Amuleto de la suerte - Rivers_gg y tú (__G!p)

#RiversRompePitos

Narras tú

–¡Aaaah!– grité al recuperar la consciencia –¡Rivers! ¡Dios mío!– me quejé por el intenso dolor que sentía en la entrepierna.

–¡No me pongas más nerviosa, chingadamadre!– dijo y la miré. Estaba con su celular y ya estaba vestida –¡Samper! Por favor ayúdame, no sé qué chingados hacer– a pesar del dolor me reí por su desesperación y por el hecho de que siempre llamaba a Samper para las cosas que necesitaba en España.

–¡Ayuda!– me miró preocupada y sonrió levemente al ver que me estaba riendo –¡Auch! ¡Aaaah!– me quejé al moverme.

–Es que...Samper...es que me da vergüenza...– dijo sonrojándose –Le...es que...le rompí el pito a _____– me reí y lo puso en altavoz para ponerse los zapatos.

–¿El pito? ¿Qué es el pito?– preguntó confundido –Lo que sea, le compramos otro después, ya deberíais estar viniendo al Cupra para el...– lo interrumpió.

–Samper...la polla, le rompí la polla...– hubo un breve silencio y luego se escuchó su risa.

–Joder– dijo entre risas –¿Me lo estás diciendo en serio?– miré mi entrepierna.

–¡Rivers! Se me está poniendo morado...me voy a...me...– todo se volvió negro de nuevo.

———

Volví a abrir los ojos y sentí unos leves movimientos, dándome cuenta de que me llevaban en una camilla.

Busqué a Rivers con la mirada y esta se subió conmigo a la ambulancia, viéndose bastante preocupada, así que tomó mi mano.

–No mames, wey...la pinche vergüenza de explicar lo que pasó, no mames, hasta se rieron porque nunca les había tocado un caso así– reí levemente.

–¿De verdad se me rompió?– suspiró.

–Sí wey...perdón, es que no mames...– suspiró –Me siento bien pinche culpable, no mames...lo tienes todo morado– cubrí mi rostro y entraron los de la ambulancia para llevarnos al hospital.

–¿Eres _____?– me sonrojé cubriendo mi rostro de nuevo mientras reía –Perdón, es que mi suelo era conocerte...obviamente no en estas circunstancias– lo miré y este miró a Rivers –Puro pinche pio– nos reímos y cada una se sacó una foto con él, pidiéndole que no las publicara ni dijera lo que había pasado hasta que nosotras lo contáramos.

–¿Qué es eso?– preguntó Rivers intrigada y el paramédico sacó una bolsa.

–Hielo, para controlar un poco la información– levantó la sábana y noté que estaba vendada –¿Lo...lo quieres afirmar tú?– dijo nervioso mirando a Rivers y esta negó, así que él posicionó el hielo sobre mi entrepierna.

–¿Solo hay que mantenerlo allí?– este asintió ante la pregunta de mi novia –Está bien, yo ayudo– puso su mano allí y este me cubrió para revisar mis signos vitales.

Llegamos rápidamente y me informaron que se necesitaba una cirugía urgente para evitar quedar con secuelas en cuanto a la estética y al rendimiento sexual, así que tuve que dar el consentimiento y me dieron unos minutos para hablar con Rivers antes de que me prepararan para entrar al pabellón.

–Wey...no mames, perdóname– suspiré.

–Murió haciendo lo que más le gustaba, estar dentro de ti– dije mirando mi entrepierna y se rió.

–¿A poco?– asentí y tomó mi mano –Wey...ya avisé que no podremos ir al partido, estamos bastante jodidos pero se hará lo que se puede– entrelazó nuestros dedos –Perdóname– dijo triste.