos, tratando de conciliar el sueño, sintiéndome protegida con él a mi lado.
(🗡️)
El grito de Peter nos hizo despertar, rápidamente lo miramos, asustados, apuntaba con su espada a una de esas mujeres de flores.
-No teman, principes y princesa... sus hermanas me envían con una triste noticia.
-¿Qué sucede?-me enderecé, Peter me miró, confundido, que va, en su frente tenía tatuada la palabra: "¿qué haces aquí?"
-Lamento mucho decirles que el rey Aslan ha fallecido...
-¿Qué?-Dijimos los tres al unísono.
-¿Cómo que murió?-cuestionó Peter.
-No puede haber muerto...
-Es la información que sus hermanas me han brindado, majestad.
-No puede ser...
-¿Dónde están ellas?-preguntó esta vez Edmund.
-En la mesa de piedra, junto a él.
-No...
-Ed, Lex... porfavor salgan, necesito hablar con ella.
-Pero...
-Porfavor.
Tal como nos pidió, ambos salimos.
(🗡️)
Edmund, Oreious y yo nos encontrábamos esperando fuera de la carpa. Peter salió, no con buena cara.
-Es cierto... murió.-se apoyó en la mesa.
El castaño y yo nos miramos.
-Tendrás que ser el líder...-indicó el menor, su hermano lo miró.-Peter... hay todo un ejército que está listo para seguirte.
-Él tiene razón, Pete...-le apoyé.
-No puedo hacerlo..
-Aslan confiaba en ti y yo también.
-Y yo. Tienes nuestro apoyo.
El rubio nos dió una mirada llena de angustia y miedo.
-El ejército de la bruja se acerca, señor.-interrumpió el centauro.-¿Qué ordena?
Peter suspiró, pasando la mano por su cabello.
-Que se preparen las tropas, tenemos que estar listos para cuando la bruja llegue.
-Como desee, señor.-se retiró.
Puse mi mano en el hombro del mayor.
-Podrás hacerlo, Peter...
Edmund aclaró su garganta, lo miré confundida.
-Te apoyaremos.
-Sí... gracias, chicos...
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My everything [Edmund Pevensie]
הרפתקאותHay una antigua leyenda japonesa que habla sobre las almas gemelas... "Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper"...