Nunca me había sentido tan incómoda en un lugar, Somi me había traído a una cena en casa de la persona que peor me cae y para colmo esa persona era novia de la mujer más hermosa del universo. Yo ni siquiera participaba en la animada conversación durante la cena, me limitaba a sonreir cuándo Somi o alguien más se dirigía a mi pues realmente no quería estar ahí, lo único bueno es que Mina no estaba, por lo que me había contado Sana nunca la involucraba con cosas del trabajo, y quizás por eso era Jihyo la que estaba sentada a su lado, la cardiologa se veía muy feliz de estar ahí y eso me dio una ligera esperanza de que Sana terminara con Mina y entonces yo podría revelarle mis sentimientos.
Cuándo por fin me armé de valor para disculparme y retirarme de aquel tortuoso lugar la presencia de pelinegra me interrumpió, se veía tan cansada, quizá tuvo un día de trabajo exhaustivo pero a pesar de eso me parecía el ser más precioso del universo, cuándo ella notó mi presencia sus ojos demostraban confusión lo cuál me hizo sonreír por inercia y también dándole una mirada de que no sabía lo que sucedía. La voz de Sana me devolvió a la realidad y sentí mi corazón ser apuñalado repetidas veces cuándo la castaña recibió tan calidamente a Mina, mi mirada viajaba entre la doctora Park y la ojiazul para intentar entender qué sucedía pero nada, ¿Quién se supone que sobra en ésta habitación?
“Al parecer tú, Son Chaeyoung” Es lo único que llegó a mi mente mientras veía a Sana arrodillarse frente a Mina con una cajita que cuando abrió tenía un anillo poco modesto. “¿Me quedo? ¿Me voy? ¿Le grito a Mina que es una idiota si acepta?” Bueno al menos no fui la primera en salir de el comedor pues aunque todos estaban con su mirada fija en las dos protagonistas pude notar cómo al final de la mesa Park Jihyo salía casi corriendo y cubriendo su boca con una de sus manos, tampoco iba a soportar esto, así que sin decir alguna palabra pasé aún lado de las dos japonesas sintiendo cómo la mano de la pelinegra rozaba la mía, quizás por accidente o quizás en un intento de no dejarme ir, pero no fue suficiente porque yo seguí con mi camino hasta la gran entrada del hogar que Mina compartía con su novia, mejor dicho con su prometida...
— Chaeyoung — Escuche cómo llamaban por mi nombre pero no podía parar de caminar, no quería parar de caminar, pero la dueña de la voz fue más rápido hasta por fin tomarme del brazo impidiendo que siguiera adelante. — No te vayas por favor, ella no sabía nada de esto. —
Momo me tomó del rostro para poder verme notando así las lágrimas que corrían por mis mejillas de manera silenciosa. — Fui una estúpida por haberme ilusionado, ella nunca me vio más allá de su amiga y ahora yo sola me rompí el corazón. — Ya no aguantaba más y me lancé a los brazos de la japonesa para llorar desconsoladamente.
—¿Chaeyoung por qué te fuiste así? — No quería lidiar con Somi, así que la ignoré para poder seguir llorando en los brazos de Momo. — ¿Por qué lloras? Acaso tú... ¿Te gusta la doctora Minatozaki. — Iba a responderle que primero muerta antes de sentir algo positivo por esa mujer pero la voz de la japonesa me ganó.
— Sí, estaba muy enamorada por eso está llorando así que vete de aquí, que ni siquiera sé quién eres. — Al parecer Momo también estaba molesta pues su voz lo demostraba pero ojalá fuera tan fácil sacarse a Somi de encima.
— ¿Quién te crees que eres? Yo soy la novia de Chaey...— Me aparté rápidamente de el cuerpo de mi mayor para confrontar por fin a la rubia.
— ¡Ya Jeon Somi! No soy tu novia, no soy tu cita, no soy nada más que tu superior, así que superalo y largate de aquí... Y no te atrevas a volver a hablarle así a la señorita Hirai porque es mayor que tú. — Mi pecho subía y bajaba con irregularidad por tantas emociones que descontrolaban mi respiración y al Somi ver que mis palabras iban enserio nos fulminó una última vez con la mirada para irse directamente al interior de la casa.
— Ven, te llevaré a casa, y veras que las cosas mejorarán para mañana, todo esto debe de ser un error. — La japonesa pasó uno de sus brazos por mí cintura para ir hasta su auto.
Mientras ella conducía yo mantenía mi cabeza recargada en el cristal de la ventana hasta que después de varios minutos pensando me armé de valor y saqué mi celular abriendo la aplicación de mensajes de texto.
Minari ♡ ›
Te lo he dicho muchas veces, eres una idiota, y si aceptaste esa propuesta, lo eres aún más, quizás te preguntes ¿Por qué me fui de tal manera? ¿A caso no debería de estar feliz por mi amiga? Y es que simplemente no puedo, no puedo ser feliz cuándo estás con alguien que te ha hecho tanto daño, con alguien que te ha engañado e incluso tu lo sabías, no puedo estar feliz por ti porque no te veo cómo una amiga. Desde el primer momento en que te vi ya quería casarme contigo, y cuándo te conocí mejor aún quería casarme contigo, y eso hizo que me ilusionara con poder estar contigo, y no te estoy culpado, eres una mujer encantadora, cualquiera se enamoraría de ti, pero tú ya elegiste con quién estar el resto de tu vida y yo no puedo hacer nada. Estoy encantada de haberte conocido Minari, pero no puedo seguir en un lugar dónde no notan mi corazón, así que es mejor tomar caminos separados, mis pensamientos gritaran tu nombre hasta volverte a ver o quizá te supere rápido, no lo sé. Espero que esta sea solo la primera página no dónde la historia termina. Espero un día poder verte y no sentir más mariposas. Hasta pronto Minari.
10:29pm
Las lágrimas seguían corriendo silenciosamente porque en realidad no quería alejarme, no quería que ella estuviera enamorada de nadie más, no quería que alguien... que Sana fuera quién esperaba por ella, pero lo que yo quisera no importaba. Volví a dar un vistazo a su chat y no hubo respuesta, quizás ella estaba celebrando su nuevo compromiso. No me di cuenta de en que momento llegamos a mi departamento pero con una ligera y falsa sonrisa le agradecí a Momo por traerme y con la promesa de que estaría bien y que le llamaría si eso cambiaba por fin me dejó salir.
Dentro de mi hogar por fin me derrumbe sobre mis rodillas intentando salir de este mal sueño pero no sucedió así que con algo de fuerzas tomé una de mis maletas y comencé a guardar todo lo esencial. Ni mi trabajo, ni mis cuadros, nada me importaba ya más que estar lo más lejos de aquí, pues incluso si volviera al hospital tendría que encontrarme con la doctora Minatozaki y no podía soportar eso. Devuelta en la calle frente a mi edificio llamé un taxi indicándole ir hasta el aeropuerto.
— Hola, Dahyun unnie, ¿Podrías ayudarme?... Por favor guarda el resto de cosas que dejé en mi apartamento, tienes la llave así que... No, no sé si volveré... Cuándo llegue a Corea cuento todo, ahora estoy muy cansada, Te quiero. — Colgué la llamada y el silencio se hizo presente lo cuál solo me hizo revivir todos los momentos en los que yo me iba ilusionando con Mina...
