—Mi señor— un hombre de avanzada edad hizo una reverencia al rey Erik, quien en esos momentos bailaba una canción inexistente con su pequeña hija que no dejaba de reír por las muecas que hacía su padre— Lamento mucho interrumpir, pero su consejero real lo está esperando desde hace unos minutos en el jardín.
—¿Le informaste que estoy con mi primogénita?
—Si, mi señor, pero el consejero ha insistido en verlo, dice que es un tema que necesita de su pronta intervención— Erik dejó a su hija en el suelo antes de acomodarse correctamente sus ropas— Dice que se trata de los Mässajad.
La sonrisa desapareció del rostro del rey mientras dejaba que los pies de su pequeña tocaran el suelo.
—Voy a regresar lo más rápido que pueda, cariño— su hija besó su mejilla antes de hacer una reverencia y salir en dirección al jardín de su habitación.
Una vez que Erik se aseguró que su primogénita estaba sana y salva en sus aposentos, salió a toda prisa del interior del castillo y no se detuvo hasta estar cerca de Azazel, su consejero.
—Majestad, tiene que ver esto— el hombre de creciente bárbara negra le extendió tres cartas al rey— Son informes sobre los avances de los rebeldes. Nos acaban de confirmar que el grupo es liderado por los Mässajad. Ellos han instalado tropas en los pueblos cercanos a nuestros puertos y la amenaza que nos harán llegar es sobre tomar varios navíos si no accedemos a sus peticiones.
—¿Más exigencias? Ya me casé con su hija, no pueden osar pedir más.
—Quieren principalmente que el hermano de la reina consorte pertenezca al consejo y que le ceda tierras del recientemente conquistado pueblo.
—¿Quieren el territorio donde se encuentran las Zhivot?
—Si, majestad.
Erik evitó sin éxito pensar en Charles cuando escuchó el nombre de aquel clan.
—¿Tienes lo que te pedí?
Azazel le extendió un pequeño pedazo de espejo seguido de una hoja con anotaciones en una lengua desconocida para el consejero.
—Mañana a primera hora deberás partir al reino Dashuria, quiero que le entregues una carta al rey Charles, asegúrate que nadie más que él la tenga en sus manos. Tendrás que esperar a que el monarca me entregue una respuesta, sabes que odiaría que alguien se enterara de que hablamos.
Su consejero no entendía porque su rey le pedía aquel movimiento tan riesgoso si podía comunicarse en secreto con el rey Charles a través de ese espejo, pero por el alterado estado de Erik, prefirió solamente asentir y aceptar el cumplimiento de la orden.
—Lleva contigo a tres guerreros más y asegúrate de que los Mässajad se enteren de esto.
Erik no esperó respuesta antes de encaminarse hasta la habitación de su esposa, la reina consorte Magda.
—Su majestad, no lo esperaba hoy— la mujer de finas facciones sonrió mostrando ligeramente su dentadura.
Esa apariencia angelical en el pasado logró engañarlo, pero ahora estaba más que seguro que aquella mujer era un demonio.
—¿Cuándo me ibas a decir que tu familia estaba causando problemas de nuevo?
—Mi señor, no sé de qué está hablando.
—Dile a tu familia que deje de causar disturbios. Todos estos años he sido muy considerado, acepté casarme contigo para mantener la paz, tenemos una hija que prueba nuestra unión, así que los Mässajad no tienen derecho a exigir que tú hermano esté en la corte.
—Mi señor, yo le juro por Dios que no tengo ningún conocimiento sobre lo que están haciendo, pero si me lo permite iré con ellos y...
—Cometes blasfemia al mencionar a Dios en una mentira— Erik sentía como poco a poco la rabia se extendía por sus brazos en un hormigueo incesante— Solo, hazles saber que si cometen algún crimen para obtener lo que quieren, no tendré piedad. Todos los Mässajad pagarán las consecuencias, incluida tú.
Magda observó sus pies en una muestra de una vergüenza que no sentía, y así permaneció hasta que Erik salió de su habitación.
Una vez se vió sola, tomó su capa verde para poder salir de sus aposentos y sin que nadie la viera logró llegar hasta el jardín trasero que contenía un pequeño sendero, el cual se perdía en dirección al bosque.
La mujer apresuró el paso cuando el sonido del agua se hizo aún más fuerte, llegando en poco tiempo hasta donde una pequeña cabaña se alzaba gloriosa entre tanta naturaleza.
—¡Kin!
Un joven no más alto que su esposo, salió de entre los arbustos. Por su caminar, Magda supo que estaba nervioso.
—¿Qué haces aquí? Si alguien te siguió, estamos muertos.
—Hermano, debes calmar esos pensamientos tuyos— Magda se descubrió la cabeza, observando aliviada al hombre de piel caoba que no dejaba de mover su pie de un lado a otro— Sé que fue imprudente venir hasta acá, pero tenemos que hacer algo. Erik ya sabe sobre su pequeña ocupación en los puertos, también tiene idea de las peticiones que quieren hacer.
Kin negó mientras sentía el temor crecer en su interior.
—Te dije que esto era una mala idea, ese hombre nunca va a permitir que alguien como yo ocupe el trono.
—Hablé con una de las miembros de las Zhivot y ellas están dispuestas a ayudarnos, según en sus palabras odian a Erik por el hecho de asesinar a los hombres de su reino y quieren venganza. Solo necesito que ustedes resistan un poco más en lo que planeamos cómo desestabilizar al reino de Kusintha.
—¿Por qué solo contra el rey Erik? Su majestad Charles también participó en la guerra.
—Ellas no me lo dijeron por más que insistí, pero en todo caso es su problema, no el mío. Siempre y cuando nos sean útiles, no interesa porque están aquí.
—¿Crees que podemos engañar a esas mujeres? —Kin seguía sin estar del todo convencido de las palabras de su hermana—Ellas son muy poderosas, pero el rey tiene mucho apoyo.
—Te dije que lo iba a resolver. Solo confía en mí.
Kin observó a su hermana durante unos minutos antes de acariciarle los largos cabellos con la delicadeza de quién toca una mariposa.
—¿Cuándo cambiaste tanto? Hace unos años atrás era imposible que tú hablases de esa forma, decías que lo bueno de nunca conocer la riqueza era que el amor verdadero vendría siempre a ti.
Magda bruscamente se alejó del tacto de su hermano.
—Todos, por conservar sus reinos y riquezas debían de crear alianzas con personas que sean útiles, y que tengan la capacidad de ser desechadas una vez cumplieran su función —comenzó a hablar Kin sin apartar la mirada del río— Era por eso que ellos jamás tendrían el privilegio de conocer lo que es el amor verdadero, ellos solo podrían entender del amor que se forma por por interés y conveniencia.
—Eso cambió cuando nuestro padre adquirió una buena posición social.
—Aún podemos dejar las cosas tal y como están. Eres reina, tienes dinero y poder, todo lo que padre y madre dijeron que merecías, ahora está en tus manos.
—No quiero las sobras que Erik me da.
—Creí que lo amabas.
—Lo hago, pero a veces querer no es suficiente, al menos el sentimiento no es lo suficientemente fuerte como para detenerme. Mi madre perdió el futuro que tenía por enamorarse, no cometeré el mismo error.
—Entonces vives en una mentira.
—¿Y no todos nos mentimos a veces para ser felices?
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La sombra del corazón | Cherik
FanfictionPara Erik amar nunca había sido un problema, no hasta que conoció a Charles, un ángel echo persona, un hombre dispuesto a morir por sus convicciones, un ser humano dispuesto a amar y perdonar, un rey que era prohibido. Todo lo que alguna vez el mona...