El momento llegó, el gran Rey Peter, El Magnífico, caminaba con notable "seguridad", seguido de sus fieles caballeros, a su derecha, su hermano menor, el rey Edmund, y a su izquierda, la reina Lexie.
Los narnianos los celebraban por montón, con gran orgullo por su rey que combatiría a muerte con su enemigo, el que se hacía llamar el rey de Telmar, Miraz.
Aunque en realidad, el gran rey Peter trataba de verse seguro de sí mismo, por dentro estaba asustado, no sabía lo que pasaría hoy y eso solo lo hacía peor, pero el sacrificarse por su gente era lo único que se le ocurría ahora mismo para aminorar el desastre, si todo salía bien... vencería a Miraz y esto acabaría.
Ambos contrincantes avanzaron hacia el centro. La reina Lexie miró al castaño, el cual parecía ansioso, le dió la mano como un forma de demostrarle su apoyo. Edmund la miró y sonrió, sostuvo su mano con fuerza.
-Aun hay tiempo de rendirse.-dijo firme Miraz.
-Por mí adelante.-respondió de igual forma Peter.
-¿Cuántos más morirán por el trono?
-Solo uno.-se ajustó el casco, preparándose para luchar.
La pelea dió inicio y ambos reyes atacaban ferozmente. A decir verdad, la escena era increíble, cada uno se movía con una precisión increíble.
Miraz logró sacarle el casco a Peter, causando preocupación en su hermano, cuñada y su reino; pero el magnífico fue rápido y logró hacerle un corte en la pierna al telmarino.
El rubio cayó al suelo y Miraz aplastó su mano, provocando un grito en el rey, pero este nuevamente se defendió, rodando por el suelo y botando junto a él a su contrincante.
A lo lejos se escuchó el relincho de un caballo, Caspian venía hacia ellos, acompañado de Susan.
-¿Susan...?-susurró Lexie.-¿Habrá pasado algo...?
-No lo sé... pero al menos Lucy estará bien.-le respondió el justo.
-¿Su alteza necesita un respiro?-dijo Miraz, notando la distracción del magnífico.
-Ummm... cinco minutos...-respondió dudoso.
-Tres.-El telmarino lo miró indignado.
Edmund y Lexie se acercaron a Peter.
-¿Estás bien?-preguntó la pelirroja, refiriéndose a su mano, pero el rubio tenía la mirada fija en su hermana.
-¿Y Lucy?-le cuestionó.
-Lo logró... con algo de apoyo.-miró a Caspian.
-Gracias.-Le agradeció Peter al telmarino.
-Estabas ocupado.
-Vayan arriba, yo dudo que los telmarinos cumplan su palabra...
La castaña se acercó a su hermano y le dió un abrazo, recibiendo una queja de dolor por parte del mayor.
-Lo siento...
-Descuida.
-Mucho cuidado...
Caspian dirijo su mirada hacia Lexie, la cual le dedicó una sonrisa, él hizo lo mismo.
-Sonríe Peter.-interrumpió Edmund haciendo refencia a su gente, los cuales los miraban preocupados. El rubio hizo caso y levantó espada, sonriente. Los narnianos festejaron
Luego de eso, se sentó, quejándose de su brazo.
-Creo que está dislocado...
Edmund se acercó a su hermano, revisando su brazo.
-¿Qué crees que pase en casa si muero aquí?-ambos se miraron y Lexie aprovechó la oportunidad para acercarse y tomar el brazo del rubio.-sé que siempre me ayudas y yo jamás te...-la pelirroja molesta enderezó el brazo del rey, provocando que este gritara de dolor.
-Ya luego me lo dices.-Edmund se alejó.
-Peter...-lo llamó su amiga.-no morirás hoy, nadie va a morir.
El magnífico notó la preocupación de la chica y recordó aquella vez cuando pelearon con la bruja blanca.
Flashback
Lo harás excelente, Peter. No tienes de qué temer, todos confiamos en ti.
-Gracias, Lex... esto es una locura...
-Lo es. -rió. -Eres un gran hermano y amigo, Peter.
-No digas eso... parece una despedida.
-Cierto, lo siento.
-Bueno... te necesito arriba, con tu arco serás de mucha ayuda.
-Sí, mucha suerte, Pete.
-Lo mismo para ti. Cuidate, Lex...
-Tú también.
Fin del flashback
-Tienes razón... lo siento, Lex.
Lo ayudó a ponerse de pie, era hora de continuar, su hermano le dió su espada y rápidamente comenzó nuevamente el combate.
-Ed...¿estás bien?-le preguntó, sabiendo que las palabras de su hermano le habían molestado tanto como a ella.
-Sí, es solo... Peter es un idiota.-Lexie rió.
-Dime algo que no sepa.
Él también rió y volvieron a mirar el show.
(🗡️)
-Un respiro...-suplicó Miraz luego de recibir un golpe de Peter en una de sus heridas.
-¡No es tiempo de ser caballero, Peter!-gritó Edmund, pero su hermano hizo caso omiso a eso y decidió darle "un respiro".
Le dio la espalda al telmarino, dirigiéndose hacia su equipo, sin embargo... Miraz tenía otra sucia idea. Tomó su espada y aprovechó que Peter estaba de espaldas para intentar atacarlo.
-¡Cuidado!-advirtió Lexie, salvándole el pellejo al magnífico, el cual se defendió cómo pudo y logró atravesar con su espada a Miraz.
El Rey telmarino cayó de rodillas, notando que su contrincante en realidad no sé decidía por seguir atacándolo.
-¿Qué te pasa, muchacho? ¿No te atreves a quitar una vida?
Ese era un claro ejemplo de manipulación, pero Peter no dudaba por eso...
-Yo no voy a hacerlo.-miró a Caspian y le ofreció su espada.
El pelinegro se acercó con duda y tomó el arma, apuntando lentamente a su tío. A lo lejos se podía notar como sus manos temblaban.
-Tal vez me equivoqué...-interrumpió Miraz.- es posible que seas un buen rey telmarino ahora después de todo...-agachó la cabeza, esperando el final, sin embargo, Caspian gritó y clavó la espada en el suelo, sorprendiendo a todos.
-No soy igual que tú.-respondió.-No morirás, pero devolveré el reino a los buenos narnianos.-dirijo su mirada hacia aquel que fue alguna vez su pueblo, los telmarinos, para luego volver junto a sus amigos, los narnianos, ganando una ovación por parte de ellos.
Y claro, todos pensaban que este sería el fin, pero...
El grito de un hombre les llamó la atención, Miraz caía al suelo, muerto.
-¡Traición!-gritó el hombre que era su ayudante, notando como una flecha había atravesado al rey.-¡Lo asesinaron! ¡Mataron a nuestro rey!
-¡Prepárense!-ordenó Peter.
-¡Mierda!-maldijo Lexie, preparando su arco.
-¡Peter!-Caspian lo advirtió del hombre que venía a atacarlo y el magnífico velozmente se defendió, acabándolo enseguida.
-¡Ahora!
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My everything [Edmund Pevensie]
PrzygodoweHay una antigua leyenda japonesa que habla sobre las almas gemelas... "Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper"...