El clima reflejaba nuestro desánimo colectivo. La nieve comenzó a caer suavemente, cubriendo la ciudad con una capa blanca y fría, como si el cielo compartiera nuestra melancolía. Habían pasado dos semanas desde aquel fatídico partido de básquet, y la vida de Jimin había cambiado drásticamente.
Jimin había estado ausente de la escuela desde el incidente de Woo-hee. Jisung y yo nos habíamos comprometido a mantenerlo al día con las clases. Mis visitas a su casa se habían vuelto rutinarias. Ahora le enseñaba sin cobrarle, consciente de la pesada carga emocional que ya llevaba. También, nuestros amigos habían mostrado su solidaridad, organizando una pequeña colecta para apoyar a la familia de Jimin, aunque ellos no necesitaban el dinero. Era un gesto para que supieran que no estaban solos en esta lucha.
Woo-hee, lamentablemente, había empeorado. La noticia de la metástasis cerebral había golpeado duro a Jimin. Ahora, su familia se dirigía a Chicago para buscar la ayuda de un pediatra oncólogo especializado. Jimin me había dicho que necesitaba tiempo a solas para procesar todo esto y que aprovecharía el fin de semana para acompañar a su hermana.
—¿Y cómo sigue Jimin? —preguntó Sol, mientras comíamos el arroz que la mamá de Hoseok nos había preparado. Estábamos reunidos para trabajar en un proyecto de ciencias, pero la preocupación por Jimin dominaba la conversación.
—No me ha respondido desde que abordó el avión. Debe estar todavía en vuelo o yéndose al departamento que sus padres han alquilado —respondí, sintiendo el peso de la incertidumbre. Todos asintieron, compartiendo la misma preocupación silenciosa.
—Espero que su hermanita pueda salir de eso —dijo Songyi con una voz llena de esperanza—. Me asustó mucho esa noche del partido.
—A todos —añadió Hoseok.
Sol y yo no respondimos, dejando que el silencio llenara el espacio mientras seguíamos comiendo. Era un silencio pesado, cargado de preocupaciones no dichas y de un dolor compartido.
Después de la cena, nos pusimos a trabajar en nuestro proyecto de ciencias. A pesar de la situación, logramos concentrarnos y terminamos el trabajo sin demasiada dificultad. Pero incluso mientras trabajábamos, mis pensamientos volvían una y otra vez a Jimin y su familia. Me preguntaba cómo estarían enfrentando todo esto, si Woo-hee estaba recibiendo la atención que necesitaba, y cómo estaría Jimin manejando toda esta presión.
De regreso a casa, la nieve seguía cayendo, y el frío se sentía más intenso que nunca. Me arropé en mi abrigo, deseando poder hacer más por Jimin y su hermana. La impotencia era una sensación que me resultaba difícil de soportar. Entré a mi casa y subí a mi habitación, donde revisé mi teléfono una vez más. Todavía no había noticias de Jimin. Le envié un mensaje de voz de apoyo, aunque sabía que quizás no lo vería inmediatamente.
—Estoy aquí para ti, Jimin. Espero que todo vaya bien con Woo-hee. Mantente fuerte.
Me acosté en mi cama, mirando el techo y pensando en todas las veces que el rubio había sido mi pilar de apoyo. Ahora, deseaba con todas mis fuerzas poder ser el suyo. La noche se hizo larga y pesada, cada minuto que pasaba sin noticias aumentaba mi ansiedad. Finalmente, agotada por la preocupación, caí en un sueño inquieto, esperando que el día siguiente trajera mejores noticias.
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A 130bpm » Park Jimin [BTS]
FanfictionCuando compites en una carrera de autos, mayormente conocidos por algunas personas como carreras de piques, se debe de tener en cuenta que los 500 km/h es la velocidad máxima que un auto puede alcanzar. Luego, algunas piezas de su motor son reemplaz...