Capítulo 35: Instantes que crean recuerdos

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—¿Qué ocurrió?

Hermione, ya visible, observó a Draco que, nervioso, paseaba de lado a lado del vestíbulo de su casa. Tenía los puños y las mandíbulas fuertemente apretados y la tensión de su cuerpo era visible.

Estaba completa y absolutamente furioso.

Anthony, por el contrario, se veía derrotado. Se había dejado caer en el suelo con la espalda apoyada en la pared. Tenía los ojos cerrados, las piernas flexionadas y los brazos descansando sobre sus rodillas.

Harry miró a Hermione mientras Ron contemplaba el lugar con abierta curiosidad. No sabía dónde habían ido pero, dado que les había aparecido Malfoy supuso que debía ser su casa.

—Nunca hubiera imaginado que viviera en un sitio tan... blanco —susurró a Harry en voz muy baja —tanta luz y tanto brillo —frunció el ceño, extrañado de la austeridad de la sala.

—Draco —la mujer, leona valiente, se acercó a Malfoy y le tomó de la mano, pasando el pulgar por el dorso con suavidad.

Ron arrugó la nariz con disgusto al ver la forma en la que él se relajaba y entrelazaba los dedos con los de ella en un gesto inconsciente que hablaba de una clara intimidad.

Rodó los ojos y miró hacia otro lado con cara de asco mientras se cruzaba de brazos.

—Hay un topo —dijo con sequedad fijando sus ojos de plata en Harry —en la Agencia.

—No solo un topo —murmuró Anthony que había abierto de nuevo los ojos —él es quien da las órdenes o eso era lo que parecía.

—¿El líder de ese grupo de... de asesinos es un agente?

—No solo un agente, Potter —Draco volvió a tensarse y Hermione se pegó a su costado — es nuestro compañero —constató —es Adrian.

La bruja jadeó y Harry abrió los ojos con obvia incredulidad.

—¿Pucey? —Sacudió la cabeza —pero le secuestraron, como a Viktor

— ¿Estáis seguros que no estaba bajo el influjo de alguna maldición? —Hermione se giró a mirar a Harry —¿Por qué no vamos a San Mungo a ver qué han podido hacer con Viktor? Quizás entender lo que le hicieron a él nos ayude a comprender qué ha podido pasarle a Adrian.

Malfoy y Anthony parecieron dudar.

—No lo sé —el segundo se mordió el labio inferior luchando consigo mismo —no parecía estar bajo el influjo de ningún hechizo, Hermione.

—No lo estaba —sentenció Draco —es él, estoy seguro.

—¿Por qué? —preguntó Harry.

—Es solo que... algunas cosas... algunas conversaciones que tuve con Adrian empiezan a tener sentido. —sacudió la cabeza como si tratara de aclarar su mente —después de escucharle sé que es él. ¿Qué sentido tiene que cualquiera de ellos le maldiga para liderarlos? Es absurdo.

—Lo es —apostilló Ron al que nadie le había preguntado —¿Qué? —preguntó cuando Harry le miró —tiene razón, piénsalo. Yo no sé muy bien qué está pasando realmente pero no hay que ser Hermione para saber que tiene que ver con el ataque al Callejón, los asesinatos y las desapariciones —resopló rodando los ojos —todos sabemos que los ex mortífagos no son los más listos de sus casas pero ¿Obligar a alguien a que te lidere? Ni siquiera ellos son tan idiotas.

—La verdad es que no pinta bien —concordó Hermione mirando a Anthony y a Draco con tristeza ¿Cómo se sentiría ella si Harry o Ron la traicionaran de esa forma? Sabía que nunca ocurriría porque apostaría su vida por ellos pero solo imaginarlo hacia que le doliera el alma.

Luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora