𝓜𝔂 𝓸𝓱 𝓶𝔂! (Spiderdads)

18. Varita

🌟AU Wizarding World.

*Por favor tómese en cuenta que su servidor no ha leído los libros, nunca vió la saga de Harry Potter y solo se vió la trilogía de Animales Fantásticos.

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El sol se había comenzado a ocultar bajo el horizonte, arrojando largas sombras a través del patio, principal de la vieja escuela.

Peter B. Parker, con su sonrisa traviesa y ojos brillantes a través de sus lentes, hacía girar su varita con un gesto elegante. El chiquillo molesto era la personificación de un Ravenclaw, siempre buscando conocimiento y aventura, con la mente tan aguda como el ingenio que bailaba en sus labios. Miguel O'Hara, en cambio, permanecía con un ceño fruncido, su impaciencia evidente en el golpeteo de su pie. Gryffindor en esencia, poseedor de un espíritu ardiente y una determinación terca que se negaba a ser aplacada.

El duelo comenzó, sus varitas emitían chisporroteos brillantes y cascadas de colores mientras chocaban en una muestra de destreza mágica, de egos frágiles. Los hechizos de Peter iban acompañados de comentarios astutos y respuestas ingeniosas, su cinismo brillaba incluso en el fragor de la batalla. Miguel, impulsado por su naturaleza competitiva, respondía con hechizos que con intensidad, sacaban de quicio a su contrincante.

A medida que el duelo alcanzaba su clímax, la habilidad y rapidez mental de Peter le permitieron tomar la delantera, desarmado a Miguel con un bien lanzado Expelliarmus. El rostro de Miguel se contorsionó de furia, sabiendo bien qué había perdido.

Miguel azotó su varita de vuelta en su bolsillo, hirviendo de rabia mientras se alejaba furioso de la arena de duelos. Odiaba perder, especialmente contra Peter. Como el alumno estrella de Ravenclaw, Peter tenía una habilidad extraordinaria para la magia, pero también era excesivamente irritante con sus chistes tontos y su constante buen humor.

Era odioso. Era encantador. Era tan lindo. Y era un dolor de cabeza.

──¡Awww, Miggy, qué pésimo perdedor!── gritó Peter, siguiendo a Miguel cuando salió del lugar. Pero la mueca de Miguel solo se profundizó con cada eco de sus pasos y de la risa de Peter.

De repente, harto del parloteo qué salía y entraba de sus oídos, Miguel se giró y agarró la muñeca de Peter con agarre tenaz, estampándolo contra el primer muro de piedra qué vió.

──¡Te odio!── gruñó Miguel a través de sus dientes y mandíbula apretadas.

──¡Pues yo te odio más!── respondió Peter en un intento de hacer la voz más gruesa y resonante que la de Miguel.

──¡Deja de querer ganarme en todo!

Pero en ese momento, con sus caras tan cerca, Miguel se encontró hipnotizado por los ojos marrones bailarines y el semblante de gatito montuno en el rostro de Peyer. Todos sus pensamientos de ira se derritieron a medida que una sensación más cálida se acumulaba en su pecho. Antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo, un último resoplido dejó su pecho cuando los labios de Miguel se estamparon ferozmente contra los de Peter, pues el Ravenclaw había jalado del borde de su capa para atraerlo hacia su boca.

Al separarse, ambos chicos estaban sonrojados y jadeantes. Una sonrisa se extendió lentamente por la cara de Peter al ver el semblante bobo de Miguel, quien aún tenía los ojos cerrados.

──Ven a mi dormitorio ésta noche── preguntó Peter en voz baja, susurrando contra sus labios.

Miguel solo pudo asentir estúpidamente, demasiado aturdido para hablar o para decir algo cuando Peter lo besó en la mejilla como despedida antes de irse corriendo de regreso a clases.

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