Capítulo 6

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—Creí que jamás iba a llegar, majestad Charles— el rey Erik no quitaba la vista del cuerpo del otro hombre, su mirada era tan intensa que llegó a causar en el monarca de Dashuria escalofríos.

—No podía faltar a nuestra reunión, el tema de las Zhivot es una preocupación importante si su suposición sobre la reina Magda es correcta.

—¿Está seguro que solo vino aquí para hablar de mi esposa, señor Xavier?

—De su esposa, de una posible rebelión para reclamar su trono y por supuesto la repartición de las recientes tierras conquistadas. Claro, si usted quiere pedirme ayuda para combatir a los Mässajad estoy abierto a hacer cualquier trato.

Erik se puso de pie, encargándose rápidamente de dejar escaso espacio entre él y el rey de Dashuria.

—Una noche juntos, eso es todo lo que pido a cambio de ceder en su totalidad las tierras de las Zhivot.

Las mejillas de Charles se tornaron completamente rojas y por más que buscaba las palabras adecuadas para responder a semejante propuesta, simplemente su lengua no se despegaba del paladar.

Charles posó sus ojos en Erik, abriendo ligeramente sus labios.

—Deseo algo más a cambio de lo que propone —El rey de Dashuria sintió a su pecho agitarse ¿Cómo tales palabras habían podido salir de sus labios?— Quiero que abras tu corazón y respondas con sinceridad a todo lo siempre he querido cuestionarte.

Erik sonrió, pero no era su gesto habitual de cortesía mezclada con burla, sino, una muestra de alivio y felicidad que se reflejaba inclusive en el brillo de sus ojos.

—Puedes pedirme lo que desees y te lo daré.

Charles pasó saliva con dificultad, dejando que su mano por inercia tocase la mejilla de Erik, quien al sentir el calor del otro hombre, cerró los ojos, disfrutando del cosquilleo que se extendía por todo su cuerpo.

Tentación fue la palabra que cruzó por su mente al posar sus ojos en los de Erik.

—Si alguien se entera del pecado que estamos a punto de cometer, no van a tener piedad.

—Te aseguro que el bosque guardará el secreto, lo protegerá y gritará nuestro amor, cuando el tiempo sea el correcto.

—¿Amor? Erik, tú no puedes amarme.

El rey de Kusintha tomó entre sus dedos la mano de Charles, trazando el camino hasta su pecho, dónde su corazón latía desbocado.

—Mi corazón no miente.

Ambos sentían el calor de sus cuerpos aumentar y la necesidad de apagar el incendio que crecía en sus corazones al rozar sus labios les invitaba a explorar como conquistadores la piel ajena.

Recorrer las heridas y lunares entre suspiros, era como navegar en aguas turbulentas, dónde cualquier toque podría agitarlos hasta desembocar en una tormenta que podría escucharse en la distancia.

Si el bosque pudiera hablar, lo único que pronunciaría serían aquellos nombres que ahora morían y nacían con cada nueva caricia.

¿Cómo era que se había logrado contener tanto tiempo? ¿Cómo había logrado ignorar el deseo de su corazón cada vez que se encontraban? Erik tenía muchas preguntas que hacerse, pero en ese momento, solo podía sonreír extasiado cuando cada nueva exploración hacía que Charles se agitara inquieto, suplicando que la nueva experiencia jamás terminara.

Y aunque Charles se repetía una y otra vez que el entregarle su cuerpo a Erik sería solo por obtener un poco más de poder, la terrible realidad que envolvía a su cabeza era distinta, su cuerpo y mente sabían que tarde o temprano terminaría por desear más que solo una noche, o por lo menos sus manos y piernas moviéndose por toda la piel descubierta de Erik se lo decían a gritos.

La sombra del corazón | CherikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora