Capítulo XXXVII

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Aún acostado, Goku se quejaba mucho, sostenía con su mano su pecho, adolorido. Sudaba bastante y su piel se veía algo pálida.

Yamcha mojaba una toalla con agua fresca y la escurre, quitando el exceso, para ponerla luego sobre la frente de Goku.

Milk decidió llevarse Gogeta a su habitación y dejarlo jugando allí, él no alcanzaría la manija para abrir la puerta.

—Quédate aquí, ¿Ok, Gogeta? Puedes jugar todo lo que quieras.

—Sí, tía.

—Bueno, al menos eres un niño obediente—Sonríe—Luego juntos ordenaremos tus juguetes.

—Ok—Le mira y le regala una sonrisa a su tía.

Mientras salía de la habitación veía como se quedaba jugando con sus peluches y otros juguetes que tenía.

Fue rápidamente a la habitación donde estaba el saiyan mayor y vio como este se movía en la cama y apretujaba las sábanas y su propia ropa.

—No creo que sea muy tarde, la medicina debe funcionar—Yamcha limpia un poco el rostro de Goku en cuanto este se lo permitía, pues estaba inquieto por el dolor.

—Debes resistir, Goku.

Ahora con los guerreros saiyan. Vegeta sintió una punzada en el pecho que lo hizo quejarse un poco.

—¿Estás bien, papá?

—Eh, sí... sólo fue un malestar.

Él sabía el porqué.

Goku estaba pasándola muy mal.

—Una pregunta.

—¿Qué pasa?

—¿Por qué revivió a Raditz mi papá?

—A Kakaroto le entró la curiosidad por muchas cosas, sobretodo de su pasado antes de llegar a la tierra. Yo no puedo contarle cosas sobre su familia porque yo no tengo ese conocimiento. Sólo un nombre, Bardock, prácticamente... tu abuelo.

—¿Sólo por saber eso?

—Yo sé que en el fondo eso fue una excusa. Pero nunca quiso decirme el porqué. Raro, porque él no suele mentir, pero con esto lo hace.

—¿Y si... sólo quería arreglar las cosas con su hermano?

—También he pensado en eso. Ahora se llevan mejor que cuando lo revivió y Gogeta lo quiere a pesar de no verlo seguido.

—La verdad es que... todo ha cambiado mucho.

—Sí. Con la llegada de tu hermano todo en este mundo cambió—Mira unos segundos al pelilila.

—Miren, ahí está—Mucho más adelante se veía el aura blanca de Raditz quien seguía volando.

—Ese idiota.

Los tres súper saiyans aumentaron la velocidad para poder alcanzar a Raditz.

Al hacerlo, Vegeta habló.

—¡Oye, imbécil! ¡¿Qué crees que haces, los androides te van a matar y le prohibiré a Kakaroto revivirte otra vez con las esferas!

—¡Príncipe, no se haga, que también quiere pelear con ellos porque el androide 19 le resultó muy fácil!

Vegeta gruñe.

Pero en el fondo era cierto, quería pelear. Sin embargo, no iba a poner en peligro a todos por un capricho suyo, además, debía volver a casa cuanto antes con su hijo y su pareja, quien estaba sufriendo bastante.

—¡Está bien, lo admito! ¡Fue la pelea más aburrida que he tenido y quisiera una de verdad, pero no voy a poner eso por sobre mis hijos y mi esposo!

Se sonrojó un poco al decir eso, pues sabía de antemano que no estaban casados. Pero quería que eso sucediera, de todos modos, nadie iba a corregirlo. Al tener años viviendo juntos lo consideraba como tal.

—¡Que romántico! ¡Yo ya no tengo nada qué perder!

—¡Pero yo sí!—Se adelanta a él y hace que frene en seco—¡¿Tú crees que es divertido?! ¡Siento una presión horrible en el pecho y es porque sé que Kakaroto está mal! ¡Estos dos muchachos son mis hijos y tampoco voy a quitarles las esperanzas a ellos y a Bulma que los espera en el futuro!

—Débil.

—¿Qué?

—Es débil, príncipe.

El príncipe tuvo suficiente y le propinó un golpe, pero Raditz lo detuvo con su antebrazo. Además que Vegeta vio un destello dorado y que sus ojos se habían tornado verdes cuando bloqueó su puño.

—Así que eso tenías bajo la manga, eh.

El golpe del mayor en la quijada no pudo bloquearlo. Eso hizo que se apartara del príncipe.

Escupió a un lado, era un poco de sangre que salió al lastimarse por el golpe. Luego se limpió con el dorso de su mano.

Los dos chicos tan solo veían como su padre enfrentaba a su cuñado.

Ninguno sabía qué hacer en ese caso.

Esto lo notó Vegeta.

—Vegetto, Trunks.

—¿Sí?—Ambos responden.

—Ustedes vayan a buscar el laboratorio de Maki Gero y si lo ven a él, no duden en matarlo. Yo me ocuparé del enorme imbécil que tengo en frente.

—Sí.

—¿Crees que dejaré que lo hagan?

El más grande se transforma al igual que los demás saiyans.

—Llega a tocarlos y te mato. Váyanse ya.

Vegeta no iba a dejar que les hiciera algo. Aunque sabía de antemano que ambos eran poderosos. Quizás eran más fuerte que ellos.

Los dos aumentaron su poder y se fueron rápidamente.

—¿Cómo diablos pudiste alcanzarlo?

—Me maté entrenando como para no conseguir nada. Todos los días, apenas dormía para poder entrenar y aumentar mi poder. Yo no iba a quedarme detrás de la sombra de ustedes dos. Príncipe, no hace falta un combate. Esos dos chicos solos no van a encontrar al vejete y mucho menos detenerlo si es que llegan a hacerlo.

—Eso no lo sabes. Y evidentemente quisiera evitar un conflicto contigo, pero no me dejas opción más que dejarte inconsciente un rato.

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Todos buscaban el laboratorio.

Trunks y Vegetto ya estaban entrando en la zona montañosa, donde habían bastantes pinos.

—¿Tienes alguna idea de donde puede estar?

—No. Mi madre sólo dijo que estaba cerca a la capital del norte, entre las montañas. Lo más seguro es que sea más adelante aún.

—Papá parece que estará ocupado un rato.

—Sí, lo más seguro es que tengan una pelea y si llegan a un acuerdo, pues llegarán después.

—Se veía muy enojado.

—Es por el señor Goku. Porque está lejos de él y no quiere perder más tiempo aquí. Nuestro hermanito igual está en casa.

—Sí.

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"Insecto" 《Goku x Vegeta》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora