Capítulo 43: La cacería

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Anotación: Para quien tenga curiosidad, el pueblo mágico del capi me lo imagino como Castle Combe, en Wiltshire.

Cuando se reunieron de nuevo al día siguiente en Grinmauld Place, Blaise y Ginny llegaron acompañando a un convaleciente Theodore.

—¡Merlín, Theo! —Hermione voló a sus brazos y se colgó de su cuello haciéndole trastabillar.

Él rió y rodeó su cuerpo pegándola a él, sonriendo a Draco que, apenas a un par de metros de distancia, le contemplaba con el rostro pétreo y el cuerpo tenso, como si le estuviera costando un esfuerzo sobrehumano consentir aquel gesto de cariño.

—Con recibimientos así casi me alegro de haber estado fuera de juego —dijo con el rostro pegado a la salvaje melena de su amiga.

—No seas tonto —ella se apartó, le tomó de las mejillas y le agachó la cabeza para plantar un beso en su frente, del mismo modo en que había hecho cientos de veces con Harry —menos mal que estás bien.

—Bueno, bueno —Blaise, que veía como a Draco le empezaba a salir humo de la cabeza como si fuera una tetera, les separó y ayudó a su amigo a sentarse en uno de los sillones individuales.

—Vale, Blaise —Theo le empujó para que dejara de toquetearle —puedo moverme solo, gracias —le fulminó con la mirada pero el moreno le ignoró, poniendo un reposapiés delante de él para que subiera las piernas —Theo le dio un puntapié —que me dejes, pesado —siseó entre dientes.

Zabini se rió y se dejó caer en el sillón de enfrente, tirando de Ginny para que cayera sobre su regazo. Ella, enrojeciendo por los toqueteos, se apresuró a sentarse a su lado, palmeándole la mano para que dejara de acariciar su pierna.

Pero el moreno seguía tan feliz como el día anterior así que la ignoró y pasó un brazo por encima de sus hombros para mantenerla pegada a su costado, incapaz de no tocarla, de no sentirla junto a él.

Pansy, que acababa de entrar en el salón, le miró con una sonrisa, aún asombrada de la forma en la que aquel idiota se había enamorado de la chica Weasley, después de todas las veces que, en el colegio, había jurado y perjurado que ni tan siquiera la encontraba bonita.

—Hola Theo —se quedó en la puerta, mirando a Nott y éste abrió los ojos con sorpresa al verla bajo el vano.

—¿Pans? —sacudió la cabeza, como si esperase que ella fuera únicamente fruto de las pociones que había consumido en los últimos días —¿Qué diablos haces aquí?

—Bueno —La bruja rió y se apresuró a entrar, tras ella flotaban varias bandejas con servicios de té, magdalenas, pastas y bizcocho —me temo que te has perdido parte de la historia con todo ese alarde de heroísmo que demostraste en tu antiguo castillo.

—¿Y en qué momento has pasado tú a formar parte de la historia? —asintió cuando le preguntaron si quería una taza de té.

—Verás Theodore —Luna entró también al salón vestida co unos pantalones vaqueros y una sudadera naranja. Iba descalza — En realidad ella forma parte de esta historia desde mucho antes que los demás.

Nott frunció el ceño y miró a la rubia, sintiendo de nuevo aquella extraña presión en su estómago, aquella vibración desconocida y casi desagradable que se asentaba allí cuando ella estaba cerca.

—Lovegood, cuéntale la maravillosa historia —Draco se sentó, empujando a Hermione a su lado. No de la forma juguetona y risueña en la que Blaise lo había hecho con Ginny. El rubio era posesivo y brusco — de como Anthony Malfoy nos convirtió en familia.

Luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora