A 130bpm » Park Jimin [BTS]

t r e i n t a y u n o | Peones y reinas 🖤

El tío Namjoon y mis tíos Jin y Joo-kyun nos alcanzaron en el hospital para saber qué ha pasado realmente. Una simple llamada de mi mamá diciéndoles “Vengan pronto. Jungkook fue atacado” no es suficiente para ellos.

Blake se ha quedado conmigo para cuidarme. Está nerviosa y con mucho miedo de no saber algo de papá. Y no es la única, yo también estoy de ese modo. ¿Dónde están los médicos cuando uno los necesita?

Jimin también nos está acompañando para portarse como un apoyo para mí. Mis lágrimas seguían corriendo por mis mejillas, y él intentaba consolarme, aunque no decía mucho. Su presencia era suficiente para hacerme sentir un poco menos sola en este momento tan horrible.

Finalmente, un médico salió por la puerta de la sala de emergencias. Todos se pusieron de pie de inmediato, mirándolo con ansiedad.

—¿Familia de Jeon Jungkook? —preguntó el médico, y todos asentimos con la cabeza.

—Soy su esposa —dice Blake, tratando de mantener la compostura—. ¿Cómo está?

El médico suspiró y se acercó un poco más.

—Jungkook está estable ahora. Ha sufrido algunas heridas graves, pero hemos logrado detener el sangrado. Necesitará tiempo para recuperarse y tendrá que quedarse en el hospital por unos días para observación.

Un suspiro colectivo de alivio recorrió el grupo. Mamá apretó mi mano con fuerza, y yo sentí que un peso enorme se levantaba de mis hombros. Pero aún quedaban preguntas.

—¿Podemos verlo? —preguntó mi tío Namjoon, con voz firme.

—Por supuesto, pero solo uno a la vez por ahora. Está sedado y necesita descansar.

Me ofrecí para ser la primera en verlo. Mis tíos y Jimin asintieron, entendiendo la necesidad de ver a mi papá. El médico me guió a través de los pasillos hasta la habitación donde estaba Jungkook. Al entrar, lo vi ahí, con vendajes y tubos conectados a su cuerpo. Parecía tan frágil.

Me acerqué lentamente, tomando su mano suavemente. A pesar de todo, se veía en paz. Me incliné y le susurré:

—Estoy aquí, papi. Todo va a estar bien.

Me quedé a su lado, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. No podía esperar a que despertara, a que me dijera que todo esto había sido un mal sueño. Pero por ahora, solo podía estar ahí para él, prometiéndole que no lo dejaría solo.

El sonido rítmico de los monitores llenaba la habitación, y me aferré a la mano de papá, buscando consuelo en el calor de su piel. Por más que intentaba mantener la calma, la visión de mi padre en esa cama de hospital me partía el corazón.