Capítulo 24: El Callejón Diagon

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NA*Hay una escena que, no he podido evitarlo, me ha recordado al pequeño fic que escribí por ahí del 2014 donde en apenas un párrafo, atacan el callejón Diagon y yo, que podía visualizar la escena de Harry y Hermione, la he rememorado mucho. Al atacar el callejón, he decidido darle una vuelta a esa escena porque no me la sacaba de la cabeza, si alguien leyó esa historia de apenas tres capítulos y encuentra el parecido sí, ha sido a propósito xD.

Gracias!! Espero que os esté gustando.

...

Hermione y Draco apenas habían tenido tiempo de saludar a sus nuevos amigos cuando recibieron el aviso de Harry. Se despidieron de Enola, recogieron las cosas del hotel y se fueron con Kamau al Ministerio para solicitar un traslador urgente al embajador de Reino Unido en El Cairo. En menos de treinta minutos estaban de regreso en las Oficinas de Trasladores de Londres.

—Vayamos a ver a Harry —dijo Hermione casi a la carrera.

—No —Draco la sujetó por las muñecas para que le mirara —debo ir a la Agencia. Ahora.

—¿Qué? ¡Claro que no, Draco! Loughty ya debe saberlo ¿No crees que si Goldstein o Pucey te ven allí se darán cuenta de que algo está ocurriendo?

—¿Y no lo pensarán si me ven con Potter?

—Claro que no —ella puso los ojos en blanco —estás conmigo. Ellos —miró alrededor, como si tuviera miedo de que alguien les estuviera escuchando —saben que... que estamos juntos. ¿Por qué iba a ser raro que quiera pasar a ver a mi mejor amigo y que tú me acompañes?

Draco no parecía para nada convencido pero, apretando los dientes, cedió y acompañó a Hermione a la Oficina de Aurores con su mano firmemente apretada en la espalda de la castaña, dejando claro, a todo aquel que los viera, que las publicaciones de Corazón de Bruja eran absolutamente ciertas. Sabía que no era necesario hacerlo, pero en el momento en que uno de los estúpidos instructores más jóvenes del Centro Examinador de Aparición se quedó mirando a Granger con una bobalicona sonrisa en la cara, no pudo evitar tocarla, para dejar claro, ante ese gorila mononeuronal y todos los demás, que era terreno privado y que ella era únicamente suya.

La bruja, ajena a la forma en la que Draco iba asesinando con la mirada a los magos que parecían observarla como si fuera una tarta de melaza con patas, continuaba hablando en voz baja sobre el cáustico mensaje de Potter y sobre lo que podría significar.

—¿No lo crees?

—Ehhh —Draco dejó de mirar al imbécil de MacLaggen y parpadeó, intentando recordar qué estaba diciendo Hermione.

—¿Me estás escuchando?

—Yo... sí... quiero decir... no —sacudió la cabeza —¿Qué coño hace MacLaggen en el Ministerio? Creí que se mudó a Nueva York con su tío Tiberius.

—¿Qué? —Hermione siguió la dirección a la que había estado mirando Draco y vio a Cormac en la distancia que los contemplaba con intensidad —¿Cormac?

—Sí —murmuró él imitando su voz —Cormac... ¿Qué hace en Londres?

Ella alzó las cejas con sorpresa.

—No lo sé, creo que no le veía desde la Batalla de Hogwarts.

—Hummm

Draco pasó el brazo sobre los hombros de ella y la empujó hacia el ascensor, alejándola de aquel horrible pasillo y de aquel babuino bueno para nada.

—¡Hermione!

La mujer escuchó a Draco rechinar los dientes cuando Cormac se acercó a ellos por la espalda. Se giró con ella, pero no la soltó.

Luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora