Capítulo 40: La calma antes de la tormenta

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—Luna

Pansy y la rubia seguían tumbadas en la cama. Habían decidido dormir juntas ya que pasaron horas hablando y, pese a que lo había intentado, Pansy no había conseguido que le contara qué era lo que estaba mal.

—Aun no puedo creer que no me llamaras cuando Rolf... ¿Por qué no viniste a casa? —preguntó dolida.

—Cuando... —inspiró hondo —cuando murió, tú estabas en Budapest vendiendo tus obras.

Ella frunció el ceño, pensando.

Era cierto, durante un mes había recorrido varias ciudades europeas con su corredor de arte, un anciano mago escocés, grande como un pino, que había descubierto las pinturas y esculturas de Pansy un día por casualidad y, desde entonces, se había dedicado a retomar su antigua profesión únicamente para ayudarla a alcanzar el cielo con sus obras.

Pansy le adoraba, veía en él el padre que nunca había tenido.
Gracias a Connor había podido vivir de lo que más le gustaba en el mundo, de aquello que había sido sólo un hobbie durante toda su vida. Además, su madre siempre le había desalentado a mejorar, alegando que era una pintora mediocre y una escultora pésima, por eso, cuando Connor MacKinnon le dijo que sus obras debían exponerse en los mejores museos del mundo mágico y muggle, ella no lo creyó.

Tres años después era feliz dejando que él se encargara de los negocios y le dejara todo el tiempo del mundo para crear obra tras obra, pero en el último viaje Connor se la llevó con él, obligándola a dejar la seguridad de Kilt Rock durante un mes.

—Pero regresé, Luna

—Lo siento, las cosas se... complicaron aquí.

Ella se sentó en la posición de loto y miró a la rubia con cariño.

—Es Theo ¿Verdad?

Pansy conocía los sentimientos que Luna había albergado por su antiguo compañero de casa. En el pasado, tras la guerra, habían pasado muchas noches en vela hablando de todo y de todos y se habían desahogado la una con la otra en infinidad de ocasiones.

—Se me pasará, es solo que he estado muy asustada.

La noche anterior le había contado todo lo ocurrido y le había puesto al tanto de lo que estaba pasando en Londres. Pansy le habló de lo que sucedió cuando Adrian se presentó en Escocia atacando a Hermione en la casa de su antepasada.

—Me cuesta tanto creer lo que ha hecho ¿Adrian? Merlín Luna, lo habría creído posible de Draco pero de él... ¿Y qué me dices de Draco trabajando para una Agencia secreta del Ministerio? ¿No es increíble?

—Creo que todos hemos cambiado mucho ¿Verdad? —susurró Luna —la guerra nos cambió.

—Sí que lo hizo —Pansy volvió a dejarse caer de espaldas sobre el colchón —si Theo no se da cuenta de lo maravillosa que eres es que es un idiota... puede que fuera el único chico de toda mi casa que merecía la pena, pero puedo odiarle por ti —Luna soltó una risita.

—A ti también te costó un tiempo darte cuenta de lo maravillosa que soy, Pans.

—Sí, pero Nott era el más listo de Slytherin, Luna... él debería saberlo ya.

—Estaba enamorado de Hermione.

—¿De verdad? —resopló con incredulidad —pues no creo que a Draco eso le haga mucha gracia, siempre fue extremadamente posesivo y la forma en la que mira a Granger... —alzó las cejas —por mucho que haya cambiado fuimos buenos amigos en el pasado y déjame decirte que nunca le he visto mirar así a ninguna chica antes.

Luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora