~Arizona~
La mayoría de mis días la pasaba como ahora, acostada en mi cama con mi cachorro a mi lado, abrazando a mi peluche que Callie me regaló.
Todo aquí me recuerda a ella, sus regalos, ropa que tengo de ella hasta el pequeño cachorro, todo está relacionado a ella.
Mis días se dedicaban a volver del liceo a casa y encerrarme en mi cuarto, cosa que mis padres notaron y me la dejaron pasar, no les importo eso es.
La puerta de mi cuarto sonó y solo dije un débil "Adelante".
— Hola rubia - esa voz, se me hacía muy conocida.
Me di la vuelta para encontrarme con Eliza, la chica que bese en aquel club.
— Hola ¿Qué haces aquí?
— No te alegras de verme? - Pregunto con desilusión.
— Claro que si, solo me sorprendió tu llegada ¿Cómo encontraste mi dirección?
— Tu amiga, me la encontré antes de ayer y me la paso, dijo que andas decaída y pensé en visitarte.
Sonreí.
— Gracias ¿Quién te atendió?
— Tu mamá y-
Ahí mismo entraron mis padres sin tocar, tenían una sonrisa de oreja a oreja.
— Así que tú eres la hija del Señor Minnick? - Pregunto mi mamá.
Asintió.
— Oh tu padre es muy amigo mío, me alegra que seas amiguita de mi hija - está vez hablo papá - envíale saludos, luego de eso salieron.
¿Qué quieren decir con "amiguita?
— Lo haré!
Yo corrí hasta afuera deteniendo a mi madre.
— ¿Qué hacen? - Pregunte molesta.
— Nada, primera vez que te acepto y es así como me tratas? Es mejor que sigas con esa chica por tu bien.
Sin más se alejo de mi, ellos piensan que es ella la chica que pensaban que salía. claro, acepta mi sexualidad por negocios.
Entre nuevamente a mi cuarto y ella me estaba esperando, sonreí y me lo devolvió.
— Les agrado a tus padres?
Asentí.
— Que Pequeño el mundo no? Nuestros padres son colegas.
— Si, loco no?
Asintió.
— Espero que nosotras seamos más que eso... - dijo con un tono de voz seductor.
Yo solo sonreí, no creo olvidar a Callie...
— ¿Quieres hacer algo? - cambie de tema - podemos ver una peli si quieres...no tengo ganas de salir.
— Suena bien.
Le ofrecí varias cosas antes de poner la película, apague la luz y me recosté a su lado, ella es una persona que toma confianza muy rápido así que dejó su cabeza en mi hombro.
— Apuesto que muere primero - dijo mientras tomaba un puñado de palomitas.
Rei.
— No, para mí la chica de rojo - le seguí.
— Veremos, veremos...
Me senté un poco para ponerme de pie y buscar algo de beber ya que moría de sed.