29. Persecución

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Miguel se arrepentía tanto de haber actuado sin pensar. Su estúpido buen corazón siempre le jugaba malas pasadas, y ésta estaba a punto de costarle la vida.

Caminaba solo por la acera, llevando las bolsas del supermercado. Iba distraído, pensando en qué preparar para la cena de su hija cuando el grito de una mujer lo sacó de sus pensamientos. Al voltear se encontró con una escena que le hirvió la sangre: un hombre le había arrebatado su bolso a la pobre señora y ahora huía calle abajo. Sin detenerse a pensar en las consecuencias, Miguel dejó caer sus bolsas y echó a correr tras el ladrón. No iba a permitir que se saliera con la suya, así que aceleró el paso y finalmente lo alcanzó, derribándolo de un empujón.

Fue entonces cuando todo salió mal. El tipo sacó una pistola de su chaqueta y ahora apuntaba directo al pecho de Miguel.

──No des ni un paso más o te vuelo los sesos── siseó el ladrón. Miguel alzó las manos, más resignado qué impactado. Aquí terminaba todo, pensó con amargura. Nunca volvería a ver a su pequeña Gabriella.

Fue en ese momento cuando una telaraña descendió del cielo nocturno, enredando la mano del ladrón y desarmándolo. Miguel miró hacia arriba y se encontró con la emblemática figura de Spiderman columpiándose entre los edificios. A Miguel le tembló el cuerpo entero, aún en estado de shock.

──Spiderman...── Miguel titubeó antes de continúar ──Acabas de salvarme la vida.

Spiderman asintió con humildad, fingiendo desinterés. Pero bajo la máscara, Peter B. Parker se sonrojó furiosamente por la manera en que Miguel lo miró, pues Peter estaba seguro, Miguel que era su colega en el área de física cuántica en Alchemax jamás lo miraría de la forma en la cual lo miraba con el traje puesto.

──Solo hacía mi trabajo── respondió Peter, tratando de restarle importancia.

──Insisto, debo recompensarte de alguna forma── Miguel dió un paso hacia el héroe qué colgaba de cabeza frente a él, acortando la distancia entre sus cuerpos ──¿Qué te parece... un beso?

"¡Dí que sí, idiota!" Peter escuchó su propia voz dentro de su cabeza. Un beso, un simple beso de Miguel sería mucho más de lo pudiese haber anhelado antes. Pero Peter tenía grandes responsabilidades, y no podía arriesgarse a revelar su identidad, ni si quiera por Miguel.

──Ehh, no es necesario...── tartamudeó Peter. Miguel pudo notar la agitación que su proposición había causado en el héroe arácnido. Con una sonrisa tranquilizadora, dijo:

──Tranquilo, no será necesario que te quites la máscara.

Dicho esto, Miguel avanzó un paso más hasta quedar a escasos centímetros del héroe. Con cuidadosas manos, Miguel deslizó sus dedos por el borde de la máscara de Spiderman. Peter se quedó totalmente paralizado, observando con ojos bien abiertos mientras Miguel retiraba la máscara hacia arriba, deteniéndose en el puente de su nariz, sólo lo necesario para dejar al descubierto sus labios. Por un instante sus miradas se encontraron, y Peter creyó ver en los ojos de Miguel la misma calidez y deseo que él sentía.

Su corazón latía desbocado cuando Miguel inclinó su rostro y posó sus labios sobre los suyos, en un beso que comenzó tímido pero pronto se volvió más profundo. Peter jadeó contra la boca de Miguel, olvidándose por completo de que aún estaban expuestos a que cualquiera pudiera ver a Spiderman besarse con un civil.

Cuando por fin se separaron, ambos respiraban agitados. Peter no podía creer lo que acababa de suceder. Miguel se apartó lentamente, regresando la tela de la máscara a su lugar. Al ver a Spiderman removerse tímidamente bajo su escrutinio, soltó una risa cristalina.

──Salvas la ciudad todos los días, recién me salvaste el pellejo, y encima besas de maravilla. Dime, ¿hay algo que no sepas hacer, hombre araña?

──Evitar que te metas en problemas, aparentemente── tartamudeo, seguido de una risita nerviosa.

Miguel observó hacia el cielo estrellado con una sonrisa, apenas teniendo tiempo de despedirse cuando su salvador se columpió lejos hasta desaparecer de su vista. Y Miguel, siendo un genio, no se le escaparían los sonrojos constantes en Peter al día siguiente en el laboratorio cada vez que sus miradas se cruzaban. Miguel probaría su hipótesis más tarde, pero estaba bastante seguro que esa nariz aguileña, esa barbilla recién perfilada y esos labios rosas de Peter B. Parker, eran los mismos que había besado la noche anterior.

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*cr. del arte: @cybergrozell en Tumblr.

𝓜𝔂 𝓸𝓱 𝓶𝔂! (Spiderdads)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora