Capítulo XXIV

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Muchas sesiones de entrenamiento. Casi hasta desfallecer.

Goku buscaba ser lo suficientemente fuerte como para vencer a cualquier androide que se le atraviese.

Vegeta ya podía acompañarlo en sus entrenamientos. Gogeta iba con ellos y se quedaba en una manta sobre el césped, bajo la sombra de un árbol para que el sol no fuera una molestia para él.

Había pasado más de un año desde que el muchacho del futuro había llegado para avisar de aquella tragedia que vivió.

Vegeta entrenaba convertido en super saiyan para fortalecer su transformación, en cuanto a Goku, este no la utilizaba, pues deseaba lograr más en su forma base.

Aunque a Gogeta no le agradó mucho ver a su papá convertido en super saiyan, pues al verlo, empezó a llorar y querer irse con Goku, quien estaba a unos pocos metros de ellos.

—Vamos, Gogeta, soy yo—Su cabello vuelve a la normalidad y ahora el pequeño al verlo se calmó.

—Parece que no le gusta el super saiyan—Coloca sus manos en sus caderas, viendo hacia su hijo y pareja.

Vegeta acaricia su cabecita y deja un beso sobre esta.

—Niño, debes acostumbrarte a verme así.

—Es que cuando te transformas pones cara de pocos amigos.

—Cállate, insecto.

Goku cierra sus ojos, riéndose.

—¿Y tú por qué no te transformas? Deberías fortalecer tu transformación lo más que puedas.

—Es que yo creo que el super saiyan es un gran potenciador de mi poder base, así que prefiero no gastar energía en la transformación y hacerlo en mi forma normal. Y también quiero mejorar mis habilidades de artes marciales.

Vegeta lo mira con una ceja arqueada.

—Tener una mejor técnica en combate cuerpo a cuerpo y volver un poquito a mi juventud.

—Lo dices como si tuvieras cuarenta.

—Je je... pero apenas estoy por cumplir veintiocho. Te conocí a mis veinticuatro... casi veinticinco.

—No sabes cuántos tengo yo, ¿no?

—Es que nunca lo dices, cariño. Sólo sé que sí eres mayor.

—Cuando vine aquí tenía menos de tu edad actual.

—¡¿Eh?! ¿En serio?

—No. Tenía veintinueve.

—¿A ver, cuántos tenías realmente?

—Veintinueve.

—Ahh.

—Ahora tengo treinta y dos.

Goku cuenta, bajando sus dedos.

—Eres... mayor por cinco años.

—Sí.

—Vaya, creí que tenías menos. Es que no aparentas tu edad.

—Tú tampoco, porque los saiyans envejecemos de forma más lenta que los humanos. Además vivimos mucho más tiempo por eso.

—Oh. Eso no lo sabía, aunque siempre me decían que era muy pequeño para mi edad cuando era niño.

—Porque nos quedamos pequeños bastante y de la nada das el estirón.

—Oh, sí, porque me fui tres años y cuando volví no me reconocían porque era más alto que Bulma.

Vegeta ríe.

"Insecto" 《Goku x Vegeta》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora