20. Fantasma

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Se dice que, todas las noches al pasar por el callejón de la fuente en el centro, se escucha la dolida voz de un hombre que le canta a alguien; a la luna, a un balcón bajo su plateada luz, a un viejo amor. Muchos cuentan qué lo han llegado a ver incluso, que es un varón alto y robusto qué viste con singular porte un traje de charro azul, y que si posa su mirada sobre alguien, los ojos se le tornan rojos y es imposible escapar de su perdición.

Pero muy pocos sabían la historia del hombre detrás del fantasma del charro enamorado. La historia de Miguel O’Hara.

El sol abrasador golpeaba a Miguel mientras terminaba su trabajo del día en los campos a las afueras del pueblo. A medida que la luz comenzaba a esparcir se por la plaza por la  cual, tocaba distraídamente su guitarra, dándole miradas a ocasionales a la belleza pelirroja que bailaba despreocupada, agitando los olanes de su falda larga. Su sonrisa lo había cautivado al instante, por poco deteniéndolo en medio de la canción. Había una luz alegre en sus ojos azules y en las pecas que salpicaban encantadoramente su nariz. En ese momento supo que estaba enamorado.

O lo creyó, al menos.

Al terminar la tocada, Miguel guardó su guitarra apresuradamente y se apresuró hacia el pueblo, con la esperanza de echar otro vistazo a la misteriosa mujer un día de esos. En el centro, encontró a sus dos mejores amigos, Benjamin y su esposa, Jessica, que sentados en su mesa habitual afuera de la cantina observaban a la gente pasar pero sobre todo, a su pequeño Miles, que corría tras un balón con otra niña rubia.

──¡Compadre, comadre!── les llamó, tomando asiento frente a ellos ──Tengo noticias.

──¿Ya te vas a salir de vivir con tu mamá?── preguntó Ben, dándole un trago a su jarra de mezcal.

──¿Ya te conseguiste un trabajo de verdad?── Jess agregó con una ceja enarcada.

──...¿Por qué somos amigos?── Miguel le robó la bebida a Jess, quien acostumbrada se limitó a rodar los ojos y pedir otra.

──Porque eres un amargado y solo nosotros te aguantamos── le dijo Jess.

──Y porque te queremos mucho, casi siempre── ese fue Ben, que le dió una sonrisa.

──¿Cuáles eran las noticias?──preguntó Jess. Y si antes Miguel lo había mirado mal a ambos, justo en ese momento le volvió la sonrisa al rostro.

──Estoy enamorado── anunció Miguel con una sonrisa radiante en el rostro. Y aquello definitivamente llamó la atención del matrimonio.

──¿De quién?── preguntó Jess.

──Pues no sé su nombre, pero si de algo estoy seguro, es de que será la dueña de mis quincenas── y aquel aire soñador en su voz fue lo que terminó evocando las carcajadas qué sus amigos soltaron.

──Primero que nada, ¿Cuáles quincenas?── rió Jess.

──Y segundo, ¡Cómo te gusta hacerte el tonto y engañarte tú solo, caray, si ya sabemos que te truena la reversa!── Ben se limpió las lágrimas y sintió dolor en el estómago de tanto reír.

──... No entiendo── expresó Miguel arrugando el ceño.

──Que las mujeres no son lo tuyo, pues── le explicó Jess.

──... ¿Estás insinuando qué soy un maricón?── Miguel se puso una mano en el pecho, agitándose tanto que regó un par de tragos de su bebida.

𝓜𝔂 𝓸𝓱 𝓶𝔂! (Spiderdads)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora