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La de hebras rojizas se encontraba en la cocina, preparando el desayuno para su esposo que dentro de poco partiría a trabajar.

-Buenos días, linda.-pasó las manos por su cintura y depositó un beso en su mejilla.

-Buenos días, Ed. ¿Dormiste bien?

-¿Cómo no dormir bien si tengo a mi preciosa esposa a mi lado?

-Por Aslan...-rio. -Eres todo un adulador. Ve a sentarte, cariño, ya casi está listo.

-¿Te ayudo en algo?

-Nop, estoy bien.-le dio un rápido beso para luego ir a buscar los platos.

-Tienes una radiante sonrisa en tus lindos labios el día de hoy, ¿sucedió algo?

-¿No puedo ser una mujer feliz? Tengo una linda casa y un lindo esposo, además mi estudio de la depresión va mejorando, soy muy feliz.

Él sonrió, recibiendo el plato con el desayuno.

-Felicidades, mi amor, eres increíble.

(...)

Luego de que Edmund se fuera al trabajo, la chica enseguida partió a su habitación, revisando su mesita de noche. Hace unos días llevaba sintiéndose algo mal, con vómitos y malestares, con leves sospechas decidió hacerse un test de embarazo y ciertamente, lo estaba. Esa era la razón de su gran felicidad este día.

La pregunta ahora era, ¿cómo se lo diría a su esposo? No quería que una noticia tan grande y bonita como esta fuera tan común como: "¿Sabes qué? Serás papá". Quería hacerlo especial, pero ¿cómo?

Se estiró en la cama, pasando la mano por su vientre, no podía creerse que una pequeña vida se encontraba ahora mismo desarrollándose dentro de ella. Sentía emoción y a la vez temor, ser madre era un sueño para ella, pero le preocupaba ser una mala madre. E imaginar a Edmund como padre le hacía inconscientemente tener una sonrisa en sus labios, su esposo hablaba con tal pasión sobre formar una familia, que el hecho de que por fin su sueño se estuviese cumpliendo era emocionante, se imaginaba un mini-Edmund corriendo por la casa o tal vez una mini-Lexie siendo cargada por su padre.

Mientras las horas transcurrían, Lexie decidió seguir con su investigación, leyendo diarios y libros que tuviesen información sobre la depresión.

-Oh, un crucigrama. -se dijo a sí misma, echándole un ojo. Ella y Edmund solían disfrutar de hacer crucigramas de vez en cuando, era una gran forma de distracción.

Fue precisamente en ese momento que una absurda idea cruzó por su mente: "¿Y sí se lo hago saber con un crucigrama?". Claro está que no esperó mucho más para tomar papel y pluma para empezar a hacer uno desde 0, agregando palabras y datos como cualquier otro, con la única diferencia de que estaría la frase: "Vas a ser padre".

-9, 10, 11...12... ¡Perfecto! Ya está terminado.-celebró, mirando la hora.-Aún falta para que Ed llegue, empezaré a hacer la cena.

(...)

-¡Lex, estoy en casa!-dejó sus cosas sobre un mueble.

-¡Estoy en la habitación, cielo!

El chico se encaminó al lugar, aliviado de estar finalmente en casa junto a su esposa.

-Hola, linda, ¿cómo estás?-besó su mejilla y se dejó caer sobre la cama.

-Todo bien, ¿y tú? ¿Cómo estuvo el trabajo?-se recostó junto a él, acariciando su rostro.

-Estuvo bien, solo estoy algo cansado...-dijo eso, apoyando su cabeza en el pecho de la chica, escuchando sus latidos.

-Mi pobre Ed... la cena está lista, ¿quieres que te sirva?

My everything [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora