15. Caramelos

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Peter suspiró mientras cambiaba cuidadosamente el pañal de su pequeña hija. Era una época ocupada para él, equilibrando sus responsabilidades como padre soltero con su trabajo y el cuidado de la casa. Ésta noche no era diferente, y esperaba poder terminar rápidamente sus tareas para poder relajarse un rato, tomar una copa de vino, ver alguna película con su bebé, y recibir a los niños de su vecindario que vinieran a pedirle caramelos, pues era noche de halloween y como cada año, Peter había comprado bolsas y bolsas de dulces para recibirlos.

Mientras abrochaba el último botón del mameluco de Mayday, escuchó el sonido del timbre resonando en la tranquila casa. Peter asumió que era otro grupo de niños disfrazados buscando dulces. Con un suave balanceo, acunó a su precioso tesoro en sus brazos y se apresuró hacia la puerta.

Al abrirla, Peter se sorprendió al encontrar a una niña pequeña, no mayor de diez años, vestida con un traje de Spiderman, con lágrimas corriendo por su rostro mientras apretaba un cubo para dulces en forma de calabaza. Podía ver el miedo y la confusión en sus ojos, y su corazón se conmovió de inmediato.

──¡Hola, pequeña!── dijo Peter suavemente, su voz llena de preocupación. ──¿Estás bien? ¿Puedo ayudarte?

La niña suspiró y se secó las lágrimas, tratando de componerse. Había estado caminando por largo rato y corrió a tocar la puerta de la casa que más llamó su atención, pues Peter se había encargado de decorar su frente con luces, inflables que asemejaban sombras de ultratumba y referencias a sus películas de terror favoritas.

──Estoy... estoy perdida── balbuceó con voz temblorosa ──Debía ir a pedir dulces con mi tío, pero me dejó olvidada en la juguetería y no sé cómo volver a casa.

El corazón de Peter se hundió mientras escuchaba su historia. No podía imaginar lo asustada que debía estar, vagando sola en la noche. Sin dudarlo, la invitó a entrar, abrazando un poco más a Mayday en sus brazos.

──Estás segura aquí. Encontremos una forma de llevarte de regreso a casa, ¿de acuerdo?── le dijo Peter con voz suave.La niña asintió, y sus ojos se abrieron brillantes al ver a Mayday en los brazos de Peter.

──Wow... una bebé── exclamó, con curiosidad y asombro en su voz. Peter sonrió con orgullo, un brillo paternal evidente en sus ojos.

──Ella es Mayday── respondió, meciéndola suavemente.

──... Me gusta su pelo. Se parece a esa princesa de Disney que convirtió a su mamá en un oso── Las lágrimas de la chiquilla comenzaron a ceder ──Soy Gabriella, por cierto. Gabriella O'Hara.

──Yo soy Peter. Es un gusto conocerte. Ahora, ¿te parece algo de chocolate en lo que averiguamos como regresarte a tu casa?── Peter extendió su mano libre y acogedora hacia Gabriella, quien la estrechó con revuelo.

Unos minutos más tarde, Peter sostuvo la taza caliente de chocolate entre sus manos, mientras Gabriella se aferraba a su taza con algo de timidez. El suave aroma del cacao llenaba la sala, creando un ambiente acogedor mientras esperaban por una respuesta.

──¿Qué tal el número de teléfono de tu tío?── preguntó Peter. Gabriella frunció el ceño, pensativa.

──No me lo sé── respondió con tristeza. ──Pero... ¡espera un momento! ¡Sé el número de mi papá!

Tomando su teléfono, Peter marcó el número de Miguel O'Hara y esperó nerviosamente mientras el tono sonaba al otro lado de la línea. Después de unos segundos, finalmente alguien contestó.

𝓜𝔂 𝓸𝓱 𝓶𝔂! (Spiderdads)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora