Capítulo XVIII

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Con un bebé en camino se les complicaría un poco el entrenamiento, hablando específicamente de Vegeta.

Cuatro meses desde que decidieron unirse como una pareja.

Es decir... cuatro meses de embarazo.

Solía dormir más que antes. Goku le dejaba descansar todo lo que él quisiera, pues el sueño era la peor debilidad que tenía Vegeta, además de tener un humor terrible cuando no descansaba lo suficiente.

Ahora mismo, aún no ha amanecido, pero ninguno de los dos dormía.

Vegeta había despertado por las náuseas, con suerte no le ocurría seguido.

Goku lo reconfortaba como podía, ayudándole en todo lo que él le pidiera y estuviera a su alcance.

Lo llevó a la cama, en donde el príncipe se sentó.

El más joven le imita, sentándose a su lado y acariciando su cabeza. Buscando relajar a Vegeta, quien cada que pasaba se ponía bastante tenso.

No hablaba, ya que sabía que Vegeta podría malinterpretar cualquier cosa que dijera y ocasionaría una discusión, en las cuales terminaba durmiendo en el sofá. Al día siguiente este se disculpaba por todo, pero eso no le quitaría el dolor de espalda por dormir en la sala.

Este apegó su cabeza a su pecho, cerrando sus ojos.

—Odio esto.

—Lo sé.

—Con suerte estás conmigo.

Goku sonríe.

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—¿En qué piensas?

—Nada en particular...

—¿Seguro?—Se acerca al pelinegro que estaba sentado en el pasto, fuera de su casa.

—Vegeta...

—¿Sí?

—Mi hermano... qué quería lograr realmente al venir aquí a la tierra.

—Mmh... Envié a Raditz para reclutarte y vencer a Freezer. Obediente, él vino hasta aquí, creyendo que tú habías sido enviado para conquistar el planeta, cuando realmente tú llegaste aquí solo para que te salvaras... o eso supongo, creo que no tenías ninguna posibilidad de hacer algo para destruir el planeta o cosas así.

—¿Tú crees que él podría cambiar?

—Supongo que sí. Le costaría, pero es posible. No era tan despiadado como yo.

—Es que, bueno, no sé porqué me llegó el recuerdo de él... que tras aparecer tan sólo me golpeó a mí, a Krilin y raptó a Gohan.

—Pero lograste vencerlo.

—Sabes que me morí con él... ¿Verdad? Piccolo nos mató a los dos.

—Oh... cierto... ¿Pero todo este cuestionamiento a qué viene?

—¿Qué opinas de revivirlo?

—¿Para qué? Seguramente su alma ya fue usada para otro ser.

—No, no lo fue.

—¿Eh? ¿Cómo lo sabes?

—Fui a visitar a Enma-Sama hoy.

—¿Hoy? ¿Y eso en qué momento pasó?

—¿Recuerdas que te quedaste dormido esta mañana?

—Ah... sí.

—El tiempo me dio para ir a verlo a él, a Kami-Sama y al maestro Karin, le pedí algunas semillas.

—Veo que fuiste productivo hoy. ¿Algo más que hayas hecho mientras dormía?

—Conseguí una esfera del dragón.

—¿En serio piensas que es buena idea revivir al greñas?

—Bueno... No vendría mal su ayuda. Si era tan fuerte antes, con entrenamiento puede ser aún mejor.

Vegeta lo miraba confundido. Se le hacía raro que quisiera revivirle luego de lo que le hizo a él y a su hijo.

Aunque pensándolo bien... a él mismo le había perdonado la vida y le revivió al morir en Namek, a pesar de ser quien mandó a matar a sus amigos, torturó a Goku y su hijo. Era el causante de que hubieran ido a Namek a por las esferas y poder revivir a los terrícolas.

—No sé como es que tienes tan buen corazón, Kakaroto.

Goku tan sólo se encoge de hombros, mirando hacia arriba, pues el príncipe al estar parado, ganaba altura.

Vegeta con cuidado se sienta a su lado y luego de pensarlo algunos segundos, apoya su cabeza en su hombro, tensando a Goku.

—Goku... Tu hijo tiene hambre.

—¿El bebé o tú?

Pregunta con un tono burlón, sonriendo divertido. Viéndole con una ceja arqueada.

—Ambos.

—¿Y qué quieres comer?

—Sopa ramen—Levanta la cabeza para mirar al más joven.

—¿Y luego unos camarones tempura?

—Me parece bien.

—Y también onigiris.

—Si quieres. O también sushi tempura.

—Ok—se agacha un poco para darle un piquito que Vegeta esperaba tras verlo acercarse.

Vegeta coloca su mano en una de las piernas de Goku y se acerca para darle otro beso, seguido de otro y otro.

Solía ponerse cariñoso de vez en cuando. Le besaba bastante,  le acariciaba la cabeza y también sus mejillas, diciendo que le gustaban bastante.

Aunque la mano que estaba en su pierna fue deslizándose hacia dentro de esta, acercándose al mismo tiempo a su entrepierna, poniendo nervioso a Goku, que sintió al instante cada roce.

Lo apartó avergonzado.

—Ahora no, cariño...

No solía usar los motes cariñosos, pero al ponerse muy nervioso, lo hacía.

Vegeta ríe levemente por eso, sonrojado por como lo había llamado.

—Ve por la comida, querido—Veía como Goku se ponía de pie.

—S-sí... ahora mismo voy.

¡¿Le había llamado querido?!

Goku estaba procesando muchas cosas, Vegeta jamás había dicho nada por el estilo. ¡¿Por qué le gustaba ponerlo tan nervioso?! ¡No era justo!

—Kakaroto.

—¿S-Sí?

—¿Me das una mano?—Le extiende su mano para que le ayudara a ponerse de pie.

—Oh, perdona, lo siento—Le toma la mano, siendo cuidadoso para levantarlo del suelo.

—Gracias, fortachón—Hace que se agache y le da un beso en la mejilla—Anda ya, me muero de hambre.

—Sí, sí. Ahora voy.

El dinero no era problema cuando hacías trabajos de protección a la aldea en la que vivían.

Además, tener una amiga multimillonaria hacía que todo sea muy fácil.

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El dragón había salido ya, agachando su cabeza hacia quien había podido reunir las esferas del dragón e invocarlo.

—Y bien, ¿Cuál será tu deseo?

Su voz tan imponente parecía hacer retumbar la tierra.

—Vamos, dime cuál es y yo te lo cumpliré.

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"Insecto" 《Goku x Vegeta》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora