Capítulo V

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Goku volaba entre las grandes montañas. Ya había oscurecido.

Vio a lo lejos la luz de la casita que tenían y vio afuera a su hijo, quien daba pequeños saltos, parecía estar entrenando.

Bajó y aterrizó junto a la puerta.

Gohan sintió su presencia y volteó hacia él.

—Papá, volviste.

—Sí. Se me hizo un poco tarde. ¿Dónde está tu mamá?

—Adentro, en la cocina.

Abrió la puerta y entró, siendo seguido por Gohan.

—Ya regresé, Milk—Anunció mientras retiraba una de las sillas del comedor.

—Que bueno, Goku. Estoy por terminar la cena. ¿Podrías poner los platos en la mesa?

—Claro.

Luego de una cena juntos y acostar a Gohan para que descansara, Goku decide tomar un baño afuera.

Se metió al agua que ya estaba tibia y apoyó sus brazos a los bordes de aquel barril y cerró sus ojos.

Aunque los abrió al sentir dos manos sujetando su cabeza con cuidado. Vio a la pelinegra parada detrás suyo al mirar hacia arriba.

Sonrió.

Sin decir nada, esta dejó caer la toalla que cubría su cuerpo y se metió al agua también, teniendo a Goku de frente.

—Hace mucho no hacías eso... creo que desde que nació Gohan.

—¿Te molesta?

—No. Me gusta que me acompañes tú.

Goku se mueve un poco para estar más cerca de Milk. Agachó un poco su cabeza y le dio un beso en la mejilla, sonrojandola bastante.

Él no solía hacer eso. En realidad, creo es una de las primeras veces que tuvo iniciativa para ello.

Se vieron a los ojos por varios segundos sin decir nada, quizás pocos minutos, hasta que Goku miró hacia los labios de la pelinegra y volvió a subir su vista a sus ojos.

Milk entendió lo que quería, pero de algún modo no podía moverse, algo se lo impedía, así que no le quedó otra que hacer lo mismo.

Desviar su mirada de sus ojos a sus labios y volver.

Goku dio una pequeña sonrisa antes de acercarse nuevamente, esta vez, yendo hacia sus labios, uniéndolos con los suyos.

Milk sacó sus manos de debajo del agua y le tomó ambas mejillas al saiyan mientras este la besaba y acercaba más su cuerpo al de ella.

Sintió sus pechos pegarse al suyo, presionando un poco.

Sus manos fueron hasta la pequeña cintura que poseía, siendo delicado al tomarla.

Al separarse, ambos jadeaban mientras apartaban las miradas del otro.

El saiyan sentía un pequeño temblor en su cuerpo, quizás los nervios que le atacaban tras darse cuenta de lo que había hecho. Ese acto que solían hacer las parejas a menudo, un acto humano que aunque no fuera el mejor en ello, le gustaba hacerlo con Milk sin importar que no fuera quien lo iniciara por pena.

Milk sentía un cosquilleo en su vientre, ese sentimiento tan raro y tan bonito que solo Goku le causaba.

—¿Puedes...?—Habló Goku luego del silencio que se formó—¿Puedes darme tú uno?

—¿Yo?

—Sucede que... me gusta más cuando lo haces tú—admite mientras mira hacia el agua, sus mejillas sin querer se tornaron algo rojas—Así siento que... me quieres mucho más que los demás, de esa forma diferente que siempre dices.

—Te amo...

Al oírla levanta la cabeza, viéndola de nuevo.

—Creo que... yo también.

Milk ríe levemente, contagiando al saiyan.

Al fin, después de mucho intentar, parecía que estaba comprendiendo mejor esa pequeña frase.

Volvió a tomarle de las mejillas y le plantó un beso de esos que acababa de confesar que le gustaban.

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Pasaban los días, Goku solía ir seguido a la corporación para entrenar con Vegeta, quien al principio rechazaba su oferta y luego cedía de todos modos, así que Goku sólo tenía que insistir un poco, sabiendo que le subía el ego al príncipe.

—No sabes lo que adoro que me rueguen.

—Sí, ya lo sé. ¿Sí aceptas, o me voy?

—No, no, acepto—Dijo en un tono divertido.

—Me pregunto, ¿por qué haces eso?

—¿Qué cosa?

—El rechazarme y luego de un rato aceptar.

—Ya te lo dije, me gusta que ruegues por un mísero entrenamiento conmigo.

—¿No te parece más sencillo decir que sí desde el primer momento? Ahorras tiempo.

—No.

¿En serio era lo único que diría?

Bueno, él no era quien para quejarse. Parecía gustarle hacerlo por las veces que lo había hecho, así que en parte es culpa suya.

Luego de los entrenamientos solía ir directo a casa, pero esta vez se quedó por petición de Bulma, quien le dijo que había una mesa servida para ambos.

Ya se había acostumbrado bastante a estar con el mayor, fue conociéndolo más de a poco cada que convivía con él.

Se había aprendido de memoria lo que significaba cada gesto que hacía, y aunque no fueran difíciles de leer, sabía perfectamente lo que sentía el saiyan mayor.

Pero ese día hubo algo raro, al comer, Vegeta no tenía ese ceño fruncido tan marcado, en realidad, se veía feliz.

Creía que nunca lo había visto sonreír de manera sincera, sin maldad ni cinismo en ella, sólo una muestra de felicidad.

Desvió la mirada al ver que este dirigió sus ojos hacia él, había notado que le estaba mirando.

—¿Qué? ¿Tengo algo en la cara o qué?

—No, nada... sólo que... nunca te había visto sonreír. Se... te ve linda.

Vegeta titubeó al oír eso, jamás esperó esa respuesta viniendo de él.

Se quedó sin habla y tan sólo bufó para luego seguir con su plato... aunque...

No lo pudo terminar.

"Se te ve linda"

Sonrió con un pequeño sonrojo en sus mejillas.

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"Insecto" 《Goku x Vegeta》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora