Capítulo 6: La ciudad de los dioses

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—Necesito que le acompañes —Harry estaba en el despacho de Hermione, revolviéndose el pelo y paseando de lado a lado, al más puro estilo Ron Weasley —de verdad que no te lo pediría si no fuera absolutamente necesario, pero tienes que hacerlo.

—No.

La respuesta de Hermione fue categórica.

—Hermione —el auror suspiró con cansancio, se dejó caer en la silla y apoyó los codos en sus rodillas en un gesto de derrota —necesito que vayas.

—Que vaya Theo.

—No puede ser, tienes que ser tú —Ella resopló —¿Crees que si pudiera pedírselo a Theo estaría aquí? —en aquella ocasión fue él quien soltó un bufido —solo pensar en que tengas que viajar con él —se estremeció —pero es demasiado tiempo para ir al mundo muggle, Theo no tiene ni idea.

—Repíteme de nuevo por qué no puedes ir.

—Robards me necesita aquí, no tengo forma de marcharme sin que se de cuenta de que algo pasa y es urgente volver a Atenas cuanto antes.

Un par de días atrás, Theo les había hablado de Argenis Zervas, un historiador tan renombrado como lo había sido Bathilda Bagshot. Estaba especializado en la Historia de la Magia Clásica y, por ello, sus libros eran utilizados en estudios superiores. Encontró en su biblioteca un pequeño manuscrito escrito en griego y, con un hechizo traductor, consiguió leer algo sobre la mitología muggle y su estrecha relación con la historia mágica. Dado que se hablaba del mito de Asclepio, Theo le llevó el libro a Hermione y, al verificar en el Ministerio que Argenis Zervas estaba vivo y vivía en Atenas, decidieron que el siguiente paso sería que Harry y Draco fueran a visitarle.

—Harry, Argenis Zervas es un mago.

—Créeme, da igual. Es un mago que vive entre muggles y Malfoy no está preparado para salir al mundo muggle, diga lo que diga.

—Pero Theo...

—Nott tampoco lo está —sentenció él —la última vez que vio un buzón de correos metió la mano para ver cómo había entrado dentro la lechuza—masculló entre dientes.

—Pero...

—En medio de Picadilly Circus, Hermione.

—Pero Harry....

—Gritando...

Ella suspiró.

—Quizás a veces es un poco... intenso pero...

—¿Intenso? —él abrió los ojos un poco más de lo normal —Siempre había pensado que era serio, callado y algo peculiar, pero cuando le sacas al mundo muggle se convierte en... en... ¡En Zabini!

Ella soltó una risita.

—Zabini se maneja bastante bien entre los muggles.

—Sí, pero es intenso en cualquier lugar.

Ambos sabían que el austuto y divertido Blaise tenía una cabeza increíble para los negocios y era más que capaz de vender arena en un desierto, pero también era impulsivo, alocado y vivía la vida con una intensidad que era difícil de seguir.

Le habían conocido, al menos conocido de verdad, cuando, en una de esas locuras, decidió que iba a patrocinar a las Arpías de Holyhead porque la buscadora era un bombón al que se quería ligar.

Finalmente, después de firmar todos los contratos habidos y por haber, la chica había dejado el equipo antes siquiera de haber podido tener una oportunidad con ella pero, para entonces, Blaise se había hecho amigo de Ginny y además le gustaba el mundo del quidditch lo bastante como para quedarse " a ver qué tal" y dos años después, allí seguía.

Luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora