Recordar la noche en que arrestaron a Magda no era agradable por varias razones, la primera era que no soportaba tener la sensación en sus oídos de los gritos y acusaciones que había hecho la reina delante de los guardias, ni tampoco se creía capaz de ignorar la mirada llena de odio que le dedicó a Charles, pero el principal motivo de su rabia era por su hija Nina, después de todo, aquella mujer era la madre de la pequeña que era una de sus razones para vivir y sabía que su niña no iba a soportar ver a Magda en ese estado durante mucho tiempo.
—Tienes que explicarle porque su madre fue llevada como prisionera. Nina es muy inteligente, estoy seguro que va a entender tus motivos—Charles también se veía cansado, pero Erik sabía que estaba haciendo un esfuerzo para darle ánimos.
—Tengo que encontrar la manera correcta de decirlo, no quiero que salga herida.
—Me gustaría quedarme para ayudarte, pero tengo que irme, las Zhivot iban a mandar a su gente a mi reino en lo que encontraban otro refugio. Tengo que recibirlas— Charles deslizó su mano por los cabellos de Erik, quien gustoso aceptó la muestra de cariño—Pero antes de partir, quiero saber que vas a hacer con Magda.
—Hablaré con ella cuando la rebelión en los puertos se tranquilice. Quiero saber donde están sus padres, debo acabar con ellos si quiero que esto se detenga. Después de eso, Kin y Magda les seguirán.
—Supongo que vamos a irnos juntos al menos durante un par de horas.
—No, no quiero que nos vean juntos durante estos días, debemos proteger a tu reino de las Zhivot— Erik dejó que su mano reposara en la cintura de Charles—Después, tendremos todo el tiempo que queramos para estar juntos.
—Tienes razón— Charles cerró los ojos un instante antes de besarle cortamente en los labios—Solo promete que vas a regresar a mi, vivo.
—Lo prometo.
Charles realmente no quería despedirse, pero no podía ignorar las obligaciones de su reino, así que después de recoger sus pertenencias y las de sus hombres, emprendió el regreso a Dashuria, con Kurt y su hijo a ambos costados. El rey no se atrevió a mirar atrás, creía que si lo hacía, no dudaría en detenerse para correr a los brazos de Erik.
Charles no estaba seguro de nada últimamente, pero sí sabía que la incomodidad que se había instalado en su pecho, sólo se aliviaba con la presencia del otro monarca.
—Pronto todo esto va a terminar.
—Espero que así sea Kurt— Charles sabía que su hijo estaba distraído, pero tratar de presionarlo, solo haría que David se alejara más, así que prefirió solo observarlo de lejos.
—Tendremos que detenernos muy pronto.
Charles iba a mostrar su acuerdo con la petición de uno de sus hombres cuando sintió el pedazo de espejo vibrar entre sus ropas, disimulando lo mejor que pudo, se alejó del camino principal hasta llegar a una zona donde pudo leer el mensaje de Raven en paz.
"Las Zhivot se han movido del reino Vaara, antes de que caiga por completo la noche van a estar a las afueras del reino. Es muy probable que se encuentren con los cadáveres de sus hermanas. Debemos de estar preparados para lo peor"
El rey de Dashuria respondió de inmediato.
"Aún puedes huir con mi hijo, aún puedes encontrarte con Azazel y Nina en un lugar seguro. Tienen tiempo para alejarse y regresar cuando todo esté en paz"
Charles solo pudo imaginar el rostro irritado de Raven al leer sus palabras.
"Tenemos prisioneros importantes aquí, no puedo solo irme, sé que no está de acuerdo pero dejarlo no es una opción. Regrese lo más rápido que pueda para luchar juntos", Raven estaba a punto de cortar la comunicación, pero los recuerdos de lo ocurrido aquella tarde le dijeron que era mejor advertir al rey de lo que su esposa ya sospechaba, "Magda le dijo a la reina Moira que usted y el monarca Erik tienen una relación, no he podido hablar con su esposa, pero seguramente no tarda en averiguar si las palabras de esa mujer son verdaderas"
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La sombra del corazón | Cherik
FanfictionPara Erik amar nunca había sido un problema, no hasta que conoció a Charles, un ángel echo persona, un hombre dispuesto a morir por sus convicciones, un ser humano dispuesto a amar y perdonar, un rey que era prohibido. Todo lo que alguna vez el mona...