"Insecto" 《Goku x Vegeta》

Capítulo XXXVIII

En casa, Goku se encontraba enfrentando a los androides 19 y 20.

Se deshizo de número 19, pero el androide 20 fue un problema al hacerse cada vez más y más grande.

Pero este se hizo pedazos como si fuera de cristal.

Al voltear, una masa extraña lo tomó del cuello, intentaba quitárselo, viendo unos ojos rojos al frente junto a una sonrisa que daba escalofríos.

Pero al ver al fondo, vio a su pareja tendida en el suelo dándole la espalda, su armadura estaba rota, pues había perdido un tirante. Su pequeño hijito apareció corriendo para tratar de despertar a Vegeta y al ver que no lo lograba, empezó a llorar, llamándolo para que le ayude.

—¡Papi! ¡Papi!

Al no hallar respuesta de nadie, se hizo bolita y se acurrucó junto a Vegeta, buscando consuelo.

—Pequeñito... Vege...—Pensó, pues le faltaba el aire como para poder hablar.

Quien lo tenía sujeto abrió su boca, mostrando enormes colmillos afilados.

—¡Goku! ¡Goku!

Oyó la voz de Milk.

Ella lo estaba moviendo para que despertara.

Estaba dormido, sus manos trataban de quitar algo de su cuello.

—Hi-... hijo...

Unas cuantas lágrimas empezaron a salir de sus ojos cerrados.

—Tienes que despertar.

Luego de algunos minutos, Goku se quedó más tranquilo. No despertó, pero al menos estaba relajado.

Yamcha limpió su rostro con la toalla húmeda y luego se apartó.

—Parece que tuvo una pesadilla horrible—Milk veía con pena a Goku.

—Debes recuperarte pronto, amigo—Tomó con fuerza el botecito de la medicina.

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Con los terrícolas y el Namekiano. Los tres ya estaban en la zona de las montañas, donde la brisa era más fría que en la zona donde estaban antes.

—Vaya, sí que hace frío en el norte.

—¿Cómo encontramos el laboratorio? Aquí hay muchas montañas y las cuevas son pequeñas—Pregunta Tien a Piccolo.

—Hay que separarnos.

—Que frío. Hay que abrigarnos.

—Yo también tengo mucho frío, pero esto está primero.

—Los humanos sí que son imprácticos—Piccolo era el único que no se quejaba del frío—Bien, nos separamos y si alguien lo encuentra le avisa a los demás.

—¿Cómo hacemos para avisar?

—Eleven su poder de pelea.

—Está bien.

Ya iban a irse pero Krilin los detiene.

—Esperen.

—¡¿Qué, tienes frío?!—Piccolo ya estaba algo alejado.

—No, no es eso. Quería repartir las semillas del ermitaño. Tenemos nueve en total, serán tres para cada uno.

—Bien, eso nos será de mucha ayuda—Se acerca a su amigo.